EL DUEÑO DEL FÚTBOL ARGENTINO

(Corresponsalia en Buenos Aires) – Con la salida intempestiva de Sebastián Mendez de Unión consumada para dirigir a Velez, el equipo de la V azulada le abrió las puertas a Cristian Bragarnik en un intento de jerarquizar al equipo y así tratar de evitar el tan temido descenso.

Sabido es que la salida de Méndez de Unión no cayó nada bien en el seno del conjunto santafesino (aunque en voz baja niegan que el “Gallego” estaba disgustado con la dirigencia por la venta de Mele y Machuca y por alguna deuda).

No solo por la manera en que se dió, sino también por la forma en que Velez se comunicó con el DT a espaldas de la dirigencia del tatengue. Según los mentideros, desde hace más de una semana los dirigentes del club de Liniers intentaban hablar con el hombre que acompañó a D10S en la Dirección Técnica de Gimnasia y Esgrima de La Plata. Quien reapareció en las últimas horas vinculado al conjunto de Liniers fue nada más ni nada menos que Cristian Bragarnik, empresario y dirigente argentino inmerso en el mundo del fútbol desde hace años y máximo accionista del club español Elche.

La historia de Bragarnik con el deporte más popular del país se remonta ya hace casi una década, cuando fue asesor deportivo de clubes como Arsenal y Defensa y Justicia. El empresario fue creando un imperio alrededor del negocio futbolístico, y hoy es una de las figuras más buscadas por los clubes a la hora de reforzar planteles con nombres de su entorno
En estás circunstancias, y con reconocido fanatismo por el club que fundó Don José Amalfitani, su recalada en Liniers no es algo que llame la atención. La imperiosa necesidad de Vélez de salir del lugar oscuro en el que se encuentra aceleró mucho más la necesidad de contar en sus filas con alguien de gran influencia y poder como el empresario, quien no dudó en contactarse de inmediato con Méndez para convocarlo en el lugar de entrenador.
Atrás quedó la época en donde el fútbol se regía por códigos y la palabra prevalecía por sobre cualquier situación, sin importar la magnitud o el grado de necesidad. Cuando los inversores y las propuestas de salvataje aparecen la negociación termina sin empezar. Eso sí, cuando se acuse a un colega de no tener palabra volvamos a invocar estos momentos. Nadie está libre de pecado.

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