(Corresponsalía Buenos Aires)El Senado le propinó esta madrugada un duro revés al Gobierno nacional al rechazar el Decreto de Necesidad y Urgencia que le otorga fondos millonarios a la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) y aprobar el proyecto que actualiza y blinda el presupuesto de las universidades públicas.
La caída del DNU comenzó a gestarse hace unas semanas atrás pero la Casa Rosada, acostumbrada a jugar al límite, recién ayer planteó una salida a la cuestión para evitar que el tratamiento del polémico decreto desembarcara en el recinto este jueves. La jugada fue propuesta por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en un encuentro en Casa Rosada que encabezó el presidente Javier Milei.
La movida consistió en pedir una sesión especial secreta con el objetivo de quitar del temario oficial el DNU de la SIDE. El pedido ingresó por la tarde al Senado y fue recibido por la vicepresidenta Victoria Villarruel que lo puso a consideración de los bloques. Con picardía, los radicales disimularon jugar en favor de Balcarce 50, pero finalmente –esta vez- no apoyaron la movida del oficialismo.
Eso permitió que quede en minoría la solicitud del Ejecutivo y que el DNU pueda ser sumado al plan de sesión que se aprobó ayer en la reunión de Labor Parlamentaria con apoyo del kirchnerismo, logrando los dos tercios necesarios para plasmar la jugada. “Los radicales se dieron vuelta”, decían oficialistas en los pasillos del Senado ayer por la tarde.
El DNU de la SIDE fue dictado el pasado 23 de julio, luego de que la cúpula del Ejecutivo decidiera la disolución de la antigua AFI (Agencia de Federal de Información) y restaurara la vieja SIDE (nombre que el organismo ostentó en tiempos de la dictadura).
El decreto le dio cien mil millones de pesos de fondos reservados (es decir: secretos, sin obligación de dar cuenta de ellos) a la flamante secretaría que quedó en manos de Sergio Neiffert, a quien lo vinculan con Santiago Caputo, asesor principal de Milei.
El Gobierno ahora se enfrenta al dilema de ver cómo soluciona ese agujero fiscal porque muchas voces, entre ellas, la del senador Martín Lousteau (UCR – CABA) aseguran que el grueso de ese fondo ya se gastó (hablan específicamente del 80 por ciento).
El rechazo se produjo pasadas las 02:15 del viernes: fue por 49 votos frente a 11 positivos para mantenerlo vigente y dos abstenciones. Fue la primera vez que el Congreso rechaza un DNU.
El segundo golpe vino por el lado de las universidades. La ley no solo incrementa el presupuesto, sino que incluye una recomposición para los docentes y no docentes. Esto generará un impacto fiscal de 735.598 millones de pesos, lo que implica el 0,14 por ciento del PBI, según informó la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC).
El texto sancionado establece que el Poder Ejecutivo tendrá que actualizar desde el 1 enero de 2024 y hasta el 31 de diciembre de 2024, de forma bimestral, el monto de los gastos de funcionamiento de las universidades nacionales por el Índice de Precios al Consumidor informado por el INDEC.
De acuerdo a la OPC, la actualización de partidas del 2023 según el IPC es de 210.742 millones de pesos; el ajuste bimestral de los recursos para 2024 es de 86.254 millones de pesos, en tanto que para salarios los fondos oscilan en los 441.600 millones de pesos.
De todos modos, el Gobierno ya advirtió que podría vetar esta ley como sucedió con el aumento de las jubilaciones. Pero de proceder de esa manera, el oficialismo quedará a merced de otra masiva movilización como sucedió a principios de abril con la Marcha Federal Universitaria. Durante el mediodía del miércoles tuvo una pequeña dosis con una manifestación de estudiantes frente al Palacio Legislativo.
La aprobación fue por 57 votos afirmativos, 10 negativos y una abstención. Para la Casa Rosada, el 0,14 por ciento atenta contra la política de déficit fiscal a la que apunta el ministro de Economía, Luis Caputo.