Por dos años representó a la Fiesta Nacional del Chamamé. Este 2023 se adjudicó la banda de Representante Nacional y Cultural del Carnaval. “Mi gran orgullo es exhibir mi provincia y me lo dio la danza”, expresó la soberana.
Comenzó a bailar al vuelo de sus primeros pasos, una pequeña rubiecita de radiantes ojos claros, inquieta y feliz que tarareaba el Kilómetro 11 inspirada por su padre, aliciente fundamental para que Lourdes Montenegro sea la primera embajadora del chamamé y del carnaval. La actual comparsera de Arandú Beleza fue Pareja Nacional del Chamamé en 2020 y 2021 y hace una semana la chamamecera fue electa Embajadora Nacional y Cultural del Carnaval.
“No se puede describir lo que siento, representar a las dos expresiones más importantes de Corrientes es algo inimaginado”, expresó la artista. De generosa sonrisa, su rostro se ilumina cuando habla de expresiones tradicionales, más aún por el género litoraleño y por la denominada “Fiesta de Momo”.
La danza fue la primera puntada de esta historia, que inició a sus cuatro años con el ritmo árabe, sin embargo no tardó en llegar al folclore, especialmente el chamamé y el malambo sureño. Pero en estos tiempos de plumas y lentejuelas, se apasiona despuntando el vicio por bailar en el carnaval y la semana pasada en el parque Camba Cuá fue elegida Embajadora Nacional y Cultural del Carnaval. En esta entrevista con época Montenegro nos cuenta esta linda realidad que la tiene de protagonista siendo la primera en ser elegida representante de ambas expresiones culturales de Corrientes.
Iniciemos por el chamamé, ¿cómo llegó a vos?
Nacer en Corrientes te lleva de inmediato al chamamé o al carnaval, en mi caso desde chica siempre sentí esa pasión por estas expresiones. Con el chamamé, me crié escuchando con mi papá, mis tíos y parientes del interior. Papá me motivó a interpretar la letra de Kilómetro 11 en guaraní, o recitar los versos de, por ejemplo, Roberto Galarza o de (Santiago) “Bocha” Sheridan, entre otros.
Así comencé, primero con la música y después con la danza, de jovencita integré la Escuela de Danza Di Arte Estudio. En el 2013 salió una audición para integrar el Ballet Oficial de la Fiesta Nacional del Chamamé 2014, quedé seleccionada y ahí aprendí mucho, después de eso ingresé a Litoral Ballets para perfeccionarme.
¿Y con el carnaval?
Algo similar pero con complicidad de mi mamá (risas), bailo danzas árabes desde los cuatro años. Siempre tuve una compañera, una referente o una profesora que formaba parte del carnaval, siempre me llamó la atención y estuve de alguna manera ligada al ambiente del carnaval asistiendo, acompañando o colaborando. Cuando era muy chica no pude ingresar a los corsos por muchas cuestiones, sobre todo porque era muy costoso y por ello lo miraba desde afuera.
Un día mi mamá, que sabía de mi gusto por el carnaval, me propuso convencerlo a mi papá que era el que más se resistía y en 2014 ingresé a Ará Berá. Formé parte de la comisión de Frente “Revolución de Ará Berá” y ganamos como mejor comisión de frente, fue una alegría inmensa para mí.
Desde entonces estuve ligada al carnaval. En los últimos años no pude bailar porque tenía compromisos, viajamos en cada verano a Cosquín y a Laborde, soy bailarina y profesora folclórica y eso me limitaba con los ensayos y el armado de los trajes, por eso no me comprometía con el carnaval.
¿Y ahora qué pasó?
En la peluquería de unos amigos me encontré con Virginia Acosta, nos conocemos desde hace muchos años, me invitó a ser parte de Arandú Beleza. Me ofrecieron para desfilar en el carro de apertura, quedé en avisarle pero por mis tiempos más que nada y después me hablaron de un dúo con Úrsula Yorg, que es una gran bailarina del carnaval. Me decidí con mucho sacrificio y ahora representamos el dúo de la Libertad en la comparsa.
¿Qué sentís por Arandú Beleza?
Es mi primer año en la comparsa, me siento muy feliz y muy cómoda de ser parte de esta gran familia porque me recibieron de la mejor manera; los dirigentes, los integrantes de la batería, los coreógrafos, los comparseros y la verdad que está creciendo la pasión por la “verde y blanca”.
Imagino que son sentimientos distintos que se distinguen entre sí
En el carnaval se siente mucho más el contacto con el público, hay una relación más directa con la gente. En cambio cuando estoy en un escenario, ya sea en la Fiesta Nacional del Chamamé o en otras, ya sea por las luces o por los asientos, hay una distancia que nos separa del público, están como lejos observando nada más.
En el carnaval cuando desfilo siento esa energía del público, las personas que alientan a la comparsa, el público que disfruta o los turistas que vienen y te piden fotos. Por ejemplo algo que siempre me pasó en el carnaval fue encontrarme con niños que están atentos, mirando, esperando que uno le haga un gesto y cuando los saludás le cambia su carita y eso me llena de emoción. Ese contacto tan cercano a la gente es lo que más me apasiona del carnaval.
¿Qué se siente ser Embajadora Nacional del Carnaval?
Satisfacción de haber obtenido este título, pero sobre todo una gran responsabilidad de representar a los comparseros, a todas las comparsas y agrupaciones, a una provincia que tiene más de 400 años de historia, sobre todo, después de representar a mi provincia con el chamamé. Y en esto quiero remarcar mi agradecimiento a Arandú Beleza que me eligió como candidata y llevar este título para ellos es lo que me da más orgullo.
¿Por qué crees que fuiste elegida?
Siento que haber sido Pareja Nacional del Chamamé durante dos años (2020/2021), con Jonathan Roth, y representar a mi provincia fue fundamental.
Quizás eso me permitió haber logrado este título, tener esta experiencia de difundir fuera de Corrientes nuestra cultura y turismo.
Sin embargo es un gran desafío para mí representar a todos los comparseros, no es fácil. La selección no fue sencilla porque pasas por dos instancias, la primera un examen escrito y luego una entrevista oral con los jurados. Después evalúan el desfile con la representación que tenemos en el carnaval.
Esta posibilidad me llena de orgullo, representar desde otro lado completamente distinto a lo que fue mi representación con el chamamé.
Representante del Malambo
Si bien el chamamé es parte innata de su vida, el malambo en cambio fue un amor a primera vista. En una nota realizada por época en septiembre de 2022, dábamos a conocer que Lourdes Montenegro fue finalista del Campeonato Nacional de Malambo Femenino. Esa fue su segunda participación en noviembre pasado en Villa Carlos Paz, Córdoba.
Durante la entrevista a este medio rememoró ese “amor a primera vista” y nos contó el momento en que sucedió: “Estábamos en una competencia de danzas y vi a un par de malambistas en la ciudad de Cosquín, Córdoba, y me acuerdo de que en ese instante le dije a quien fue mi primer maestro de malambo, José Benítez, ‘yo quiero zapatear como ellos’ y ahí comenzamos a practicarlo en su estudio”, recordó en dicha entrevista.
Fuente: Época