Una mujer y su hijo van a juicio por estafa piramidal.

Las maniobras se cometieron en 2021 y 2022 y se estima que hubo muchos otros casos que no fueron denunciados. El debate comenzará el 20 de octubre en Goya. Las similitudes con Leonardo Cositorto y Generación Zoe.

Una mujer y su hijo serán juzgados en Goya por montar una estafa piramidal similar a la de Leonardo Cositorto y Generación Zoe, en la que al menos un centenar de personas habrían confiado sus ahorros. El monto defraudado rondaría los 100.000 dólares, aunque solo un tercio de los damnificados denunció formalmente el hecho.

El juicio oral y público está previsto que comience el 20 de octubre, con Gabriela Elizabeth Wihte (50) y su hijo, Cristian Sebastián Dening (30), en el banquillo de los acusados. Dening, quien se había radicado en España tras los hechos, regresó recientemente a Goya tras ser notificado sobre el inminente inicio del proceso judicial.

Desarrollo de la estafa

Según la investigación, Dening se promocionaba en redes sociales como “CEO y fundador de Tradeking, trader y asesor de inversiones”, mientras que hasta entonces alternaba su trabajo en el club Huracán, una tienda de ropa y la fábrica de alpargatas de su familia. Para dar mayor credibilidad a su negocio, alquiló oficinas cercanas a la costanera de Goya y comenzó a recibir dinero de inversores a través de su madre.

Los primeros pagos a algunos inversores generaron confianza y atrajeron nuevos participantes, incentivados con comisiones del 10% por cada nuevo inversor que acercaran. Tras apropiarse del dinero, Dening cerró las oficinas y se trasladó primero a Charata, Chaco, y luego a España, donde residió hasta su reciente retorno.

En algunos casos, los inversores firmaban contratos de mutuo o pagarés, mientras que conocidos recibían solo comprobantes sin membrete. Las autoridades constataron que Dening no estaba autorizado por la Comisión Nacional de Valores para brindar asesoramiento financiero y que el Banco Central lo tenía calificado como de alto riesgo de insolvencia.

Implicación de la madre y modus operandi

La Justicia identificó a Wihte como coautora de las maniobras de su hijo. Parte de las operaciones se realizaban en su domicilio y ella también visitaba regularmente las oficinas alquiladas por Dening. Los investigadores señalaron que la estafa se basó en la creación de una falsa imagen de éxito y solvencia, reforzada con ostentación en redes sociales, alquiler de oficinas y documentación contractual que simulaba legalidad.

Se estima que unos 100 damnificados perdieron aproximadamente 100.000 dólares, en un esquema paralelo a la estafa de Generación Zoe, en la que Leonardo Cositorto y sus colaboradores se habrían apropiado de más de 300.000 dólares.

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