En la previa de la conmemoración del Día de Todos los Santos y de los Fieles Difuntos, el arzobispo de Corrientes, José Adolfo Larregain, habló con época e hizo un llamado a la comunidad para reafirmar las tradiciones locales frente al avance de costumbres foráneas como “Halloween”.
Hoy, en muchos países del mundo se celebrará “Halloween”, también conocido como “Noche de brujas”. Esta fiesta se hizo muy popular en Estados Unidos y desde allí fue exportada cultural y comercialmente al resto del mundo. “Halloween” llegó a Norteamérica a través de los inmigrantes irlandeses que celebraban el “All Hallows Eve” que a su vez tiene raíces en el antiguo festival celta de Samhain en la víspera de la celebración católica del Día de Todos los Santos que tiene lugar el 1 de noviembre.
Cada año, este festejo se instala con más fuerza en Argentina (también en Corrientes), especialmente entre los más jóvenes. Disfraces y decoraciones relacionadas a lo terrorífico o sobrenatural son el gancho estético de esta tendencia influenciada por la cultura global.
Sin embargo, esta expansión genera preocupación en sectores religiosos que observan cómo costumbres foráneas comienzan a desplazar tradiciones profundamente arraigadas en la fe y la identidad local.
A fin de tener una opinión de peso desde la comunidad católica, el arzobispo del Taragüí, José Adolfo Larregain, quien reconoció que “Halloween” avanza entre jóvenes y familias presentándose como una recreativa celebración del disfraz y lo “terrorífico”.

Sin embargo, el prelado advirtió que “detrás de ese festejo muchas veces se esconden otras cosas, una visión banal y oscura de la vida, de la muerte, donde se juega con lo que es sagrado y se vacía el sentido cristiano del más allá”.
Acervo y fe en tiempos globalizados
Larregain hizo un llamado a reflexionar sobre el verdadero sentido de estas fechas, en especial en una provincia en que la religiosidad popular es parte central del tejido social. En un mensaje dirigido a la comunidad, el franciscano contrastó el carácter lúdico y superficial de Halloween con las celebraciones cristianas del 1 y 2 de noviembre: la solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos.
“El cristiano no celebra el miedo, sino la esperanza; no celebra el terror, sino la vida eterna; no celebra la oscuridad, sino la luz de Cristo resucitado”, afirmó monseñor José Adolfo parafraseando al papa Francisco en Gaudete et Exsultate, donde se enfatiza que la santidad consiste en “dejar que la luz del Evangelio ilumine toda nuestra existencia”.
La Iglesia, según el titular de la Arquidiócesis, proclama con fuerza que la vida tiene un sentido eterno y que la muerte no es el final, sino el encuentro con el amor divino.
Al profundizar en sus conceptos, el arzobispo correntino enfatizó que estas fechas son una ocasión “providencial para renovar la catequesis sobre la santidad, la vida eterna y la comunión de los santos”, especialmente entre niños y adultos.

En este sentido, instó a la comunidad a “catequizar en lugar de imitar costumbres vacías o confusas”, proponiendo recuperar tradiciones propias y “llenas de fe”, poniendo especial énfasis en el “Ángeles Somos” de Corrientes.
“El Ángeles Somos local es tan hermoso y tan lindo, allí se celebra la alegría de sabernos hijos de Dios que estamos llamados a la santidad”, explicó el pastor.
Esta expresión popular, en la que niños recorren las calles, recuerda que la santidad es una vocación universal y que se vive en comunidad compartiendo la alegría y la esperanza. Se celebra el 1 de noviembre y para ello muchos chicos (sobre todo de jardines de infantes) se disfrazan de angelitos para recorrer las casas, ofreciendo bendiciones a cambio de dulces o “colaciones”.
Esta costumbre busca conmemorar a los angelitos que ya no están, honrar a los difuntos y fomentar valores de solidaridad y tradición intergeneracional en la comunidad.
La santidad como vocación universal
Larregain recordó que la santidad no es un privilegio de unos pocos, sino una meta para todos los bautizados, citando a Jesús: “Sean santos como su Padre Celestial es santo”. La santidad florece en el hogar, el trabajo, el servicio y “en el silencio del sufrimiento ofrecido”.
El mensaje concluyó con una invocación a la Virgen María, reina de todos los santos, pidiendo su intercesión para que el pueblo correntino siga caminando hacia la santidad. Un mensaje que busca ser una guía en tiempos de cambios culturales y tensiones entre tradición y modernidad para que el pueblo correntino continúe caminando hacia la santidad que Dios anhela para cada uno.
“Que Dios los bendiga. Feliz Día de Todos los Santos. Paz y bien”, dijo finalmente el arzobispo.