La Policía allanó ayer la vivienda de un joven sospechado de haber disparado contra un chofer de colectivos el año pasado en la capital provincial, a la búsqueda de dos revólveres que exhibió semanas atrás a través de redes sociales. Sin embargo, durante el registro no encontraron armas de fuego, sino decenas de dosis de cocaína.
La casa donde habitan al menos doce personas sería un “kiosco” de comercialización de drogas al menudeo y se encuentra ubicada en el corazón de la barriada populosa conocida como “La Chola”.

Por orden judicial, un grupo de efectivos de la Dirección de Investigación de Delitos Complejos y Delitos Informáticos llegó al inmueble de calle Argentina casi Crespo.
Con el apoyo del Grupo Táctico Operacional rodearon el domicilio donde estaba un joven de nombre Axel, quien se encuentra en la mira de las autoridades desde agosto de 2024, cuando ocurrió la agresión contra Carlos Daniel González, de 32 años, frente a un kiosco donde fue a comprar pan en calle Iberá, entre Crespo y 2 de Abril del barrio Cristóbal Colón.

Como saldo del procedimiento fueron incautados un total de 49 envoltorios de polietileno que estaban distribuidos en dos sectores de la casa.
Ante el descubrimiento la causa pasó a esferas del Juzgado Federal y, a la vez, debieron intervenir policías de la Dirección General de Drogas Peligrosas y Crimen Organizado para el test, pesaje y secuestro de la sustancia estupefaciente.


De acuerdo a la información conocida, la Unidad Fiscal de Investigaciones Concretas a cargo de Gustavo Robineau sigue recolectando datos respecto al hecho que tuvo como víctima a González y aún se mantiene irresuelto.
Las últimas novedades vinculadas a esa investigación fueron las imágenes que Axel, sospechoso inicial en el caso, mostró a través de sus redes sociales.
El joven posaba en fotografías, aparentemente, con dos armas distintas en mano. Serían un revólver calibre .22 y un revólver calibre .32.
La aparición de esta nueva evidencia reavivó la pesquisa. El joven ya estuvo bajo fuertes sospechas de ser quien hirió a González.
El muchacho aparecía vinculado a la teoría de que el presunto tirador, en la noche del miércoles 14 de agosto, disparó desde el asentamiento “La Chola”, al otro lado de la calle Iberá.
Sin embargo, nunca hubo prueba consistente para alguna imputación sino meras sospechas, presunciones e hipótesis que poco a poco parecían quedar desvanecidas.
Las fotos motivaron el allanamiento que no tuvo el resultado esperado en relación a la búsqueda de las armas que el sospechoso mostró entre “amigos”. Y, en cambio, fue “positivo” respecto al descubrimiento de un “kiosco” de venta de drogas.
Dar con alguna arma sería importante para su pericia y poder determinar si fue la usada en la agresión.
González sufrió heridas graves. Pasó muchos días al borde de la muerte y estuvo internado hasta el 16 de octubre. Luego de la alta médica le quedó un largo camino por recorrer en proceso de rehabilitación.
Aquella noche del disparo estaba junto a su pareja, con quien fueron a comprar pan y de repente cayó con el impacto de un balazo en la cabeza, disparo que hasta el día de hoy nadie sabe con certeza quién lo realizó.