Para iniciar el desarrollo del tema, se plantea un ejemplo fundado en la política energética que deja expuesto inmediatamente una problemática con resultados más gravosos y que impactan sobre todo el desarrollo provincial.
UN EJEMPLO
En términos Nacionales, la extinción de las concesiones sobre varias centrales hidroeléctricas del Sur del País (11/08/2023), abrieron un conflicto sobre el futuro de la administración de esas centrales que están vinculadas con los recursos naturales que las provincias deben administrar en un todo conforme a la reforma constitucional de 1994 (art Nº124).
En este sentido anterior y sintetizando, el argumento Nacional que se opone a la provincialización total de las represas, es la necesaria definición de políticas energéticas integrales, es decir de alcance nacional. Las posiciones Provinciales, antagónicas a esta lógica anterior, persiguen evitar el unitarismo energético en el que terminaron las políticas nacionales.
La energía hidroeléctrica se ha utilizado para “modular” el precio promedio de del mercado eléctrico mayorista, remunerado a estos generadores de una forma absolutamente contraria a los intereses de las provincias generadoras. Esta manipulación del precio junto a un combo de subsidios cruzados, ha permitido sostener beneficios en determinados lugares del país.
RELACIONES PATOLÓGICAS
El problema que se plantea, en este ejemplo anterior en particular y aun en términos generales, tiene que ver con un modelo de relación entre Nación y Provincias que resulta absolutamente agotado ante el abierto rechazo social de sus consecuencias.
En los años 80 se sanciono la última ley de coparticipación que debía ser provisoria, sin embargo, nunca es un buen momento para modificarla. Luego en los años 90 se definió el régimen de regalías, este modelo deja en general a las provincias en un régimen permanente de crisis de tal forma que no pueden sostener los requerimientos sociales mas básicos, de manera tal que es correcto afirmar que el actual modelo de relacionamiento de las provincias, tanto con la nación como con sus recursos naturales, es insustentable.
La reversión de este vínculo, es un camino que parecería ser oportuno iniciar ya mismo, se plantea un tránsito hacia un escenario donde las provincias capten necesariamente la renta de sus propios complejos de recursos naturales (agua, minerales, hidrocarburos, explotaciones agrícolas ganaderas, etc.) caso contrario se seguirá adelante con este federalismo aparente.
Es en este punto donde debemos señalar enfáticamente que es en este modelo extractivo neocolonial, se ven deglutidas todas las legitimidades políticas e institucionales debido a la pauperización inducida por la escasez (y discrecionalidad) constante de los recursos económicos.
Es el sendero del “Federalismo de concertación”, el que hay que transitar, cuyo horizonte te lleva (en el esquema conceptual) a las facultades concurrentes previstas en la modificación de la Constitución Nacional entre la Nación y Provincias, estableciendo desde la Nación, supuestos mínimos y desde las Provincias su propia impronta.
EL USUFRUCTO DE LA PROPIEDAD
Es claro el sesgo extractivista de la forma en la que se pensó, oriento y definió el usufructo del recurso (la explotación), en el caso de Entre Ríos, la energía generada se transporta a través de líneas de 500 KV que cruzan la provincia desde Este a Oeste hacia lugares lejanos, sin ninguna derivación en nuestra provincia, la primera bajada era Santo Tome (Santa Fe), lo mismo ocurre con el tránsito de la energía producida por Yacyreta, que con idénticas características técnicas, atraviesa nuestra provincia desde el Norte hacia el Sur sin aportar en nada al desarrollo que seguimos esperando.
Es cuando vemos claramente que el federalismo es solo una consigna… en los hechos la realidad es otra…
Somos el paradigma de ese “federalismo inverso” o “falso federalismo”.
Es que finalmente debemos entender que esto es parte de un código de “convivencia” que, en acabada muestra de imbecilidad, hemos aceptado y resulta ser todo lo contrario a federalismo: es un anti federalismo lacerante.
No existen grises en este tema, mientras desde los ámbitos nacionales (la metrópolis), se sentencia que cualquier intento de reclamar por el usufructo de nuestros complejos de recursos naturales, es incumplir la Constitución Nacional o atentar contra la República, nosotros venimos a plantear y reclamar desde “LA POLÍTICA”, reformular este código de convivencia que se nos sentencia al subdesarrollo.
Este “trato” que cuestionamos, solo consiste en un federalismo aparente o un unitarismo real…
ORO POR BARATIJAS – la esencia del intercambio
En los primeros años de la exploración y colonización de América, hubo muchas expediciones que no tuvieron como objeto poblar o conquistar territorios, simplemente eran expediciones exploratorias o para «rescatar» (comerciar) sin ninguna intención de quedarse. El objetivo era recabar nuevos datos, explorar geográficamente los nuevos territorios y entablar relaciones con los nativos, que eran precisamente quienes mejor conocían el lugar donde vivían. Por ello, para atraérselos, se les invitaba a intercambiar cascabeles, cristalitos de colores y otras baratijas por los pequeños adornos de oro que llevaban los nativos en su cuerpo además de preguntarles que de donde habían sacado ese material.
En la actualidad, para muchos ese intercambio era ilícito y suponía un engaño de parte del malvado y ávaro español que engañaba al inocente y tonto nativo que desconocía el valor real del oro y el de esas baratijas.
Vienen a decir que para el europeo esas baratijas no tenían prácticamente valor y sin embargo obtenía a cambio los pequeños adornos de oro que los nativos llevaban encima y que sí tenían mucho valor.
Podemos asegurar que hasta ahora “Nos arreglaron con espejitos de colores”…
La consigna es reclamar el usufructo de nuestros recursos, transitar desde nuestra condición de nuda propietarios a la de efectivos propietarios de nuestros complejos de recursos naturales.