Biodigestores: cómo convertir desperdicios agropecuarios en materias primas

La Ministra de Industria, Trabajo y Comercio, Mariel Gabur, recibió a empresarios proveedores de servicios y equipamientos con perspectiva ambiental para productores agropecuarios y para industrias que generan grandes volúmenes de desperdicios orgánicos. Según explicó la funcionaria a través de sus redes sociales, la tecnología que le expusieron “consiste en transformar desechos biodegradables y los efluentes industriales en abono”, al tiempo que generan biogás para alimentar generadores eléctricos o –eventualmente- a vehículos impulsados a GNC.

Del encuentro -realizó en la sede del Ministerio- participó también el director de Promoción de Inversiones, Raúl Medina, quien junto a la ministra escuchó los planes de desarrollo en Corrientes de la empresa Biomax, pyme familiar que luego de casi dos décadas de trabajo de investigación patentó su línea de biodigestores.

“Cambiamos el concepto de efluente a materia prima”, explica Diego Barreiro, CEO de la empresa con presencia en casi todo el país. Biomax –explicó el empresario- comenzó con desarrollos para procesar las heces que genera la cría de cerdos a gran escala. Pero luego adaptó esa tecnología para desactivar el efecto contaminante de la vinaza (residuo de la producción azucarera y/o vitivinícola); o el suero resultante de la producción láctea; o los desperdicios orgánicos de un relleno sanitario.

“En la cría de cerdos a gran escala, la solución tradicional es verter en lagunas a cielo abierto esas deposiciones hasta que se desactiva su impacto ambiental. Pero no es así: el olor intenso que se siente al pasar por un criadero es el metano que se libera a la atmósfera. Contaminante que perdura hasta 99 años sin degradarse en la atmósfera y contribuye al efecto invernadero”, explicó Barreiro.

Con sus equipos, Barreiro no solo logró suprimir todo ese contaminante sino que le dio valor agregado. “Todo el ‘bosteo’ de los animales en lugar de liberarse a la atmósfera se introduce en el biodigestor, que es como un estómago que empieza a procesar ese ‘alimento’ y a generar gas que se retira y almacena en un equipo complementario”, explicó el desarrollador de la patente y CEO de Biomax.

El gas metano se utiliza entonces para alimentar la planta motriz de los criaderos: pueden llegar a generar 800Kw por día, según el volumen de desperdicios. “Ese gas también se almacena y puede ser utilizado –por ejemplo- en líneas de tractores propulsadas a GNC”, detalló el empresario.

El biodigestor propiamente dicho es una larga bolsa de unos 6 metros de diámetro y entre 25 y 40 de largo construida con tela especial. Por un lado ingresan los efluentes, allí las bacterias comienzan a degradar su poder contaminante, lo convierten en gas pero queda una parte sólida: BIOL.

El BIOL es un biofertilizante rico en fósforo, nitrógeno y potasio conocido como NKP. Se trata de un abono para cosechas sumamente rico en fitohormonas. “Un cliente de nuestra empresa con la primera cosecha, solo con este fertilizante, amortizó el costo del equipo. Nos contó que su rendimiento era de 39 quintales de soja por hectárea (tiene 300) y con el BIOL logró 41 quintales”, ejemplificó Barreiro. “Y el productor de cerdos, si no le interesa el fertilizante –un insumo dolarizado-, seguramente tiene un vecino al que sí”, acotó el empresario.

Para concluir, el empresario destacó “la excelente recepción que nos brindaron tanto la Ministra Gabur como el director de Inversiones Medina. Ambos nos explicaron que uno de los objetivos que persiguen es el de sumar todos los recursos que contribuyan a la eficiencia de la industria de su provincia y creo que nosotros podemos hacer desde Biomax ese aporte: nuestra tecnología se ajusta perfectamente a los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU”.

Muchas empresas que incorporaron esta solución convirtieron actividades de amplio impacto ambiental en “ejemplo ideal de la economía circular y así logran certificar como Empresa B. Es decir: aquellas compañías que además de un rédito económico buscan un impacto positivo en sus comunidades con el cuidado del ambiente como prioridad, algo que se volvió urgente en tiempos de cambio climático”.

Comentarios de Facebook