“Danza Libre”, un proyecto nacional de inspiración auténticamente federal

Pensado para ofrecer un espacio de realización y visibilidad a coreógrafos, maestros, estudiosos y compañías de danza de las provincias argentinas, incluyendo la capital -que se encontraban en gran orfandad- nació el Proyecto Danza Libre.

Todos los creadores y grupos independientes, así como las academias y grupos provinciales, no tenían espacio de encuentro, de muestra, de evaluación y actualización, de discusión y debate ni de visibilidad.

El reclamo era unánime desde la capital y desde las provincias. Las compañías oficiales nacionales también reclamaban un espacio de mayor protagonismo, incluso dentro de sus propias estructuras.

Así fue como Corrientes, haciéndose eco, recogió el guante y modestamente formuló la propuesta de Danza Libre. Sin embargo, desde el inicio se planteó como un proyecto abierto para continuar la construcción con el aporte de quienes se fueran sumando desde distintos lugares: Marilyn Granada (como parte del equipo en la mayoría de las ediciones), Julio López (como parte del equipo desde la 5ª edición), Silvia Tissembaun (equipo de organización), Margarita Bali y Susana Tambutti con su Nucleodanza Buenos Aires, Roxana Grinstein, Silvia Vladimisky, Miguel Ángel Robles, Brenda Angiel, pero también Laura de Aira y elenco (Misiones), Elba Castría (Universidad de Arte de Tucumán) y Mercedes de Chazal (Ballet Estable de Tucumán), Ballet del Sur (Bahía Blanca – Paula Rodríguez) y más.

Pero su acción no se limitó estrictamente a la danza, sino también “a lo que desde la danza podía dispararse”. Claro ejemplo de ello fueron los concursos de croquis realizados por dibujantes durante el espectáculo, la fotografía de danza y los primeros pasos de videodanza (en momentos en que ingresaba el VHS en Argentina). Y mucho teatro-danza.

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