Es importante visibilizar aquellas enfermedades que afectan a nivel neurológico para concientizar e informar acerca del avance en terapias que aumentan las posibilidades de bienestar de los pacientes.
En el Día Mundial del Cerebro debemos remarcar la importancia de visibilizar enfermedades que afectan a nivel neurológico para concientizar e informar acerca del avance de nuevos métodos que aumentan las probabilidades de un mejor bienestar de los pacientes. En Argentina, una de las principales patologías es el Parkinson. Actualmente, unas 90 mil personas conviven con la enfermedad en el país y su incidencia va en aumento: cada 12 horas se diagnostica un nuevo caso.
Cabe mencionar que el Parkinson no tiene cura ya que se trata de un trastorno que afecta progresiva y directamente al sistema nervioso, derivando en diversos síntomas no motores y motores. Estos últimos, limitan el control de los músculos y generan temblores involuntarios, rigidez y lentitud en los movimientos que, a su vez, causan grandes cuadros de dolor y depresión. Afortunadamente, hay múltiples tratamientos tanto farmacológicos como no farmacológicos que ayudan a aliviar sus síntomas.
Acceso a la tecnología
Entre las terapias quirúrgicas de última generación se encuentra la Estimulación Cerebral Profunda (ECP), un procedimiento que se realiza desde hace varios años y sobre el que ya existe una vasta experiencia. Se trata de una terapia que modifica el funcionamiento del sistema nervioso a través de estímulos eléctricos cuyo fin último es mejorar la calidad de vida, aliviar los síntomas y restaurar el nivel de independencia de los pacientes.
Frente a la disponibilidad de este tipo de terapéuticas innovadoras a favor del bienestar de las personas, es prioritario entonces el compromiso y trabajo en conjunto de parte de todos los actores involucrados en el ámbito de la salud público-privada, a fin de encontrar soluciones y reducir las disparidades en el acceso a las tecnologías de excelencia.
En este sentido, existe un modelo llamado adquisiciones basadas en valor, que se posiciona como una opción viable ya que se trata de un formato innovador de contratación que considera los resultados, las tasas de efectividad y los niveles de mejora en la salud de las personas para la selección de los dispositivos médicos más adecuados para cada tratamiento.

Este modelo plantea un enfoque de colaboración entre las partes involucradas para centrar los procesos en tres pilares fundamentales: el paciente, la calidad de las terapias y la sostenibilidad del sistema sanitario a través del ahorro. Asimismo, propone abordar las complejidades en la relación proveedor/comprador, involucrando alternativas de riesgo compartido y recompensando a los proveedores y efectores que contribuyan a mejorar los servicios de atención de la salud y los resultados clínicos.
Entonces, al utilizar este concepto de valor a la hora de determinar las adquisiciones, la compra se basará en el éxito de las tecnologías para generar ahorros a partir de la reducción del costo global de la atención. Esto se traduce en tratamientos que permiten agilizar las intervenciones y liberar las salas con mayor rapidez, reducir las listas de espera, prevenir secuelas, frenar la exacerbación de patologías y aliviar el dolor con efectividad. En definitiva, es en estos resultados del largo plazo en los cuales se hará tangible el ahorro, ya son varios los estudios internacionales que así lo demuestran.
En el marco del Día Mundial de Cerebro, además de promover la salud, es necesario reafirmar el compromiso de los distintos actores intervinientes, desde los médicos profesionales hasta aquellos encargados del desarrollo de las políticas de salud.
Afortunadamente, en la actualidad, amén de los diagnósticos, las posibilidades de mejorar las condiciones de vida de los pacientes que padecen esta enfermedad –y otras neurológicas– también se encuentran en aumento. Ahora, solo es necesario trabajar y garantizar su acceso por igual.
Un cerebro activo es uno en buen estado

Se considera que una persona tiene un cerebro sano cuando es capaz de prestar atención, recibir y reconocer información que le llega del exterior a través de los cinco sentidos, tener la capacidad para aprender cosas nuevas y recordar eventos pasados. Asimismo puede comunicarse, resolver problemas y tomar decisiones; así como tener motricidad y ser capaz de controlar y regular las emociones. Al igual que se entrena el cuerpo, también se puede entrenar la mente. Acá algunos consejos.
Comer saludable: una dieta rica en frutas, verduras, vegetales y pescados favorece el transporte de oxígeno y nutrientes para su correcto funcionamiento. Además es importante el equilibrio, comer cantidades moderadas, seguir un horario regular de comidas y mantener una buena hidratación.
Mantenerse activo desde el punto de vista cognitivo: mediante actividades que obliguen a pensar, juegos de memoria, rompecabezas y pasatiempos (crucigramas, sopa de letras o sudoku).
Seguir aprendiendo y desafiar al cerebro: continuar la educación puede ayudar a reducir el riesgo de declive cerebral y demencia. Hacer ejercicio o actividad física regularmente: acorde a la edad y al estado físico. Ayuda al cerebro a “ejercitarse” en capacidad para resolver conflictos, planificar, realizar tareas simultáneas y a interactuar perceptivamente con el medioambiente.
Prevenir los factores de riesgo cardiovascular: hipertensión, glucemia elevada, hipercolesterolemia, sobrepeso y obesidad, consumo de drogas ilegales y tabaquismo. Controlar el estrés, la ansiedad y la depresión: buscar ayuda especializada. La tensión es la gran enemiga del cerebro, afectando al hipocampo y otras áreas implicadas en la memoria.
Conservar la interacción social: estrechando vínculos con la familia, amigos y el entorno laboral; así como participar en actividades de esparcimiento para un desarrollo psicológico saludable. Numerosos estudios han demostrado que quienes tienen una vida social activa también tienen cerebros más activos y sanos.
Los expertos remarcan que es muy importante que la actividad que se elija cumpla con los siguientes requisitos:
Que sea novedosa y desafiante. Cuanto más alejada esté la actividad de las tareas habituales, mejor; pero es muy importante que sea algo que a la persona le guste.
Que tenga una meta u objetivo. Es recomendable asegurar el control del progreso hacia lo que se quiere lograr.
Que se realice en el marco de una actividad social. El entrenamiento cognitivo puede ser más eficiente si se realiza con otras personas, porque también puede aumentar el nivel de esfuerzo y ayudar a superar barreras como el aburrimiento.