Historia del diseño italiano

Fue en la segunda mitad del siglo XIX, tras la unificación de Italia, cuando comenzó la temporada de la industrialización en el Belpaese. Despegaron varios sectores, como la metalurgia, la química y la mecánica. Sin embargo, fue la industria automovilística Made in Italy, en la primera década del siglo XX, la que se ganó un lugar privilegiado entre las excelencias gracias a Fiat, fundada en 1899, que fue la empresa líder del sector. La velocidad, con la llegada del automóvil y la aeronáutica, fue un componente esencial del movimiento futurista que nació en 1909, gracias al poeta y escritor Filippo Tommaso Marinetti.

Cinco años más tarde, Antonio Sant’Elia redactó el Manifiesto de la Arquitectura Futurista y en ocho puntos enumeró las bases de una Italia en constante evolución, en la que se exaltaban la belleza formal y la funcionalidad. Fue en 1915 cuando Giacomo Balla y Fortunato de Pero aplicaron la estética, no solo a todos los aspectos de la vida cotidiana, sino también al mobiliario y los ambientes domésticos, y firmaron el Manifiesto de la Reconstrucción Futurista del Universo. En 1922, nació otro movimiento artístico fundamental para el diseño italiano: el Novecento, liderado por la crítica de arte Margherita Sarfatti. De la pintura pasaron al interiorismo y al mobiliario, situando en el centro de su filosofía artística y de diseño un sentido de retorno al orden, al equilibrio y a la pureza de las formas, en marcado contraste con las vanguardias de la época, el Futurismo en particular. Sin duda, Gio Ponti fue uno de los máximos exponentes de este período gracia a su creatividad, que le valió la fama por su visión ingeniosa y multidisciplinar.

Entre 1927 y 1930, la lll Bienal de Monza y la lV Trienal marcaron el advenimiento del diseño moderno de muebles Made in Italy. El estilo rústico abandonó sus tradiciones y surgieron los primeros protagonistas de la industria italiana del mueble y el diseño; nacieron las primeras marcas de muebles del Belpaese y los accesorios se convirtieron en auténticos íconos: en particular, la Domus Nova, una línea de muebles diseñada por Gio Ponti y Emilio Lancia, concebida para ser accesible a todos, sencilla y al mismo tiempo refinada. En 1933, la 5ª Trienal de Milán se celebró por primera vez en el Palazzo dell’Arte del Parco Sempione de Milán. Como una de las principales empresas de la época, Olivetti pronto se convirtió en el motor del diseño Made in Italy.

En 1936, la estética racionalista se trasladó de la arquitectura al mobiliario, sin dejar de estar vinculada a los procesos artesanales. Comenzó a utilizarse la palabra “estilo” y se delineó la idea del mueble como una herramienta que debía producirse en serie. La madera quedó obsoleta en favor de nuevos materiales como los tubos de cromo, las aleaciones de aluminio y el vidrio. El objeto de mobiliario y uso doméstico, entre los años ‘50 y ‘60, se volvió consumista y afectó a estratos sociales más amplios. Las formas elegantes, la experimentación y las colaboraciones entre diseñadores y empresas estaban dispuestas a innovar. Así, el diseño italiano se consolidó hasta alcanzar fama mundial.

Bruno Munari fue otro gran exponente del diseño Made in Italy, famoso por crear el logotipo de Campari y que, junto con Enzo Mari, diseñó la cafetera Pavoni Diamante. Esta, junto con la Vespa Piaggio, el Fiat 600 y la calculadora Olivetti, pronto se convirtieron en los íconos más importantes de Italia.

En 1961, se organizó en Milán el primer Salón del Mueble, que hoy se ha convertido en punto de referencia para diseñadores y arquitectos de todo el mundo gracias a sus 2010 expositores, 201.000 metros cuadrados y 350.000 visitantes. Al mismo tiempo, nació la revista Abitare, destinada a un público cosmopolita pero consagrada al gusto italiano del Bel Paese, que hoy representa una de las revistas más prestigiosas y autorizadas en el ámbito de la arquitectura y el diseño de interiores.

El diseño en Italia, como en el resto del mundo, se centró en la búsqueda de una simbiosis perfecta entre forma y función, es decir, una integración armoniosa entre los aspectos tecnológico-funcionales y estético-formales. Diseño significa proyecto. Diseño significa avanzar. Diseño como conciencia del presente e imaginación de un futuro. Una disciplina técnica, científica, sociológica y humanística. Una mirada atenta al mundo entero que gira en torno a una idea, esto es lo que significa diseño. Esto es el diseño italiano.

Los hermanos Castiglioni

Hace falta un ojo y una sensibilidad especiales para desenterrar lo excepcional dentro de los objetos de la vida cotidiana, los más banales y los más comunes. Hace falta genio para transformar formas ordinarias en proyectos de diseño de notable estética, inesperados y al mismo tiempo funcionales.

Como parte de esa preciosa generación de diseñadores que contribuyeron al renacimiento italiano tras la Segunda Guerra Mundial desarrollando objetos capaces de convencer a los consumidores para que invirtieran en productos italianos, en más de 40 años de actividad Achille Castiglioni dio vida a 190 proyectos arquitectónicos, 290 proyectos de diseño industrial y 484 accesorios. Muchos son fruto de la excepcional simbiosis creativa con sus hermanos mayores Livio y Piergiacomo, el uno riguroso y serio, el otro un absoluto experimentador. Muchos otros nacen de su incansable mente y entran por derecho propio en la historia del diseño. Íconos como la lámpara Arco, o su invento menos conocido, pero más popular, el interruptor automático, convierten a su creador en una leyenda. Se deja inspirar por “objetos banales”, que recoge durante sus viajes, o en el mercado, o en los grandes almacenes, y guarda en las vitrinas y cajones de su estudio, para tomarlos en sus manos de vez en cuando, estudiarlos y volver a diseñar.

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