El encuentro, en el que se discute la posibilidad de acceder a financiamiento internacional para afrontar la crisis por el calentamiento global, empezó este lunes. La noticia tomó po sorpresa a los funcionarios que habían viajado.
Por medido de Javier Milei y a través del nuevo canciller, Gerardo Werthein, la Argentina retiró a la comitiva que representaba al país en la COP29, la cumbre de cambio climático de la ONU y la instancia de negociación climática internacional más importante del año. Lo confirmó la subsecretaria de Ambiente, Ana Lamas, a la prensa que cubre el evento que se está realizando en Bakú.
Según analizó Andrés Napoli, director de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, esta es una decisión sin precedentes y que impactará en la imagen global de la Argentina, además de complicar el acceso a financiamiento internacional.
“Tenemos órdenes del ministro de Relaciones Exteriores de no participar más, es todo lo que puedo decir”, contó Lamas a The Guardian. El evento había empezado este lunes y se extenderá hasta el 22 de noviembre. De acuerdo a lo que pudo saber en Casa Rosada, la salida de la comitiva fue una directiva de Milei debido a su postura en contra de la ONU y su creencia de que el cambio climático no es real ni provocado por el hombre. “No interesa la discusión por fondos ambientales”, aseguraron.
A diferencia de años anteriores, en donde la Argentina enviaba comitivas de peso a las COP (incluso en 2021 viajó Alberto Fernández), este año la administración Milei había enviado apenas a un puñado de representantes técnicos de la subsecretaría de ambiente. El objetivo de esos técnicos, según fuentes oficiales, era informarse sobre cómo elaborar los informes de transparencia que deben presentar los países para certificar las estrategias que se estén aplicando en la lucha contra el cambio climático. Es un compromiso internacional que asumió la Argentina.
Sin embargo, cuando llegó a oídos del Presidente que estaba esta comitiva, definió el retiro. Así, la Argentina también abandonó los grupos de negociación a los que pertenecía, como el de G77+China, que integran todos los países latinoamericanos y el Grupo Sur junto a Brasil, Uruguay, Paraguay y Ecuador. La noticia resultó sorpresiva para esos países.
El impacto de la crisis climática en la Argentina
En esta cumbre, llamada informalmente como “la COP de las finanzas” apuntaba a dos temas centrales: lograr que los países desarrollados (y principales responsables de la crisis climática) aporten más al fondo de financiamiento para acción climática de los más pobres y también consolidar el fondo de pérdidas y daños.
El monto actual del fondo de financiamiento es de 100 mil millones de dólares anuales acordado en 2009 en la COP15 de Copenhague y quedó insuficiente respecto a los esfuerzos necesarios para intentar revertir las consecuencias del cambio climático. Se espera al menos triplicar esa cifra y también garantizar que el acceso a ese dinero no sea a través de préstamos que engrosen más la deuda de países como la Argentina.
Además, se hará un primer sondeo del alcance que tuvo el fondo para pérdidas y daños que se aprobó en la COP28 de Dubái (fue creado en la COP27 de Sharm El Sheikh), que apunta a contribuir con los países vulnerables que sufran eventos climáticos extremos para reparar daños ocasionados.
Más allá de los incendios o inundaciones que vienen afectando al país de manera sucesiva, entre 2020 y 2023 la Argentina sufrió una de las peores sequías de la historia: los principales cultivos sufrieron pérdidas de hasta 50%. Según un reciente informe sobre clima y desarrollo en Argentina elaborado por el Banco Mundial, si el fenómeno climático se repite, el país podría reducir su “PIB hasta un 4% anual de aquí a 2050″.
El informe señala además: “Para 2050, si no se aplican medidas de adaptación (como cultivos resistentes a la sequía), el cambio climático podría provocar pérdidas de rendimiento de hasta el 10% en la producción de girasol, del 30% en la de maíz y trigo, y del 50% en la de soja (…) Si no se toman medidas, el cambio climático comprometerá alrededor del 25% de la superficie irrigada del país, causando pérdidas anuales de USD 837 millones, principalmente en la región de Cuyo”.