Cuba enfrenta un juicio histórico contra un exministro de Economía acusado de corrupción y espionaje

Alejandro Gil Fernández fue destituido en febrero de 2024. La audiencia será cerrada y solo podrán asistir “las partes y las personas autorizadas por el tribunal”.

En un histórico juicio que involucrará a una de las más altas figuras del gobierno cubano de la última década, el Tribunal Supremo Popular (TSP) juzgará desde este martes por corrupción y espionaje al ex vice primer ministro y exministro de Economía Alejandro Gil Fernández.

El proceso estará a cargo de la Sala de los Delitos contra la Seguridad del Estado de la máxima instancia judicial de la isla.

La audiencia será cerrada y solo podrán asistir “las partes y las personas autorizadas por el tribunal”, según un escueto comunicado publicado en el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC).

“Tuvo un gran poder. No solo fue ministro, sino también viceprimer ministro para el área económica. Atendía el ministerio de Finanzas y el Banco Central. Tenía realmente un poder extraordinario”, dijo a el profesor titular de la Universidad de La Habana Omar Everleny, exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana.

Quién es Alejandro Gil Fernández

Gil Fernández es el funcionario de mayor rango en caer en desgracia desde las destituciones del exvicepresidente Carlos Lage y del excanciller Felipe Pérez Roque en 2009, ambos muy cercanos al fallecido líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro,y acusados de “filtrar” información confidencial.

En 1999 había sido depuesto el entonces ministro de Relaciones Exteriores Roberto Robaina, uno de los funcionarios más populares de la isla. Visto entonces como un sucesor natural de los hermanos Castro, fue acusado de “deslealtad” y de autopromocionarse como heredero político. Además, se le achacó una relación cercana con un político mexicano vinculado con el narcotráfico.

El presidente Miguel Díaz-Canel (izquierda) dialoga con su entonces ministro de Economía, Alejandro Gil Fernández (Foto: Cortesía/Cubanet).

Pero la acusación que pesa sobreGil Fernández, de 61 años, es mucho más grave. Está imputado de una decena de delitos como corrupción, malversación y hasta espionaje.

La Fiscalía General de la República detalló que el exministro fue acusado “por los delitos de espionaje, actos en perjuicio de la actividad económica o de la contratación, malversación, cohecho, falsificación de documentos públicos, evasión fiscal, tráfico de influencias, lavado de activos, infracción de las normas de protección de documentos clasificados, y sustracción y daño de documentos u otros objetos en custodia oficial”.

Gil Fernández se encuentra en prisión preventiva desde su destitución en febrero de 2024. Entonces fue cesado también de sus funciones como diputado de la Asamblea Nacional -Parlamento unicameral- y de su condición de miembro del Comité Central del todopoderoso Partido Comunista.

Ni Lage, ni Roque ni Robaina estuvieron en prisión y fueron reciclados a través de trabajos “humildes” tras ser depuestos de sus cargos. Robaina fue administrador del Parque Almendares de La Habana, se reconvirtió en pintor y hasta regenteó un café privado en la capital cubana.

Graduado como ingeniero en explotación del transporte, Gil Fernández fue directivo de varias empresas estatales antes de asumir en el ministerio de Economía.

Everleny dijo que “fue una de las figuras claves en todo el proceso de ordenamiento de la economía” de los últimos años, en especial con la unificación monetaria y cambiaria que eliminó el peso convertible (CUC) y unificó todas las transacciones en un solo peso cubano (CUP) en 2021.

Además, administró la crisis post-pandemia y abrió ciertos sectores de la economía cubana a la iniciativa privada con el levantamiento de la prohibición a las micro, pequeñas y medianas empresas vetadas entre 1969 y 2021.

“Era un funcionario muy cercano al presidente Díaz-Canel”, indicó el analista. Precisamente fue el propio mandatario el que anunció su destitución el año pasado al afirmar que su ministro había cometido “graves errores” que no precisó.

Sin embargo, Gil no tuvo un poder omnipresente en el área económica cubana. “Parte del poder económico en Cuba no estaba en sus manos porque hay una cosa que se llama GAESA (Grupo de Administración Empresarial S.A. de Cuba, bajo dominio absoluto de las Fuerzas Armadas) que controla otra parte de la economía”, dijo Everleny.

GAESA tiene vastas ramificaciones en el sector hotelero, tiendas minoristas de ventas de productos en dólares y el control de aduanas y puertos, entre muchos otros sectores.

“Lo que era el mundo en divisas, el área más dinámica de la economía, ha sido dominado hasta hoy por GAESA. Gil Fernández era el superministro del área civil”, concluyó el analista.

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