Remiseros en crisis por inflación, atraso tarifario y baja demanda

Los trabajadores del volante reconocen que 2025 es un año realmente complicado. El vocero del sector, Juan Castillo, analizó el panorama y entre otros aspectos afirmó que las microsubas aplicadas casi a diario en los surtidores dificultan la planificación de gastos.

Para el servicio local de remises, 2025 es un año realmente complicado. El constante encarecimiento de los insumos (nafta y repuestos, primordialmente) y la baja demanda son un binomio difícil de sobrellevar para el rubro. Esta coyuntura generó que la tarifa mínima quede virtualmente congelada en 2.000 pesos desde hace varios meses.

“Evaluamos una corrección, pero no creemos que sea muy sustancial. La mínima que está 2.000 pesos podría ir a 2.300 pesos”, explicó Juan Castillo, titular de la Asociación de Remises de Corrientes, al tiempo que indicó que esa actualización podría aplicarse entre noviembre y diciembre.

Uno de los factores que agrava la situación del sector es el esquema de microsubas (micropricing) implementadas actualmente en los combustibles: los precios suben casi todos los días generando incertidumbre y dificultando la planificación de gastos.

“Aunque algunos precios bajen de noche, la verdad es que suben más de lo que bajan. Desde diciembre hasta ahora la nafta aumentó un 23% promedio. Ya sea por inflación, dólar o impuestos siempre se corrige para arriba”, señaló.

Castillo remarcó que los remiseros no tienen margen para aprovechar promociones o cargar en horarios convenientes: “Somos clientes cautivos. Cargamos cuando necesitamos, no importa la hora ni el lugar. El combustible es indispensable para trabajar”. Y añadió que, dependiendo del turno y el tránsito, se cargan en promedio unos 20 litros por día. “A veces no se avanza mucho, pero el motor sigue en marcha. Eso también es gasto”, añadió.

Otro problema que enfrentan ante los constantes cambios es la falta de transparencia en los precios. “Muchas veces el valor que figura en la pizarra no coincide con el que termina cobrando la estación. Eso genera desconfianza”, expresó el dirigente.

Además del atraso tarifario y el costo del combustible, el sector sufre una marcada baja en la demanda. “Hay una caída importante respecto al mismo mes del año pasado (promedia el 20%). La crisis golpea fuerte y nuestra actividad no es ajena”, sostuvo Castillo.

Actualmente, quedan unas 20 agencias operativas en la ciudad y alrededor de 1.600 móviles activos, aunque ese número fluctúa constantemente. “Muchos se pasan a Uber y luego vuelven. El mercado se mantiene, pero con mucha inestabilidad”, enfatizó el vocero a modo de cierre.

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