El Estado Islámico reivindicó el terrible tiroteo en una sala de conciertos de un centro comercial en las afueras de Moscú, que este viernes causó al menos 40 muertos y un centenar de heridos.
Así lo informó la agencia Amaq, órgano de la organización yihadista, al afirmar que “los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en la ciudad de Krasnogorsk, en las afueras de la capital rusa, Moscú”.
El escueto comunicado agrega que “mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción en el lugar antes de retirarse a sus bases de manera segura”, no brindando mayores detalles del atentado.
Tras uno de los ataques más graves sufridos en Rusia en las últimas dos décadas, la Guardia Nacional Rusa (Rosgvardia) busca a los terroristas que perpetraron el atentado en la sala de conciertos donde actuaba el grupo de rock Piknik.
En las imágenes colgadas por testigos en las redes sociales se ve cómo varios hombres disparan contra la gente a su entrada en el centro comercial y los cuerpos de varias víctimas yacen en el suelo, bañados en sangre.
Ucrania se había desligado del atentado
Poco antes de que el Estado Islámico reivindicara el ataque, Ucrania se había desligado del mismo, en el marco de la guerra que mantiene con la Federación Rusa.
Fue el asesor presidencial ucraniano, Mijailo Podolyak, quien afirmó que Kiev no tuvo nada que ver con el atentado de este viernes en la sala de conciertos cerca de Moscú.
“Seamos claros: Ucrania no tuvo absolutamente nada que ver con estos acontecimientos”, había asegurado Podolyak en un mensaje de vídeo publicado en Telegram.
“Tenemos una guerra total, a gran escala, con el ejército ruso y con la Federación Rusa como país. Y a pesar de todo, todo se decidirá en el campo de batalla”, señalaba el asesor de Volodímir Zelenski.