(Alejandro Di Palma, Roberto Domingo, Rubén Pagliotto)- Entre Ríos, fue conocida como República Federal Entrerriana, como Estado independiente de las Provincias Unidas del Río de la Plata, desde el 29 de septiembre de 1820 y hasta la muerte de Francisco Ramírez, el 10 de julio de 1821.
Sin considerar que la secesión es el único camino a seguir, entendemos que cierta dosis de insularismo, podría ser el mejor sendero para renegociar un “trato” que a grandes rasgos, se terminó de definir en 1853 y en cada una de las reformulaciones posteriores, nuestra provincia se vio postergada, resultando tanto la historia como la actualidad, en elocuente demostración de una equivocación estratégica, es decir una derrota o un “mal trato”… un maltrato que es simplemente un abuso, un agravio, una vejación que hemos sufrido los entrerrianos.
De manera que quizás, el hacer honor a nuestro pasado, sin llegar al extremo de la secesión, puede ser la estrategia más razonable para defender nuestros intereses y nuestro futuro, entregándonos a los principios históricos que dieron esencia al ser entrerriano.
ALGUNOS CONCEPTOS ESTRATÉGICOS
Como se verá estamos hablando de ESTRATEGIA, es decir de seleccionar el mejor camino para presionar sobre una reformulación (más favorable a nuestros intereses provinciales) del contrato que nos vincula al país (Constitucion Nacional), por ende es indispensable comenzar el análisis definiendo algunos conceptos: la ofensiva consiste en tomar la iniciativa de abrir un conflicto con vistas a obtener un cierto resultado político, mientras que la defensiva consiste en sufrir la iniciativa del adversario y en rechazar el arreglo político propuesto.
Entonces es evidente que la actitud defensiva no puede conducir a ninguna solución política, por consiguiente, no hay simetría entre las actitudes ofensivas y defensivas.
Evidentemente, la defensiva sólo puede tender a permitir tarde o temprano retomar la iniciativa, es decir, emprender una acción ofensiva, en ese caso se trataría de una acción “contra ofensiva” si es que no se quiere sufrir la voluntad del adversario. Esto nos conduce a concebir la defensiva en la estrategia indirecta en tres fases: primero durar, después responder con una acción contra ofensiva y finalmente negociar si es posible amenazando con el desencadenamiento de una nueva acción ofensiva
Por lo anterior es evidente que necesitamos adoptar una estrategia ofensiva (o contraofensiva) para forzar a la política nacional a renegociar el acuerdo vigente cuya resultante solo nos ha postergado
FEDERALISMO – SECESIONISMO – INSULARISMO
El federalismo, el secesionismo y el insularismo son conceptos políticos y sociales que han marcado la historia y la dinámica de muchos países en todo el mundo. Cada uno de estos términos representa diferentes formas de organización política y territorial que pueden tener profundas implicaciones en la cohesión nacional, la autonomía regional y la identidad cultural. En este ensayo, intentamos explorar estos tres conceptos, analizando sus significados, sus potenciales ventajas y desventajas, así como sus implicaciones para la estabilidad y la unidad de un país.
FEDERALISMO – UNA ESTRATEGIA DE DESCENTRALIZACIÓN
El federalismo es un sistema político en el que el poder se divide entre un gobierno central y múltiples entidades subnacionales, como estados o provincias, que tienen cierto grado de autonomía política y administrativa. Este sistema permite que las regiones dentro de un país mantengan una cierta medida de control sobre sus asuntos internos, mientras que aún están vinculadas a un gobierno central para cuestiones de interés nacional.
Una de las principales ventajas del federalismo es que puede ayudar a gestionar la diversidad cultural, lingüística o étnica dentro de un país, al permitir que las regiones tengan cierto grado de autogobierno y puedan tomar decisiones que reflejen sus necesidades y valores particulares. Además, el federalismo puede promover la participación ciudadana y la democracia al acercar el gobierno a la gente y permitir una mayor representación de intereses locales en el proceso político.
Sin embargo, el federalismo también puede plantear desafíos que son un vicio con el que convivimos. La duplicación de estructuras gubernamentales a nivel federal y subnacional puede llevar a la burocracia y la ineficiencia, mientras que las tensiones entre el gobierno central y las regiones pueden surgir en áreas como la distribución de recursos o la aplicación de políticas uniformes en todo el país, estos son, sintéticamente, los reclamos que nos llevan a plantear una renegociación del trato que nos vincula con el gobierno central.
SECESIONISMO – LA BÚSQUEDA DE LA INDEPENDENCIA
El secesionismo es el movimiento político que busca la independencia de una región o territorio dentro de un país para formar un estado separado. Este fenómeno puede surgir por una variedad de razones, que van desde diferencias culturales o lingüísticas hasta disputas históricas o económicas. Los secesionistas argumentan que la independencia les permitirá un mayor control sobre su destino y una mejor capacidad para abordar sus necesidades específicas.
