La demanda de artículos para decoraciones navideñas comenzó esta semana en comercios de peatonal Junín y los primeros movimientos de los clientes evidencian una fuerte tendencia a adquirir adornos y dejar de lado la renovación completa de los tradicionales “arbolitos”. Pese a ello, los comerciantes aseguran que las ventas son “buenas” y esperan el pico para el 7 y 8 de diciembre.

Lo más demandado en el comercio, ubicado en la esquina de Junín y La Rioja, eran luces, boas, lametas y esferas. Aunque también revelaron que algunos clientes muy selectos se inclinaban por el árbol tiranieve, que hasta ayer tenia un costo de $299.900 al contado o en seis cuotas fijas a $61.480.
Por su lado, el propietario de la librería y regalería La Llave del Chaco, José Creiman, contó que por estos días la demanda se concentra en luces, flores para centros de mesa y bolas. “Tenemos muchas preguntas y notamos que la gente busca precio”, relató en contacto con este medio.

Desde el local, situado sobre peatonal Junín entre San Juan y Mendoza, comentaron que la adquisición de un arbolito de pino canadiense (recomendado de la casa) mediano puede requerir inversión de $90.000, con adornos básicos. Mientras que el más costoso llegaba a $150.000.
Ambos comercios comentaron que los horarios hasta el 8 de diciembre serán los mismos que manejan los locales en general.
En otro comercio, ubicado frente a plaza Vera, un polirrubro ofrecía árboles desde $3.900 a $22.000. Mientras que los adornos por pack desde $800. En otro negocio de la competencia había bolas de mayor calidad a $8.000.

El origen
El origen de esta tradición en el país data de hace más de 200 años. El primer árbol de Navidad, se estipula, fue construido por un irlandés en una plaza pública en 1807. El extranjero había llegado a América Latina proveniente de Estados Unidos y decoró el pino de acuerdo a la costumbre arraigada en su país de origen. A partir de allí, otros lo copiaron. Esta historia se ve reforzada por la leyenda de que los pueblos celtas, como los irlandeses, tenían por costumbre adornar un roble por la llegada del solsticio de invierno.
Los celtas identifican la fecha con el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad, objeto de adoración durante esas épocas por la llegada del invierno. Es por esto que tenían la costumbre de adornar un árbol al que denominaban “Idrasil” (Árbol del Universo) en ofrenda a su dios para asegurarse el regreso del sol durante el verano. Con el advenimiento del cristianismo, la leyenda se readaptó y la tradición se ajustó al nacimiento de Cristo. El árbol original emergió como una representación del amor de Dios y su forma triangular se la asoció a la Santísima Trinidad.