“Tengo miedo y no es normal”: la desgarradora carta de una adolescente que sufre la guerra entre Israel y Hamas

“Este miedo va a seguir cuando yo sea más grande y quiera ir a una fiesta, pero tenga miedo de no volver. Este miedo va a seguir cuando yo tenga 18 años y entre al ejército con esta guerra en la mente. Este miedo sigue y va a seguir para toda la vida”, cuenta una adolescente de 14 años en una carta desgarradora que escribió para reflejar la trágica situación que se vive en Israel por la guerra contra Hamas.

Israel hará una pausa de cuatro horas por día. (Foto: captura A24)

La carta fue escrita por la hija del periodista corresponsal Gabriel Astrovsky, y en sus líneas se representan el miedo y el dolor que este tipo de situaciones críticas causan en las personas.

“Para todos los que no entienden, en Israel estamos en guerra. Y esto que está pasando acá NO es normal y NO estamos acostumbrados a esto. Lo qué pasó en Israel el 7 de octubre fue un holocausto. Y no es normal”, describe la chica.

A continuación, el texto completo:

Cuando el pasado viernes 6 de octubre por la noche, todos los ciudadanos del Estado de Israel se acostaron a dormir, ninguno supuso que el terror los despertaría pocas horas después con el ruido de las sirenas que anuncian un bombardeo de misiles.

Aquellos jóvenes que eligieron participar de una fiesta de música en pleno desierto, y que tenía como objetivo pedir por (y celebrar la) paz, no imaginaron que serían asesinados por balas que les eran disparadas por cielo y por tierra en partes iguales.

Los habitantes de las ciudades y kibutzim del sur no pensaban, ni por casualidad, que para la gran mayoría se trataba de su última noche y que cientos y miles de familias serían separadas y destrozadas por la barbarie extremista.

Por momentos queda lejos recordar lo que ocurrió el 7 de octubre.

Aunque se siente como una eternidad, tan solo ha pasado un mes y, conforme transcurren los días, se siguen conociendo más historias de secuestrados, y de asesinados y de sobrevivientes.

Son impresionantes y hasta causa escalofrío escucharlas.

Pero si hay algo que queda en claro, es que toda esta situación ha afectado a toda la sociedad en el país. Sin distinción de credos ni de sexos ni de ideologías políticas. En Israel, todos tenemos un familiar o amigo o acaso un conocido que estuvo en la fiesta, o que está secuestrado en Gaza o que definitivamente, ya no está.

Una de las palabras que más suena por estos días es POSTRAUMA y preocupa a todos como haremos para poder salir adelante, y como se deberá trabajar psicológicamente con la ciudadanía toda.

Por eso es importante poder hablar. Expresarse. Largar lo que uno tiene adentro.

Como padres muchas veces nos preguntamos que les estará pasando por la cabeza a nuestros hijos y en la noche de ayer, mi hija mayor me dio una lección de vida.

Al regresar a casa y luego de una ardua jornada de trabajo, Sofía me contó que había decidido escribir. Nada en particular. O todo en especial.

Palabras que cuentan que le pasa a una adolescente de 14 años que desde hace un mes vive la guerra desde cerca.

Con su permiso, les comparto sus líneas y festejo que los niños, que tanto nos ocupan y preocupan, puedan tener la cabeza tan limpia y elijan hablar en lugar de callarse.

(N de R: sólo ha sido corregida la ortografía, más no el énfasis con el que fue escrito)

Hoy es 9 de noviembre del 2023. Ya pasó un mes y dos días desde que empezó la guerra.

Acá en Israel, tuvimos vacaciones desde el 22 de septiembre hasta el 8 de octubre.

Yo el 6 de octubre me fui a dormir triste, pensando en todo lo que iba a tener que estudiar este año y en cómo me iba a ir con las pruebas.

Esos son los únicos pensamientos “tristes” que una adolescente de 14 años debería tener.

Esa noche, nos fuimos a dormir tarde.

El sábado 7 de octubre a las 6:33 de la mañana nos despertamos con las sirenas.

Yo rápido agarré mi teléfono y salí al pasillo, ahí lo vi a mi papá con cara de confundido y me preocupé mas. Fui corriendo al refugio a despertar a mi abuela y cerrar el hierro de la ventana.

Unos segundos después entraron mis papás y mi hermano.

Apenas cerramos la puerta y prendimos las noticias, vimos a un periodista que se había despertado a las 6:30 como nosotros y se había instalado un mini estudio en su casa para salir al aire.

