En diciembre de 2021 Bernarda Llorente, presidenta de Télam, entrevistó al expresidente Ignacio Lula da Silva, cuya candidatura hoy lidera todas las encuestas electorales del país vecino. A las puertas de los comicios, los principales conceptos del estadista regional expresan vigencia absoluta.
Dos veces Presidente, aspirante a un tercer mandato, el favorito en todas las encuestas y aspirante a un tercer mandato, da cuenta en su análisis de una mirada regional amplia capaz de proyectar un enorme futuro posible.
Lula sabe de dificultades y eso no lo amedrenta. Encarcelado durante 580 días entre 2018 y 2019 a causa de dos procesos judiciales apócrifos, que la propia Justicia de su país anuló en 2021, demuestra la plena vigencia de conceptos y principios que lo caracterizan.
En un mundo crecientemente desigual, el actual candidato del Partido de los Trabajadores expresa la voz de las mayorías postergadas. Pero también la ética, la fortaleza, la superación, la concientización política sostenida desde la base misma de su formación obrera como tornero, con una convicción que mantuvo y reforzó hasta su desempeño en la Presidencia del Brasil.
“Cuando Brasil y Argentina se encuentran, ayudamos a Sudamérica y a América Latina”, planteó, entre otros puntos, a lo largo de la entrevista cuyos tramos se reproducen a continuación.
“Los pobres son la solución, no el problema. Tengo esa misión en mi consciencia. Mejorarle la vida del pueblo. El pobre tiene que estar en el presupuesto. Cuando el Gobierno se sienta en la mesa para elaborar el presupuesto tiene que saber cuál es la parte de los pobres. Porque si se lo deja a lo último, esperando ver lo que sobra, no va a sobrar nada. Sé que si gano las elecciones voy a trabajar con Alberto Fernández y vamos a poder probar que seremos capaces de presentarle al mundo una propuesta de desarrollo que pueda darle dignidad a nuestros pueblos.”
“Tenemos que colocar a la sociedad dentro de la economía y dentro del presupuesto. Tenemos que creer en la formación profesional de la juventud. Fomentando el crecimiento económico se pueden generar las oportunidades de empleo que tenemos que crear. Las universidades van a tener un rol en la redefinición de la empleabilidad de la juventud, que hoy está desesperanzada. Tenemos que tener la humildad de reunir a todos los sectores de la sociedad e intentar ofrecer a esta juventud la seguridad –ya no la esperanza, la seguridad- de que tendrá un futuro con formación profesional. Si esto no es así, no vamos a tener salida en el corto plazo para lidiar con la juventud argentina, con la juventud brasileña, que está muy carente y muchas veces muy desesperanzada.”
“Cuando se habla de la industria digital todos saben cómo funciona eso. La industria de datos en el mundo hoy está entre EEUU y China: ellos tienen el 90% de las informaciones de esta industria, que transformará a los seres humanos en algoritmos. O sea, van a decidir muchas cosas por nosotros. Van a pensar por nosotros. Eso es muy malo y muy desagradable. ¿Qué debemos hacer? Argentina, Brasil y los países de la región debemos juntar las universidades, reunir a los empresarios y a los gobiernos para intentar asumir los desafíos del nuevo empleo que tenemos que crear.”
Sólo puedo volver a ser presidente de Brasil para mejorarle la vida al pueblo. Tengo que crear más empleo, terminar con la desigualdad. Ya lo hicimos una vez y podemos hacerlo de nuevo. Tengo un lema: una cosa es poco dinero en la mano de muchos, eso se llama distribución de riqueza; otra cosa es mucho dinero en la mano de pocos, se llama concentración de la riqueza. El éxito de Brasil y de la Argentina es hacer que los pobres tengan recursos para que se conviertan en trabajadores y consumidores, y cuando el pobre se convierte en consumidor, cuando puede comprar comida, ropa, un auto, y la economía avanza.
Aquí en América latina discutimos mucho, hacemos demasiados discursos, pero tardamos en poner en práctica las cosas. Sinceramente, si vuelvo a ser presidente de Brasil, volveré con muchas más ganas, con mucha más experiencia, y me dedico todos los días para que si eso sucede cambiemos realmente nuestros países. Nosotros no podemos seguir siendo la región más pobre del mundo. No podemos seguir siendo la que tiene más analfabetos, la que tiene más hambre. Eso no es posible. Depende de nosotros. Y yo pretendo, junto con otros compañeros, cumplir con nuestra parte.
Cuando yo creé Unila (Universidad Federal de la Integración Latinoamericana, con sede en Foz de Iguazú) soñaba con una gran universidad latinoamericana para que creáramos una doctrina latinoamericana, con profesores latinoamericanos en el estudio de América latina, para que tuviéramos un ejemplo de creatividad. Lamentablemente, Unila funciona, pero en mucho menor medida de lo que yo preveía.
Latinoamérica no nació para ser pobre eternamente. Vamos a tener que convertirnos en una región desarrollada y eso depende de nuestros gobiernos. No necesitamos depender de los Estados Unidos, de Inglaterra o de China. Tenemos que depender de nosotros mismos”.
Los límites a la construcción de esa alianza es la defensa de los principios democráticos. Y la alianza se construirá en base a un programa que despierte en el pueblo trabajador la seguridad de que la economía va a crecer y que tendrá más empleo y que va a disfrutar los beneficios de ese crecimiento. Yo tengo un compromiso. Sé que es una gran responsabilidad porque si vuelvo a ser presidente debo hacer más de lo que hice y también más de lo que fue mi contribución a la integración de Sudamérica.