Los casos de secesionismo pueden variar en su naturaleza y gravedad, desde movimientos pacíficos que buscan la autonomía regional dentro de un estado existente hasta conflictos violentos que buscan la separación completa y la creación de un nuevo país. En algunos casos, el secesionismo puede ser impulsado por la percepción de discriminación o marginalización por parte del gobierno central, mientras que en otros casos puede estar motivado por aspiraciones nacionalistas o culturales.
El secesionismo plantea desafíos significativos para la estabilidad y la cohesión de un país, ya que puede generar tensiones étnicas, políticas y económicas. Los gobiernos centrales a menudo ven la secesión como una amenaza a la integridad territorial y pueden resistirse firmemente a los esfuerzos separatistas, lo que puede llevar a conflictos prolongados y a veces violentos. Sin embargo, la negativa a abordar las demandas legítimas de autonomía regional también puede alimentar el resentimiento y fortalecer el apoyo al movimiento secesionista.
INSULARISMO – LA IDENTIDAD Y DESAFÍOS DE LAS ISLAS
El insularismo se refiere a la perspectiva política y cultural centrada en las islas o territorios insulares, que a menudo tienen características geográficas, históricas y culturales distintivas. Las islas pueden enfrentar desafíos únicos en términos de desarrollo económico, acceso a recursos naturales y conectividad con el continente o con otras regiones (Entre Ríos solo cuenta con 10 conexiones viales con el territorio continental, 7 con Argentina y 3 con Uruguay).
Para muchas islas, el insularismo puede ser tanto una fuente de orgullo cultural como una barrera para el desarrollo. Las comunidades insulares a menudo valoran su identidad única y sus tradiciones, pero también como es nuestro caso, pueden enfrentar dificultades para acceder a servicios básicos, infraestructura y oportunidades económicas.
Las políticas gubernamentales y las estrategias de desarrollo pueden desempeñar un papel importante en abordar los desafíos del insularismo y fomentar la sostenibilidad y la resiliencia en las comunidades insulares. La descentralización administrativa y la participación local pueden ayudar a garantizar que las necesidades y preocupaciones de las islas sean tenidas en cuenta en la formulación de políticas, mientras que la cooperación regional e internacional puede facilitar el intercambio de conocimientos y recursos para abordar problemas comunes.
LA FEDERACION y LOS POSIBLES JUEGOS
El federalismo, el secesionismo y el insularismo son fenómenos políticos y sociales que reflejan la diversidad y la complejidad de las sociedades modernas. Si bien cada uno de estos conceptos presenta sus propios desafíos y oportunidades, también pueden estar interconectados y afectarse mutuamente en contextos específicos. La gestión efectiva de estas dinámicas requiere un enfoque equilibrado que reconozca y respete la diversidad cultural y política, al tiempo que promueva la unidad y la cohesión nacional en un marco de democracia y derechos humanos.
La relación entre federalismo y secesión puede considerarse antagónica, pero es una realidad inevitable en las comunidades políticas multinacionales. A fin de quitarle dramatismo a este análisis debemos señalar que, tanto la integración como la desintegración son tendencias posibles en una federación y los recientes acontecimientos políticos en Cataluña demuestran la trascendencia de las reivindicaciones independentistas, fenómeno político que ya han experimentado otros países como Escocia o Canadá (Quebec) más antiguamente.
Las democracias liberales evolucionan, y los debates sobre el autogobierno y la autodeterminación no pueden analizarse como se hacía hace unas décadas.
Debemos señalar que minorías permanentes reclaman garantías liberales que las protejan de las mayorías, pero también reivindican derechos democráticos para expresar sus opiniones sobre su futuro constitucional. Es en ese sentido, los “pactos” son la base de cualquier acuerdo político, y todo acuerdo federal exige que se respeten los compromisos individuales y colectivos, agregamos que los debates sobre la secesión y el pluralismo nacional siempre están afectados por la concepción local de lo que significa realmente el federalismo.
El extremo de la secesión, implica una ruptura del statu quo, es decir, la creación de un nuevo Estado en una parte del territorio que antes pertenecía a otro Estado (o federación de estados), por lo tanto, supone una transferencia de soberanía de un Estado matriz a una nueva unidad política, que es lo contrario de una federación (transitamos juntos – “coming together”) y el resultado no deseado de un sistema de sostenimiento federal (“holding together).
ES IMPORTANTE OBSERVAR QUE, A PESAR DE LAS CONTRADICCIONES APARENTES, LOS MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS (Y SECESIONISTAS) SON UNA PARTE INELUDIBLE DE LOS SISTEMAS POLÍTICOS FEDERALES.
Dicho lo anterior, entendemos que no será posible priorizar o visibilizar la agenda de nuestra provincia y por ende conseguir el desarrollo provincial, sin un notable cambio en la ESTRATEGIA de nuestra CONDUCCIÓN POLÍTICA, un cambio que creemos debe sostener, aunque en dosis homeopáticas, alguno/s de estos conceptos vertidos.
Para esto planeamos como único camino posible la construcción de un partido político absolutamente provincial, o un frente político, que proponga, desentendido de los tiempos políticos nacionales y su agenda, la problemática provincial como único OBJETIVO POLÍTICO.