La mujer habría entrado clandestinamente a Turquía pasando por Afrin, localidad del nordeste de Siria controlada por soldados turcos y sirios. El Gobierno acusó del ataque a la organización PKK, que desmintió terminantemente la autoría del hecho.
La policía turca detuvo este lunes a una mujer de nacionalidad siria acusada de haber cometido, por orden de los rebeldes kurdos del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), el atentado con bomba que el domingo causó seis muertos y 80 heridos en Estambul, la principal ciudad de Turquía.
El separatista PKK, en lucha armada contra Turquía desde hace unos 40 años, desmintió por su parte todo vínculo con el ataque, al igual que combatientes sirios kurdos apoyados por Estados Unidos, que también fueron señalados por el Gobierno turco.
Antes, este mismo lunes, el ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, anunció que la mujer que puso la bomba en una de las avenidas más transitadas de Estambul fue detenida cerca de la ciudad y aseguró que “la organización terrorista PKK es responsable” del atentado.
Soylu precisó que fueron detenidos 46 sospechosos, algunos de ellos en el mismo lugar que la mujer que, según medios locales, tendría 23 años.
“Los terroristas fueron atrapados con una operación exitosa. Si no se les hubiese capturado iban a huir hoy a Grecia”, dijo el ministro en el lugar del ataque.
Imágenes de la Policía difundidas en la prensa turca mostraban a una mujer con suéter violeta detenida en un departamento en Kucukcekmece, en las afueras de Estambul
La mujer, llamada Alham Albashir, habría entrado clandestinamente a Turquía a través de Afrin, localidad del nordeste de Siria controlada por soldados turcos y sirios, dijo Soylu.
De acuerdo con un comunicado de la Dirección de Seguridad de Estambul, la mujer confesó que “fue entrenada como agente especial de inteligencia por la organización terrorista PKK/PYD/YPG”, informó la agencia de noticias AFP.
El texto de la Policía turca alude a las milicias kurdosirias Unidades de Protección Popular (YPG) y al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), proscritos en Turquía, así como a su brazo político, el Partido de la Unión Democrática (PYD).
La policía afirmó que recibió órdenes en la ciudad de Kobane, también en el nordeste de Siria y bajo control de movimientos kurdos, aliados del PKK.
La bomba que estalló en Estambul
El artefacto explosivo estaba compuesto por “TNT de fuerte potencia”, precisó la policía, que detalló haber encontrado en el departamento de la detenida una importante suma de dinero en euros y piezas de oro en una bolsa, así como una pistola y cartuchos.
El atentado, cometido el domingo por la tarde en la avenida peatonal y comercial de Istiklal, no fue reivindicado.
En la explosión murieron seis personas de nacionalidad turca, entre las que figuran una niña de 9 años junto a su padre y una adolescente de 15 con su madre.
Las víctimas fueron enterradas este lunes.
También se reportaron 81 heridos, de los cuales 24 seguían hoy hospitalizados.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, condenó este domingo el “vil atentado” en Estambul y prometió que sus autores iban a ser desenmascarados y “castigados”.
Según el ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, una “mujer se sentó en un banco durante 40 o 45 minutos y, uno o dos minutos después, hubo una explosión”.
La prensa turca difundió una imagen de una cámara de vigilancia de la calle Istiklal, una de las más famosas y turísticas del centro de Estambul, en la que se ve a una joven con pantalón de camuflaje y un velo negro que corre entre la multitud, y que fue designada como la que colocó la bomba.
El ministro Soylu también acusó a las fuerzas kurdas del YPG que controlan la mayor parte del nordeste de Siria, de estar involucradas en el ataque.
“Creemos que la orden del ataque fue dada en Kobane”, aseguró.
Sin embargo, tanto YPG como PKK desmintieron firmemente las denuncias.
“Nuestra gente y el público democrático saben muy bien que no estamos relacionados con este incidente, que no atacaremos directamente a civiles y que no aceptamos acciones dirigidas a civiles”, dijo el grupo en un comunicado publicado por la agencia de noticias Firat, cercana al PKK.
“Afirmamos que nuestras fuerzas no tienen nada que ver con el ataque de Estambul y rechazamos las acusaciones que acusan a nuestras fuerzas de ello”, tuiteó, por su parte, el comandante de las unidades árabe-kurdas de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), Mazlum Kobane Abdi.
“Expresamos nuestras más sinceras condolencias a las familias de los desaparecidos y al pueblo turco, y deseamos una pronta recuperación de los heridos”, concluyó.
La frecuentada avenida Istiklal, en parte cerrada el domingo, fue reabierta el lunes por la mañana, pero todos los bancos fueron retirados, indicio de que las autoridades temen que se produzca una nueva ola de ataques.
Una alfombra roja cubría el lugar de la explosión y los transeúntes depositaban claveles rojos.
Este ataque se produce siete meses antes de las elecciones presidenciales y legislativas de junio de 2023 en Turquía, y tras la serie de atentados que entre 2016 y 2017 sacudieron Estambul y fueron reivindicados por el grupo islamista radical Estado Islámico (EI) y por combatientes kurdos.
Este lunes, Turquía rechazó las condolencias de Estados Unidos por el atentado, con el argumento de que Washington “apoya a los terroristas” de Kobane.
La ciudad de Kobane adquirió notoriedad por la batalla de 2015 que permitió a las fuerzas kurdas apoyadas por Estados Unidos repeler al grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Además, el PKK está en el centro del pulso entre Suecia y Turquía, que bloquea desde mayo su entrada a la OTAN, por acusarla de ser demasiado tolerante con el grupo.
Turquía pide la extradición de varios de sus miembros, según un principio de acuerdo firmado en junio con Suecia y Finlandia, otro país nórdico que quiere ingresar en la Alianza Atlántica.
El PKK es a menudo objeto de operaciones militares turcas contra sus bases en el norte de Irak y Siria.