El crimen fue descubierto el pasado 25 de agosto en una casa del partido de Vicente López, una zona coqueta y de alto poder adquisitivo del AMBA. Las víctimas, Enrique del Río, de 75 años, y María Mercedes Alonso, de 72, fueron encontrados en el interior de su auto con varios impactos de bala.
n doble crimen ocurrido el pasado 24 de agosto en una importante mansión a pocas cuadras de la Quinta de Olivos en Vicente López, que era investigado en un comienzo como un asesinato en ocasión de robo, y que incluso implicó la detención de una empleada doméstica de las víctimas como posible entregadora, dio un giro en las últimas horas y pasó a ser caratulado como doble parricido. El acusado, actualmente encarcelado, es el hijo menor de la pareja y los motivos serían económicos.
Los fiscales que investigan el asesinato a tiros de José Enrique del Rio (74) y de su esposa Mercedes Alonso (72), se encontraron con pruebas contundentes esta semana que indicaban que el crimen no había sido cometido por un simple ladrón. Martín Santiago del Rio, hijo menor de la pareja, se transformó en el principal sospechoso y se ordenó su arresto.
El empresario de 47 años fue detenido este miércoles 7 de septiembre cuando ingresaba al lote 27 del barrio privado Barrancas del Lago de Nordelta, donde vive junto a su familia. Los investigadores están convencidos de que el día del crimen por la tarde, Martín Santiago del Rio ingresó a la casona de sus padres, ubicada en Melo y Gaspar Campos, y los ejecutó a balazos.
Para sostener la acusación, los fiscales Martín Gómez, Alejandro Musso y Marcela Semería cuentan con una voluminosa cantidad de pruebas que incluyen testimonios, análisis de celulares y, sobre todo, cámaras de seguridad. Según consideran los investigadores, el móvil del crimen sería económico y estaría relacionado con el departamento del exclusivo edificio Chateau de Avenida del Libertador al que la pareja de jubilados tenía pensado mudarse. La hipótesis es que Del Rio hijo primero los estafó en casi dos millones de dólares y luego los asesino.

La detención de Martín Santiago Del Rio se realizó luego de que la justicia liberara María Ninfa Aquino, la empleada doméstica de la pareja asesinada, que hasta ese momento era la única detenida en la causa bajo sospecha de haber participado del crimen como entregadora. Sin embargo, sigue bajo la mirada de los investigadores por importantes inconsistencias en su relato. No está descartado que haya tenido algún tipo de participación en el hecho.
Este jueves, el acusado se sentó ante los fiscales y aceptó ser indagado. El empresario habló y respondió preguntas. No pudo justificar qué hizo en la franja horaria en que se cree que se cometió el crimen y habló mal de su padre muerto: “Mi viejo no era un tipo ético con los negocios”, aseguró.
La declaración de Del Río comenzó a las 17.10 y finalizó cerca de las 23 del jueves. En paralelo, se hizo un allanamiento en el departamento del detenido del piso 13 de la torre 1 de Ramsay 2055, ubicado en el barrio porteño de Belgrano. Ese fue uno de los lugares que visitó el detenido luego de asesinar a sus padres. En el lugar se secuestró una pistola glock 9mm, la documentación de una Bersa del mismo calibre, una Ferrari y una campera azul muy similar a la que el hombre usó para llegar a lo de sus padres.
En su indagatoria de ayer, que fue realizada frente a los tres fiscales que investigan la causa, el hombre intentó defenderse de la acusación. Dijo que entre las 16.30 y las 19, horario en que se cree que cometió los asesinatos, se quedó “durmiendo” arriba de su camioneta. “Lo más importantes es que no pudo explicar qué estaba haciendo al momento de los asesinatos. No tuvo forma de justificar sus movimientos en la franja horaria clave“, contó uno de los investigadores.

Cuando llegó el turno de las preguntas, el fiscal Alejandro Musso, intentó indagar en la actividad del su padre, josé Enrique Del Rio, y en la fortuna de la familia. “Tenemos una patrimonio de 25 millones de dólares”, aseguró. Aunque luego especificó que nada de ese dinero le pertenecía a él. Creen los investigadores que por ese lado puede encontrarse el móvil del crimen.
Además, en medio de una larga respuesta, mencionó una frase que sorprendió a todos por la crudeza con la que se refirió a su padre muerto: “Mi viejo no era un tipo ético con los negocios”.
Del Río fue imputado por el delito de “doble homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, alevosía, criminis causa y por el uso de arma de fuego”, que prevé la pena de prisión perpetua.
El crimen, su descubrimiento, los primeros indicios y cómo se llegó al hijo de las víctimas
El doble crimen fue descubierto el jueves 25 de agosto cerca de las 9 de la mañana. A esa hora, la empleada Aquino encontró los cadáveres de sus jefes y avisó a la policía. Cuando los efectivos llegaron a la inmensa casona de Melo y Gaspar Campos, se encontraron con los cuerpos, en una escena cargada de misterio.