Siento que todos los que vieron las noticias ese día se pueden acordar de las ojeras y la cara de preocupación que tenia ese periodista, del fondo mal colgado y del miedo de todos los que estaban en frente de su tele intentando entender que pasaba.

La situación era difícil incluso antes de saber lo que estaba pasando en serio.

Mi hermano estaba en su cama abrazando a mi abuela. Mi mamá prendida a las noticias, mi papá intentando averiguar que pasaba en su teléfono y yo contando chistes como siempre hago en estas situaciones para despejarnos.

Después de que los 10 minutos pasaron, salimos del refugio.

Yo directo me fui a mi cuarto a intentar dormir y ver TikTok. Alrededor de 2 horas después de que salimos del refugio, vi un video en TikTok de un auto lleno de “soldados” entrando en la ciudad de Sderot.

Automáticamente pensé que era un auto de soldados israelíes yendo al sur a ver que estaba pasando.

Unos minutos después salí de mi cuarto y fui al comedor con mis papás, mi mamá estaba trabajando ahí desde las 7 de la mañana y mi papá seguía viendo el teléfono intentando entender que estaba pasando.

Un rato después prendimos las noticias para ver que pasaba y vimos exactamente el mismo video que había visto yo en TikTok de “los soldados israelíes yendo al sur” pero el título que decía ahí era

‎ (infiltración terrorista en el sur del país).

Apenas leí eso me quedé helada, eran un montón en ese auto y un poco después de eso también mostraron videos de terroristas entrando en parapentes y lanchas.

Yo tenía muchísimo miedo. Alrededor de las 4 de la tarde me fui a dormir un rato esperando que esto fuera una gran pesadilla y que se termine apenas me despierte.

Cuando me desperté una hora más tarde (eran las 11am en Argentina) tenía casi 200 mensajes de diferentes personas preguntando cómo estábamos acá.

Ya todo el mundo se había enterado de lo que había pasado.

Llegando a la noche, después de haber estado todo el día pegada a las noticias y al teléfono, mis papás me dijeron que ponga una película para despejarme un rato.

Exactamente 15 minutos después de que puse la película sonaron las sirenas de vuelta.

Esta vez, cuando entre al refugio no estaba haciendo chistes. Estaba temblando.

La situación no era la misma de cuando entramos a la mañana. Esta vez mi hermano estaba llorando abrazándome a mi, mi papá saliendo al aire, mi mamá hablando con mi abuela intentando calmarse y yo temblando y llorando abrazando a mi hermano.

Ese día yo no me fui a dormir hasta las 4 de la mañana, me quedé pensando en todo lo que había pasado en solo 24 horas, sabiendo que no iba a empezar las clases al día siguiente y pensando en la suerte que tenía de que a mi no me había pasado nada. me fui a dormir con miedo.

Con un miedo que, hasta el día de hoy, todavía no se fue.

Un miedo que probablemente se disminuya con el tiempo pero nunca se va a ir por completo.

Este miedo va a seguir cuando yo sea más grande y quiera ir a una fiesta, pero tenga miedo de no volver.

Este miedo va a seguir cuando yo tenga 18 años y entre al ejército con esta guerra en la mente.

Este miedo sigue y va a seguir para toda la vida.

Miedos que una adolescente de 14 años no debería estar teniendo.

Para todos los que no entienden, en Israel estamos en guerra.

Y esto que está pasando acá NO es normal y NO estamos acostumbrados a esto.

Lo qué pasó en Israel el 7 de octubre fue un holocausto. Y no es normal.

Si vos tenés un amigo en Israel que cuando le preguntaste como estaba te dijo bien… es muy probable que te esté mintiendo.

Imagínate esta situación. Estás en el medio de una guerra, tenes hermanos en el ejército, compañeros del colegio secuestrados y maestros combatiendo en Gaza. ¿Que le contestas a una persona que te pregunta cómo estás?

¿Estoy genial? ¿Estoy triste? Nadie puede entender lo que estamos pasando en Israel ahora. Seas judío, cristiano, musulmán o indio.

Los sentimientos que se tienen cuando estas en el medio de una guerra son completamente imposibles de entender.

El echo de que acá “seguimos con nuestra vida” no significa que no tengamos miedo o que no estemos preocupados.

Yo en este momento tengo a mi maestro preferido adentro de Gaza combatiendo para cuidarnos. Tengo vecinos y hermanos de amigos que están en el ejército cuidando del país. Tengo amigas que en sus colegios hay chicos secuestrados. Acá no estamos en una situación normal pero tenemos que seguir adelante con nuestras vidas.

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