El Presidente no cruzó mensajes con Cristina Fernández de Kirchner y mantuvo escaso contacto con Sergio Massa, mientras Santiago Cafiero, Juan Manuel Olmos y Julio Vitobello fueron clave al momento de resolver las designaciones de Tolosa Paz, Olmos y Mazzina
Alberto Fernández no tuvo una sola reunión en Olivos para debatir con su círculo político los eventuales candidatos a ministros de Trabajo, Desarrollo Social y Mujer. El Presidente agotó las baterías de su celular para enviar chats y cambiar llamadas telefónicas con Santiago Cafiero, Juan Manuel Olmos y Julio Vitobello, pero evitó la comunicación con Cristina Fernández de Kirchner a través de Telegram y planificar un cónclave con Sergio Massa para escuchar sus opiniones y recomendaciones.
Alberto Fernández se aisló en la quinta presidencial. Y esa actitud personal conmocionó, atemorizó e irritó a todos los socios activos del Frente de Todos.
Kelly Olmos en Trabajo y Victoria Tolosa Paz en Desarrollo Social sólo tendrán el apoyo de la CGT oficial y los movimientos sociales que aún acompañan al Presidente. Cristina aguardará su tiempo para actuar adentro y afuera del Gobierno y Massa optó por la lejanía política respecto a las decisiones que se tomaron en la soledad blindada de Olivos.
Santiago Cafiero actuó como un jefe de Gabinete en las sombras, mientras Juan Mazur se refugiaba en un pueblito de La Rioja sin contacto frecuente con Alberto Fernández. Manzur seguirá el camino de Juan Zabaleta, Elizabeth Gómez Alcorta y Claudio Moroni: ya cuenta las horas y espera su coartada política.
Julio Vitobello -secretario general de la Presidencia- es el sostén anímico del jefe de Estado. Y se encarga de atender las llamadas que descarta Alberto Fernández. Vitobello siempre responde en el mismo tono y da las disculpas de ocasión al factor de poder que se siente olvidado y maltratado por el Presidente.
Kelly Olmos y Tolosa Paz son militantes peronistas que responderán a las órdenes directas de Alberto Fernández. Pero no sirven para ensanchar la base de sustentación de un gobierno acosado por las internas palaciegas, la frustración y el instinto unipersonal de supervivencia.
Los futuras ministras conocen la lógica partidaria y saben qué sucede entre el Presidente, CFK y Massa, dos ventajas coyunturales que se agotarán cuando Pablo Moyano y Juan Grabois abran su partida con Gambito de Dama. Moyano y Grabois planifican sus aperturas con La Cámpora.
En todas las crisis de Gabinete, Alberto Fernández se quedaba en la quinta presidencial y mantenía reuniones sucesivas con su equipo más cercano: Cafiero, Vitobello, Vilma Ibarra, Sergio Massa, Juan Manuel Olmos, Anibal Fernández, Gabriel Katopodis, Agustín Rossi, Gabriela Cerruti y Juan Pablo Biondi (antes de su renuncia).
En esta crisis política, que se engulló a los ministros de Trabajo, Desarrollo Social y Mujer, Alberto Fernández se quedó sólo en Olivos. Y ayer a la mañana, finalmente, invitó a Cafiero, Olmos, Vitobello y Cerruti. Ese fue su círculo íntimo, que operó con sus celulares, todo el fin de semana largo.
Cafiero atendió al Presidente de día y de noche en su teléfono móvil. Olmos -vice jefe de Gabinete- abandonó Cariló y gastó las baterías de su celular cruzando información y hablando con Kelly Olmos para ofrecerle la cartera que dejó vacante Claudio Moroni.
Vitobello mantuvo abiertos los contactos con todos los protagonistas del Frente de Todos y Cerruti trataba de contener a los periodistas que hostigaron su WhatsApp cuando comprendieron que detrás de Gomez Alcorta tambien se iban Moroni y Zabaleta.
En esta crisis política, Ibarra no fue de la partida. Sufre hastío y dolor. Pero juró ser secretaria Legal y Técnica hasta el final. Kelly Olmos, Tolosa Paz y Ayellén Massina juran el próximo jueves en Casa Rosada. Será la tercera asunción de ministros en 101 días -antes sucedió con Silvina Batakis y Massa-, y en Balcarce 50 no creen que sea la última ceremonia de recambio hasta el 10 de diciembre de 2023