El zinc es un mineral que cumple un rol fundamental en el cuidado de la salud. Una de sus funciones más reconocidas es la de ayudar al sistema inmune a luchar contra virus y bacterias que lo atacan. En épocas como estas, donde junto con el frío del invierno llegan algunos microorganismos que nos pueden enfermar, mantener un sistema de defensas bien nutrido es imprescindible. El consumo de una porción de pollo al día no sólo aporta más del 20% de la recomendación diaria de zinc en el adulto, sino que, además, brinda proteínas de excelente calidad y otras vitaminas y minerales que ayudan a mantenernos sanos y fuertes.
Una alimentación saludable es necesaria para cuidar la salud y prevenir enfermedades. La base es el equilibrio y la diversidad, que permitirán aportar todos los nutrientes que el organismo precisa para crecer y desarrollarnos adecuadamente.
Los nutrientes que debemos aportar son múltiples: macronutrientes, como hidratos de carbono, proteínas y grasas, y micronutrientes, como vitaminas y minerales, dentro de los cuales encontramos el zinc.
El zinc, además de su función en el sistema inmunológico ya mencionada, participa en el crecimiento, en el desarrollo en la cicatrización de heridas, en la formación del material genético y en el funcionamiento del sentido del gusto. Es por ello que, al igual que sucede con todos los macro y micronutrientes, completar los requerimientos diarios es fundamental para llevar una vida sana.
La carne de pollo aporta, en una porción de consumo promedio, 2.3 mg de los 11 u 8 mg que requieren un hombre o mujer adultos, respectivamente. Es decir, con tan sólo ½ pechuga grande o 1 muslo mediano, se obtiene más del 20% de nuestras necesidades de zinc. Esto hace a la carne de pollo, un alimento fuente de zinc.
¿Con qué otro alimento se puede completar? Sumemos cereales integrales, legumbres, nueces, levadura nutricional, huevo, lácteos y otros tipos de carnes y mariscos, y completaremos los requerimientos diarios.