Durante el Mundial masculino de Qatar 2022, todos los jugadores de la Selección nacional estaban acompañados por sus familias y sus amigos. Las visitas masivas de los seres queridos a la concentración eran muy frecuentes. El escenario es muy distinto en la Copa del Mundo femenina de Australia-Nueva Zelanda 2023: tan solo dos familias viajaron para alentar al equipo de cerca.
La distancia y, sobre todo, lo caro del viaje hasta Oceanía, fueron los motivos principales por los que gran parte de los seres queridos de las jugadoras se vieron obligados a seguir el evento por TV.
Los Braun y los Cometti
La mamá de Sophia Brauny la familia de Aldana Cometti tuvieron el privilegio de alentar al conjunto nacional desde la tribuna en el debut ante Italia en el Eden Park de Auckland. También dirán presente el jueves ante Sudáfrica en Dunedin y en el cierre de la fase de grupos frente a Suecia en Hamilton.
“Reservé los pasajes hace dos o tres meses para que me saliera más barato. Los saqué con la posibilidad de cancelarlos si ella no era convocada o si se lastimaba”, cuenta a TN Karina, la mamá de la defensora Sophie Braun, que hace más de 20 años vive en Estados Unidos, país en el que nació la joven que decidió representar al conjunto albiceleste.
Tanto el papá como los dos hermanos mellizos de Sophie, que tienen 19 años, se quedaron en su casa de Oregon por cuestiones laborales y de estudio. Karina pidió permiso en su trabajo en una importante compañía de ropa deportiva y se fue al Mundial con una pareja de amigos y sus hijos. La argentina recalcó que el viaje a Nueva Zelanda “es muy caro”, incluso para ellos, que viven en Estados Unidos.
Para Karina, el orgullo por la presencia de su hija en la Selección trasciende lo deportivo. Es una oportunidad para reconectar con sus raíces argentinas: “Es más que fútbol. Cuando Sophie era chica tal vez íbamos a la Argentina por una semana y le daban pastafrola o helado como un mimo, pero no lograban inculcarle las tradiciones y la cultura”.
“Ahora cuando va a concentrar con la Selección sale los fines de semana y se va a la casa de mi prima o de mis tíos y empieza a tener relaciones con mi familia. La familia del lado de su papá es muy grande y le da mucho apoyo, pero yo también quiero que sea parte de la mía”. agregó.
La estadounidense más argentina
Gracias a su llegada a la Selección argentina (está desde la categoría Sub 20), Sophie pudo mejorar su manejo del idioma español. “Habla más de lo que ella dice”, asegura Karina. Y señala: “Le cuesta con los porteños porque hablamos muy cerrado y muy rápido, les entiende más a sus compañeras del interior. Pero cuando Germán (Portanova, el DT) le habla, ella entiende. Lo que pasa es que es una perfeccionista y si no está correcto lo que dice, prefiere no hablar. Pero si quiere, puede”.
Muchos fanáticos se sorprendieron cuando la vieron a la jugadora del León de México cantar por primera vez el himno argentino en el partido despedida que la Selección jugó ante Perú. Karina reveló que fue ella quien la incitó a hacerlo: “Le di la letra para que lo aprendiera cuando fue convocada a la Sub 20. Para mí es importante que ella pueda cantarlo si va a representar al país”.
El día del partido ante Italia, Karina estaba muy nerviosa. Su amiga tuvo que pedirle que respirara una y otra vez. “Para mí es un orgullo que juegue para la Argentina. No solamente por lo que ha aprendido en la cancha, sino por cómo se ha relacionado con sus compañeras que son de distintas partes del país”.
En la tribuna, la mamá de de Sophie Braun conoció a la otra familia que viajó al Mundial: la de Aldana Cometti. Se sentó con Rosa, la madre de la defensora, a quien ya había contactado por Whatsapp en la previa.
Los infaltables dijeron presente en Nueva Zelanda
La familia de Aldana Cometti está siempre al pie del cañón. Juegue donde juegue la Selección argentina, ellos van a estar ahí. “Mi mamá se va. Aunque sea nadando, pero se va”, le había adelantado la defensora del Madrid CFF a TN hace algunos meses y así fue: Rosa es quien lidera la hinchada albiceleste en Nueva Zelanda.
A Oceanía, tal como había pasado en Francia 2019, también viajaron el padre, Daniel, y los hermanos de Aldana. “Cumple sus sueños quien resiste”, reza la bandera que hace años llevan a todos lados y que no podía faltar en esta cita.
Los que alientan a la distancia
Matías Carballo es el novio de Adriana Sachs y otro de los que no se pierde ningún partido de la Selección argentina. Sin embargo, esta vez le toca verlo por televisión. El joven no quiso repetir la experiencia de Francia 2019, cuando se quedó sin trabajo por haber ido a ver a la actual defensora del Santos en la Copa del Mundo.
“Si yo sabía que ella iba a quedar entre las 23 convocadas antes, sacaba el viaje y disfrutaba mi segundo Mundial. Pero locuras ya hice, y demasiadas”, le cuenta Matías a TN desde Buenos Aires y recuerda que el de Sachs fue uno de los últimos nombres que se confirmó en la lista de la Selección.
De todos modos, deja en claro los dos motivos que le impidieron viajar hasta Nueva Zelanda: “Primero y principal, la plata. Segundo, el tiempo: yo no tenía la disponibilidad porque no me daban las vacaciones en el trabajo”.
“Acá nos quedamos sin dormir para ver el partido (contra Italia), después me fui a trabajar, volví y esperé por la diferencia horaria para hablar con ella. Me hubiera encantado estar ahí, pero lo estoy disfrutando desde acá”, destacó.
Confiado de que la Selección pueda conseguir su primera victoria en mundiales femeninos este jueves ante Sudáfrica, Mati finalmente comentó: “Me la crucé a la mamá de Cometti en el predio de AFA antes del Mundial y me dijo que me iba a convencer para viajar. Yo le dije que esta vez iba a estar difícil. Pero la verdad es que si juega Adri yo voy a estar ahí detrás de una pantalla, en la tribuna o alentando desde donde sea. Siempre en algún lado voy a estar”.