El calor extremo por el que atraviesa la ciudad dista mucho del escenario definido por las inundaciones y evacuados. Ayer se cumplió un año de lo que fue catalogado por las autoridades como la “catástrofe natural más grande de la historia correntina”.
Todo ocurrió en la madrugada del domingo 3 de marzo de 2024. “Una gran tormenta desatada colapsó los sistemas de desagües, dado que alcanzaron los casi 200 ml de lluvia entre las 4 y las 6 AM, valores sin precedentes en los registros oficiales”, habían comunicado desde la Municipalidad de Corrientes.
En pocas horas, no solo los barrios periféricos resultaron afectados, sino que también las zonas del centro. Así es como se pudo ver autos completamente tapados por el agua. A la vez que las casas ubicadas en las zonas más bajas sufrieron grandes pérdidas materiales. Muchas familias tuvieron que deshacerse de electrodomésticos y muebles.
Las estadísticas indican que en solo dos horas llovió en Capital más que en todo febrero y en apenas 63 días (enero, febrero y las tres jornadas de marzo) superó las precipitaciones acumuladas durante el primer semestre de 2023, que fue de 583 milímetros. Los primeros días hubo casi 800 evacuados que fueron asistidos por el Estado y la solidaridad de la sociedad. A través de la Subsecretaría de Riesgos y Catástrofes, a cargo de Luis Ruíz, informaron que hubo 791 personas afectadas, las cuales perdieron sus hogares a consecuencia de las lluvias.
Ante esta realidad, el Comité de Crisis municipal, en articulación con el provincial, habilitó siete refugios: los cuatro Centros Integradores Comunitarios -CIC- de los barrios Anahí, Ciudades Correntinas, San Antonio y San Ignacio, las escuelas 274 y 34 y el Centro de Promoción Comunitaria -CPC- del barrio San Jorge.