(Ing. Alejandro Di Palma, Cr. Roberto Domingo y Dr. Rubén Pagliotto – Entre Rios) – Cuando en sus actos y discursos Rogelio Frigerio pretendía el sillón de Urquiza, expresaba: “debido a la crisis, ya no tenemos 100 días para poner en práctica las medidas necesarias, tenemos 100 horas….”. Si el hoy Gobernador no contradijo sus dichos, la pregunta adecuada y oportuna sería: ¿Qué se hizo en esas 100 horas y, siendo benévolos, qué se hizo en los primeros 100 días?
Nuestra interpretación sobre estas primeras acciones de gobierno es que estamos ante una equivocación esencial que surge de la comprensión equivocada de los fenómenos económicos y que pasamos a describir:
1) El equilibrio fiscal, reforma y modernización del Estado, NO PUEDE SER un paso previo para llevar adelante un plan de desarrollo sistémico e integral.
2) El ordenamiento del Sector Público, NO PUEDE SER un previo a la estrategia de desarrollo.
3) Orientar un proceso de inversión hacia los sectores exportadores, es UN GRAN ERROR.
4) Adherir sin objeciones al más brutal plan de ajuste llevado adelante por la Nación, es UN GROSERO ERROR POLITICO.
5) Desconocer la realidad y la morfología del subdesarrollo provincial y fundamentalmente sus causas, es UNA FALLA BASICA.
Así presentadas las prioridades del gobierno provincial, justamente al revés de lo que se debería hacer para revertir el nivel de subdesarrollo y atraso, cada vez más profundo y agudo.
Tanto el Estado provincial hipertrofiado, elefantiásico y sobredimensionado, como un aparato productivo anémico y desintegrado, son piezas del mismo fenómeno: el “SUBDESARROLLO PROVINCIAL”, al cual nos hemos referido sistemáticamente en nuestros artículos publicados.
No existiendo integración de y en los procesos productivos, gran parte de la renta y del poder de consumo del salario de los Entrerrianos, es transferido en forma sumaria, sin reparos, hacia fuera de la provincia a causa de un comercio desigual y asimétrico (drenaje de fondos y capital financiero) y su resultante es, causalmente la DESESPERANZA que explica muchas circunstancias que evitamos observar y que ciertamente no son nuevas.
Este fenómeno del subdesarrollo, en términos generales, se expresa hacia adentro de la provincia en DESEMPLEO Y FALTA DE OPORTUNIDADES, DESOCUPACION Y ÉXODO DE PERSONAS Y SOBRE TODO JOVENES, SALARIOS BAJOS Y EL ESTADO COMO UNICA POSIBILIDAD DE OBTENER TRABAJO ESTABLE.
El empleo del sector público aparece entonces, en muchísimas ocasiones, como un subsidio implícito por desempleo.
Los entrerrianos preferimos evitar la compilación sistemática y seriada de datos estadísticos, lo cual nos impide llevar cualquier análisis comparativo, habilitándose tramposa y ficticiamente a todos los gobiernos asegurar que la gestión es excelente y evadirse de realidades dolorosas que exhiben el retroceso, deterioro y fracaso.
Y es así, entonces, como negamos la emigración de la ciudadanía joven del interior profundo de nuestra provincia y escondemos la tasa de suicidios de jóvenes, que está entre las más altas del país.
Este aparato burocrático cada vez más grande con respecto a la actividad privada, se auto-protege, parasitando el sector productivo privado, y en este contexto, el sector primario es esquilmado cada vez con mayor fuerza.
Es por este motivo que, si bien es necesario eficientizar el Estado y reducir su gasto burocrático, este objetivo carece de sentido sin un plan de integración de nuestra economía doméstica, con generación de empleo genuino y devengamiento de salarios complejos. Es decir, para ser más claros, que debemos reconvertir nuestra economía, que es básicamente agropastoril, en una ECONOMÍA MAYOR DE COMPLEJIDAD.
Esto no ha sido siquiera bosquejado o insinuado, sino que solamente se han implementado mecanismos presupuestarios de ajuste de los salarios y jubilaciones públicas, el pago de una cuantiosa deuda en dólares heredada, tratando modificar y emparchar el siempre vigente problema previsional mediante aumentos en los aportes (que lastima aún más, a los ya degradados salarios públicos) e intentando producir pequeñas reformas para paliar el déficit de la Caja, sin interpretar que la UNICA SALIDA, es el crecimiento de la producción y el trabajo.
Por lo tanto, concluimos que nada de lo que se está realizando como acción de gobierno nos conduce a la indispensable e imperiosa modificación de nuestra estructura económica provincial, y que la decisión política de convertir a nuestra economía provincial en una “ECONOMÍA COMPLEJA”, simplemente no existe. Nosotros sostenemos insistentemente que la ENERGÍA debe ser un vector de apalancamiento de la producción y del desarrollo, toda vez que la energía sirve para multiplicar la riqueza.
Sin embargo, a pesar de lo dicho, detectamos un desalentador CONTINUISMO con respecto a las políticas llevadas adelante en por los menos los últimos 25 años, donde el precio de la energía está asociado con la política a través de una carga impositiva que permite recaudar sin ningún esfuerzo y así contribuir a deteriorar los procesos productivos.
Es así, como el precio de las tarifas es publicitado como un dato que nos es impuesto por la Nación, es decir que el metamensaje contenido en estas afirmaciones, es la INEXISTENCIA de una política energética soberana.
Esto anterior pone en evidencia que no existe una decisión política que beneficie a los sectores productivos y a los consumidores residenciales, a quienes sólo se les propinó, de la mano de un brutal tarifazo, un “apagón energético” cuya resultante será OTRO duro golpe a la economía y al estándar de vida.
Como observaciones concretas podemos señalar las siguientes:
1. Entre Ríos tiene la tarifa eléctrica más cara del país.
2. Entre Ríos aceptó mediante Decreto el pago de las regalías con un bono.
3. Entre Ríos (mediante ENERSA) cuando quiso pagar los costos en el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) con los propios bonos emitidos por Nación, fueron rechazados por no ser instrumentos cancelarios. Ergo, el Decreto Provincial debe ser inmediatamente declarado lesivo.
4. Las designaciones en el sector energético provincial (Sec. de Energía, EPRE y ENERSA) no respetaron los criterios dichos por el gobernador en campaña: mérito, esfuerzo, sacrificio y quienes vienen de carrera. Se ubicó a políticos neófitos en la materia, desplazando a técnicos de años y preparados.
5. Entre Ríos no tiene un plan energético a mediano y largo plazo.
Sin energía barata, disponible y abundante no se puede alimentar el motor productivo.