Tras la retirada rusa, sobre el terreno quedó de manifiesto el caos que enfrenta el ejército del Kremlin en medio de los avances de Kiev y los intentos de legalizar la anexión de territorios que Moscú no controla. IMÁGENES SENSIBLES
Los cuerpos de soldados rusos yacían el martes en las calles de una estratégica ciudad en el este de Ucrania como una prueba de una retirada atropellada que marcó una nueva derrota militar para Moscú en su lucha por mantener las zonas que se anexionó ilegalmente la semana pasada.
La cámara alta del Parlamento ruso respaldó el martes la incorporación de cuatro regiones ucranianas al país luego de unos “referendos” que Kiev y sus aliados califican de ilegales y fraudulentos.
Pero la imagen sobre el terreno puso de manifiesto el caos que enfrenta el presidente Vladimir Putin en su respuesta a los avances ucranianos y a los intentos de establecer las nuevas fronteras rusas.
Las tropas rusas se retiraron de Lyman, una ciudad que Moscú había empleado como centro logístico y de transporte, durante el fin de semana para evitar verse rodeadas por las fuerzas ucranianas. La liberación de la ciudad dio a Kiev una posición ventajosa para continuar su ofensiva hacia territorios ocupados por Rusia.
Dos días después, los cadáveres de los efectivos rusos seguían en el piso. En un primer momento, el ejército ucraniano pareció haber recuperado los de sus compañeros caídos tras los duros combates por el control de Lyman, pero no las bajas rivales.
“Peleamos por nuestra tierra, por nuestros hijos, para que nuestra gente pueda vivir mejor, pero todo esto tiene un precio muy alto”, dijo un soldado ucraniano que se identificó por su apodo, Rud.
Los vecinos de Lyman salieron de los sótanos donde se habían ocultado durante la batalla por la ciudad y encendieron hogueras para cocinar. La ciudad no tiene agua corriente, gas ni electricidad desde mayo. Edificios residenciales ardieron. Algunos residentes aparecieron en bicicletas.
Una mujer de 85 años que se identificó por su nombre y patronímico, Valentyna Kuzmichna, recordó una explosión reciente en la zona.
“Yo estaba de pie en el vestíbulo, a unos cinco metros, cuando estalló”, dijo. “Que Dios no lo quiera, ahora no oigo bien”
En el sur, cuatro civiles resultaron heridos por misiles rusos en la ciudad de Nikopol.
Tras retomar Lyman en la región de Donetsk, las fuerzas ucranianas avanzaron hacia el este y podrían haber llegado a la frontera de la vecina Lugansk en su ruta hacia Kreminna, según indicó el Institute for the Study of War, un centro de estudios con sede en Washington, en su último reporte sobre los combates.
Las fuerzas ucranianas también hicieron progresos significativos en el sur, e izaron banderas sobre las pequeñas localidades de Arkhanhelske, Myroliubivka, Khreshchenivka, Mykhalivka y Novovorontsovka.
A pesar de los últimos avances militares, el viceministro ucraniano de Exteriores, Yevhen Perebyinis, pidió más armas para Ucrania luego de la movilización parcial anunciada por Moscú el mes pasado.
En un mensaje en video a una conferencia en la capital de Turquía, Ankara, sobre la guerra rusa contra su país, Perebyinis dijo el martes que el armamento adicional no llevará a una escalada del conflicto sino que ayudará a que termine antes.
“Necesitamos artillería de largo alcance adicional y munición, aviones de combate y vehículos blindados para continuar con la liberación de los territorios ocupados”, indició el viceministro. “Necesitamos sistemas de defensa antiaéreos y antimisiles para proteger a nuestros civiles e infraestructura crítica de los ataques terroristas de las fuerzas rusas”.
Los éxitos ucranianos en el este y el sur continuaban mientras Rusia maniobraba para absorber cuatro regiones ucranianos en medio de los combates.
La cámara alta del parlamento ruso, el Consejo de la Federación, ratificó el martes los tratados para convertir Donetsk y Lugansk y las regiones sureñas de Kherson y Zaporizhzhia en parte de Rusia.
La cámara baja había completado con rapidez el mero trámite de respaldar los acuerdos de acceso después de que el Kremlin orquestara la semana pasada unos “referendos” de anexión que Ucrania y sus aliados occidentales consideran ilegales y fraudulentos.
Se esperaba que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, refrendara con rapidez los tratados.
El proceso de incorporar las regiones ucranianas iba tan rápido que ni siquiera estaban claras las fronteras de los territorios anexionados.
El vocero del Kremlin Dmitry Peskov dijo el lunes que Donetsk y Lugansk se unirían a Rusia con las mismas fronteras administrativas que existían antes de que estallara un conflicto en la región en 2014 entre separatistas prorrusos y fuerzas ucranianas. Las fronteras de Zaporiyia y Jersón aún no están decididas.
Sin embargo, un destacado legislador ruso dio una opinión diferente. Pavel Krasheninnikov dijo que Zaporizhzhia sería anexionada según sus “fronteras administrativas”, lo que implica que Moscú pretende incorporar zonas de la región que siguen bajo control de Kiev. Dijo que se aplicaría un criterio similar con Kherson, pero que Rusia incluiría dos distritos de la región vecina de Mykolaiv que están ocupadas por Rusia.