“Abrieron la puerta de la ambulancia y lo ejecutaron”: las pandillas, el miedo y el caos se apoderan de Haití

El Consejo de Transición Presidencial busca una salida política para la crisis que vive el país. El sistema sanitario está el borde del colapso.

Haití es un escenario de guerra. Entre tiroteos y un caos absoluto, los heridos de bala pasan horas escondidos durante la noche antes de animarse a buscar ayuda en el hospital más cercano. De madrugada es imposible salir de casa. Hay que esperar el amanecer para tener más posibilidades de cruzar las zonas más peligrosas de Puerto Príncipe y poder toparse con un médico. Muchos haitianos mueren antes de llegar a los pocos hospitales que aún se mantienen abiertos.

Pero ni en los mal equipados centros de salud se está seguro. Hace algunas semanas, un paciente alojado en el hospital de Turgeau, uno de los barrios de la capital, tuvo que ser trasladado de urgencia a otro punto sanitario. Pero la ambulancia que lo llevaba fue interceptada y rodeada por decenas de supuestos pandilleros a pocos metros del lugar.

Abrieron la puerta de la ambulancia y le dispararon a quemarropa. Lo ejecutaron”, cuenta  el doctor James Gana, referente médico del proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Haití.

Haití, un país al borde de una guerra civil

Tras el asesinato del presidente Jovenel Moise  a mediados de 2021, el país está en manos de bandas armadas que se disputan el poder en los barrios de Puerto Príncipe y las principales ciudades del interior, ya devastadas por los terremotos del 2010 y 2021, la pobreza y la pandemia de covid.

Hoy Haití vive en un absoluto caos. Los muertos se ven en todos lados, el sistema sanitario está quebrado, los alimentos escasean y la anarquía reina en una sociedad colapsada

Haití vive bajo una violencia generalizada (Foto: AFP)

Después de muchas dilaciones, el Consejo de Transición Presidencial quedó conformado con nueve miembros que buscarán encauzar un programa que permita un cambio de mando, con la definitiva salida del impopular primer ministro con mandato vencido, Ariel Henry. Su gobierno carece de poder. Incluso, en marzo presentó su renuncia después que se le impidiera volver al país tras un viaje oficial a Kenia. Quedó varado en Puerto Rico y luego viajó a California. Formalmente, sigue al mando del país, que no celebra elecciones desde 2016.

La capital Puerto Príncipe está hundida en una ola de violencia que incluyó el ataque al palacio presidencial por parte de la pandilla liderada por Jimmy Cherizier, alias “Barbecue”, el líder del principal conglomerado de bandas criminales del país.

“La crisis política y la inseguridad estén teniendo consecuencias graves para la población, incluyendo la pobreza, la desigualdad económica y la falta de acceso a servicios básicos como la educación y la salud. La situación de inseguridad ha generado un flujo de refugiados y migrantes hacia otros países, incluyendo los Estados Unidos, Canadá y naciones de América Latina”, dijo  el analista político haitiano Kesner Jean Marie.

Según afirmó, “la inseguridad es un problema crónico que ha aumentado en los últimos años. La delincuencia y la violencia son generalizadas, y las bandas armadas controlan varios barrios de la capital y otros pueblos del país”.

El sistema de salud está al borde del colapso en Haití

El doctor James Gana, de nacionalidad nigeriana, llegó a Puerto Príncipe hace 9 meses.

Desde entonces, ha sido testigo de cómo la situación sanitaria se viene degradando en el país. “El cuadro es crítico. El sistema de salud está al borde del colapso. El Hospital Universitario, el más grande de la capital, está cerrado desde hace más de un mes. Hay pocos centros sanitarios abiertos y muchos trabajan solo al 50% de su capacidad. No hay acceso a medicinas ni gasolina”, aseguró.

James Gana, representante de Médicos Sin Fronteras en Haití (Foto: Médicos Sin Fronteras)

Pero más allá de las carencias, la inseguridad golpea cada vez más a la salud. “Es muy peligroso estar en la calle. Tenemos ejemplos muy claros de pacientes que llegan hasta 12 horas después de ser heridos de bala porque no se sentían seguros de circular por la calle”, comentó.

Esta situación, según dijo, se repite en numerosas zonas de la capital. “Es algo que nos preocupa mucho”, añadió.

El personal médico afronta serias dificultades para ir a trabajar. “Nosotros vivimos cerca, a 10 minutos del hospital de Turgeau, pero no tenemos seguridad armada ni autos blindados”.

La crisis repercute también en la salud de los niños. “Estamos viendo una disminución de la cantidad de pacientes pediátricos. Los padres no se sienten seguros de llevarlos al hospital porque tienen que caminar por la calle y cruzar zonas cooptadas por las pandillas”, indicó.

“En Puerto Príncipe hay una necesidad enorme de absolutamente todo. La comida y el agua potable son difíciles de encontrar. Además, el aeropuerto y el puerto están cerrados o son de difícil acceso. Estamos realmente al borde del colapso”, concluyó.

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