Mburucuyá despidió una exitosa edición de la Fiesta del Chamamé Tradicional.

Mburucuyá respira chamamé, y esa pasión por su cultura se volvió una fiesta durante tres días en el marco del 55° Festival del Chamamé Tradicional. Más de 12 mil personas sobrepasaron la capacidad del anfiteatro Eustaquio Miño.

Fueron cuatro noches de pura fiesta. La Peña de Mburucuyá el jueves pasado y las tres noches festivaleras evidenciaron la magnificencia chamamecera de una celebración inigualable. “Estamos felices de poder haber celebrado, no fue fácil, mientras que otros festivales se suspendieron en todo el país, nosotros ratificamos nuestro compromiso con la cultura y realizamos nuestro festival que es muy significativo y sentido para los mburucuyanos”, explicó el intendente Pablo “Kelo” Guastavino. A modo de balance expresó a época que “fue una edición exitosa, superamos la anterior y estamos muy conformes con la calidad de festival que logramos”.
Esto fue evidente, el público disfrutó de tres noches con grillas destacadas de artistas, con referentes del género musical y artistas emergentes de muy buen nivel, como la presentación el cantante loretano Mario Bofill ante un anfiteatro colapsado de locura y admiración.


Segundo sapukái


La segunda jornada fue una noche con nombres importantes de la talla de Santiago “Bocha” Sheridan, Antonio Tarragó Ros, Ernestito Montiel y el Cuarteto Santa Ana, entre otros. 
Uno de los momentos más emotivos fue la presencia de Gabino Chávez que compartió canciones llenas de sensibilidad, especialmente las composiciones del dúo Úbeda Chavez. Así se escucharon obras como “María Elena” y “Arrebol”, entre otras.
El dueño de la pasión chamamecera es Juancito Gúenaga, que su sola presencia agita cualquier escenario en el que se presenta. Con un costal de canciones es tarragocersas, el curuzucuateño fue uno de los que más parejas de baile armó en el anfiteatro.
Uno de los “dueños de casa”, Gustavo Miqueri, se mostró emocionado en el escenario y junto a Trébol de Ases, hizo un homenaje al recordado Salvador. Uno de los momentos más esperados fue la llegada de “Bocha” Sheridan que alrededor de una hora presentó un gran espectáculo. Con la compañía de destacados músicos como Sergio Cabrera en guitarra, Fabián García en bandoneón, y sus hijos Santiago y Pablo el show tuvo distintos momentos sensibles. Y sus hijos también tomaron protagonismo, Pablo cantando “Lo que sos mi chamamé” y “el Santy” recordando a “Quique” Sheridan hizo en música y versos “Canto agradecido”.
Para el final “Bocha” compartió clásicos como “Niña del Ñangapirí” y dedicó a Eustaquio “Papi” Miño, la obra “Cañada fragosa”.
Otra presentación de  Antonio Tarragó Ros, entre recuerdos y polémicas dejó un sabor agridulce en el escenario. El artista hizo una muy buena primera parte con temas como “Jineteando la Vida”, “Cielo del albañil” y en una segunda etapa junto con Ezequiel Fernández, joven acordeonista curuzucuateño hizo “Curuzú orilla” , “Don Gualberto”, entre otros. Al final con una despedida incierta, Tarragó Ros se quejó del tiempo y se extendió más en palabras que en la despedida musical concedida.
Los que sí sacaron jugo a su acortada presentación (quizás a ellos sí habría que darles más tiempo), fue Ernestito Montiel junto al Cuarteto Santa Ana. Cerca de la 5 de la mañana saludó con la habitual intro “General Madariaga” y rápidamente encendió los sapukái con “Ah! Mi Corrientes Porá”  y “Forastero del Iberá”. Con invitados especiales, Ernestito compartió el escenario con Sebastián Sheridan quienes compartieron “Bacilio Magos”, junto al bandoneonista Ángel Toty Montiel y con José Luis Galeano en canto continuaron con “Estancia San Blas” y cuando parecía que todo se acababa el público exigió “otra” y se despidieron con “Gente de ley”.
Entre las últimas actuaciones el cierre de la jornada en pleno amanecer mburucuyano quedó en manos de La Pilarcita, que realizó su show entre la gente.

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