José Enrique del Rio, ex policía y empresario jubilado, y su esposa Mercedes Alonso estaban sentados en su Mercedes Benz que, a su vez, se encontraba estacionado en el garage de la casa. Ella estaba ubicada en el asiento del conductor y él como acompañante. Ambos estaban vestidos como para salir y con los cinturones de seguridad puestos. El portón automático estaba cerrado y no había ninguna abertura forzada.
La autopsia posterior confirmó que el hombre tenía tres balazos en su cuerpo y la mujer uno en el ojo.
El desconcierto para los investigadores llegó cuando revisaron el interior de la casa. Se encontraron con una escena “amañada”, es decir que el asesino revolvió la casa con intención de despistar a la justicia. Además, la caja de seguridad estaba abierta y faltaba el DVR de las cámaras de seguridad. La hipótesis, desde un comienzo, fue que el agresor ingresó con llave y conocía el interior de la vivienda.

Con estos datos que entregaba la escena del crimen, comenzaron las testimoniales. La empleada doméstica, Aquino, incurrió en una serie de inconsistencias que hicieron que quede presa.
A pesar de esa detención, los investigadores se encontraron en una especie de callejón sin salida. La falta de cámaras de seguridad y los pocos datos que había dejado el atacante en la escena, complicaron la situación. Sin embargo, a los pocos días se encontraron filmaciones importantes, que surgieron de los vecinos y se logró reconstruir una historia con ribetes macabros.

La pareja asesinada tiene dos hijos. El menor se llama Martín Santiago, el detenido, y el mas grande Diego. En sus testimoniales explicaron que sus padres tenían un muy buen pasar económico. Dijeron que José Enrique Del Rio era un ex policía devenido en empresario que supo tener empresas de seguridad, higiene y garajes.
Pero Martín Santiago dio un detalle que luego se convertiría en fundamental y sería la clave de la investigación. La pareja asesinada estaba a punto de mudarse a un enorme departamento en el piso 31 del edificio Chateau de Avenida del Libertador. Creían que ahí estarían más seguros. Además, la casona de Vicente López les había quedado grande.
En los días posteriores al asesinato, los fiscales analizaron todo tipo de hipótesis. Revisaron deudores que el hombre pudiera tener, juicios en los que estaba inmiscuido y potenciales enemigos. Ninguna línea conducía a nada certero. Hasta que apareció la punta del iceberg.
Del análisis de los celulares de las víctimas surgió que Martín Santiago le había mentido a sus padres. Les dijo que había usado 1.9 millones de dólares para comprar el departamento en el Chateau. Tanto José Enrique como Mercedes estaban convencidos de que la operación se había realizado. Pero se comprobó que, en realidad, el hombre sólo había abonado cuatro cuotas de 10 mil dólares cada una. ¿El resto del dinero? Los investigadores creen que se lo robó a sus padres y que su finalidad era quedarse con ese inmueble.

Los fiscales empezaron a tirar de ese hilo. La hipótesis se convirtió en la principal línea investigativa, cuando se analizaron las cámaras de seguridad de las casas vecinas. Una de ellas muestra a un hombre entrar y salir de la casona con barbijo, gorra y una bolsa en su mano. El horario de ingreso es a las 17.33 y el de egreso a las 18.36, la franja horaria en la que se cree que se cometieron los asesinatos. A raíz de esto, los peritos comenzaron a hacer un seguimiento mediante cámaras municipales para saber a dónde se dirigió ese misterioso hombre. Fue fundamental el aporte de la Secretaría de Seguridad de Vicente López que analizó más de 190 horas de imágenes. La investigación policial estuvo a cargo del Comisario Inspector Daniel Silva.
Según ese recorrido, el hombre que salió de la casa caminó 3.2 kilómetros desde Vicente López hasta, curiosamente, la puerta del edifico Chateau de Libertador y luego se subió a un auto. Quedó registrada la patente. Era el auto del hijo menor de las víctimas, Martín Santiago Del Rio.
“Al principio se creyó que podría tratarse de algún sicario contratado por el hijo de Del Rio. Eso no está descartado, pero por la contextura física, la forma de caminar y algunos rasgos en particular, todos nos hace pensar que es el propio hijo de la pareja”, explica un investigador.

Pero hay más. Cuando se solicitó a la empresa de telefonía el impacto en las antenas del celular del menor de los Del Rio, el registro arroja que, coincidentemente, el celular quedó estancado en las inmediaciones del Chateau. Además, no atendió dos llamadas: unas a las 16.53 y la otra a las 17.31. Creen los investigadores que dejó su teléfono en el auto mientras asesinaba a sus padres.
Pero el dato que más refuerza la acusación proviene de las pericias que se hicieron en la escena del crimen. Los peritos encontraron una huella dactilar clara en el lugar donde Del Rio y Alonso fueron acribillados. Esa huella pertenece a Martín Santiago.

La hipótesis fiscal dice que Del Rio hijo llegó a pie a la casa de sus padres, con alguna excusa los hizo subir al auto como para salir y luego los ejecutó dentro del vehículo. Eso explica porque las víctimas estaban bien vestidas, con sus abrigos en la parte trasera y con el cinturón de seguridad puesto.
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Fuente: Infobae.