EL PERIODISMO DE RIVER ADVIERTE: EL EQUIPO DE GALLARDO NO TIENE RUMBO

(Corresponsalía Buenos Aires/ Fuente la Pagina Millonaria) – La incertidumbre se apodera de River. Con 13 partidos jugados en lo que va del 2025, el equipo de Marcelo Gallardo sigue sin aparecer, sin ofrecer certezas ni convencer a su hinchada. Así lo expresa con crudeza el periodista Nicolás Distasio en su columna de opinión publicada en La Página Millonaria, donde expone el desconcierto que provoca el conjunto de Nuñez, capaz de ganar, empatar o perder con cualquier rival sin una línea clara de juego. “No se puede entender ni aceptar este momento futbolístico tan irregular e inestable”, sentencia el periodista, poniendo en palabras lo que muchos hinchas piensan.

El River de Gallardo: 37 partidos, 50 millones y demasiadas excusas

Desde el regreso de Napoleón, es más fácil encontrar pretextos en conferencias de prensa que cotejos bien jugados. La cantidad de encuentros ya se asemeja a una temporada local completa, tiempo suficiente para que el reclamo del hincha desborde de sentido, apoyado también en la enorme cantidad de dinero que se gastó en refuerzos. Un cuadro de situación que atraviesa al DT, los futbolistas y a otros protagonistas que suelen esquivar el radar de las responsabilidades y es hora de poner bajo la lupa: la secretaría técnica y el área física. Este River mediocre le tiene que rendir pleitesía al formato del torneo.

Las falencias del equipo son evidentes. River juega mal. No tiene funcionamiento colectivo y depende demasiado de sus individualidades. Distasio remarca la falta de conexiones entre defensa, mediocampo y ataque. La zaga central sigue siendo un misterio, los laterales y volantes por afuera no logran coordinarse y ni siquiera está definido quién debe acompañar a Enzo Pérez en la mitad de la cancha. Arriba, Miguel Borja se encuentra aislado y sin un socio que lo ayude a potenciar su juego. “River se convirtió en un equipo de buenas intenciones pero malas resoluciones”, resume el periodista en una frase lapidaria.

Marcelo Gallardo intenta calmar las aguas pidiendo paciencia y recordando que la construcción de un equipo lleva tiempo. Sin embargo, el “mientras tanto” preocupa. Los hinchas, acostumbrados a ver un equipo competitivo y dominante, se encuentran con un conjunto que no genera entusiasmo. Apenas se rescatan algunos momentos de buenos rendimientos, como el segundo tiempo ante Independiente o el partido contra Atlético Tucumán, pero esas actuaciones parecen la excepción y no la regla. Por eso, los silbidos en el Monumental ya no sorprenden. Contra San Lorenzo, Estudiantes y Rosario Central se repitieron las muestras de descontento, algo que hasta hace poco parecía impensado para un equipo dirigido por Gallardo.

El esquema táctico también genera dudas. El 4-1-4-1 no está funcionando y algunas decisiones del entrenador han resultado contraproducentes. Rodrigo Aliendro jugando por izquierda con perfil cambiado no dio resultados, la defensa queda expuesta y Maxi Meza no rinde cuando juega como extremo. Mientras tanto, los jóvenes Franco Mastantuono e Ian Subiabre son los que más intentan desequilibrar, a pesar de su inexperiencia. En este contexto, la llegada de Kevin Castaño genera expectativas, pero es un error pensar que su sola presencia resolverá los problemas estructurales del equipo.

El panorama se torna aún más complejo con el debut en la Copa Libertadores a la vuelta de la esquina. El miércoles, River visitará a Universitario en Perú en el inicio de un sueño que, a esta altura, parece poco probable. “Esta realidad no nos hace sentir candidatos”, admite Distasio en su columna, reflejando el sentimiento de muchos hinchas que ven a su equipo apagado, sin juego ni intensidad. Sin embargo, la fe sigue intacta. La esperanza de que River pueda reinventarse y recuperar su identidad futbolística está latente. La Copa será la gran prueba de fuego para Gallardo y sus jugadores. Es hora de despertar y demostrar que este plantel está a la altura de los desafíos que se avecinan.

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