Se inicia el juicio por la muerte del niño Carlos Rivero, intoxicado con agroquímicos

En junio se iniciará el juicio en Goya por la muerte del niño Carlos Rivero ocurrido en 2011, quien falleció intoxicado por agroquímicos en Lavalle.

José Carlos Rivero tenía 4 años, vivía en Paraje Puerto Viejo (Lavalle, Corrientes), zona de producción de tomates y altamente pulverizada con agrotóxicos dañinos para la salud y el ambiente. Su familia le decía “Kily”. 

El 12 de mayo de 2012 murió intoxicado por agrotóxicos. El juicio por su muerte debía comenzar el 18 de abril, pero el inicio de las audiencias fue pospuesto. 

Ahora el máximo tribunal de Goya comunicó que el 1, 6 y 8 de junio iniciarán las audiencias a testigos contra el productor tomatero acusado como responsable del hecho.

El Tribunal de Goya notificó a las partes: que la nutrida agenda del Tribunal no permite la fijación de debates en fecha próxima, existiendo causas pendientes de audiencias con procesados privados de libertad que deben ser consideradas en forma prioritaria, y atento a que en la presente causa no existe persona detenida, por lo que prorrogar la fecha de audiencia no ocasionaría gravamen relevante en el presente juicio.

El productor es acusado de cometer el asesinato del menor de 4 años al fumigar sus campos con pesticida. En septiembre de 2016, el juez Lopez Lecube, del Juzgado Nº 1, había procesado con prisión preventiva al acusado.

El imputado, mediante su letrado, había apelado en octubre de ese mismo año y la Cámara Criminal de Corrientes dejó firme.

Esta sustancia fue detectada en el niño en un análisis de orina que le hicieron en el hospital de Goya y es compatible con el tipo de agrotóxicos que se usan en las tomateras. Además, pericias posteriores encontraron el compuesto en las hojas de las plantas de tomate del establecimiento hortícola y en el cuerpo de los chanchos muertos en la propiedad de la familia Rivero.

Los plaguicidas organofosforados constituyen un amplísimo grupo de compuestos de síntesis, en general altamente tóxicos, con un precedente en los gases de guerra, a menudo conocidos bajo el apelativo de “gases nerviosos”, entre los que se encuentran el sarín, tabún y somán, que se desarrollaron de manera especial a partir de la Segunda Guerra Mundial.

En la causa judicial figura que se encontraron restos de agrotóxicos organofosforados en la orina del niño, en plantas de tomate en el lote del imputado por el crimen y en huesos de uno de los cerdos muertos en la casa de los Rivero.

El acusado por la muerte del niño es Oscar Antonio Candussi, dueño de la empresa tomatera lindante con la casa donde vivía la familia de Kily. El productor agropecuario está procesado por homicidio culposo.

Según detalló el sitio de noticias Tierra Viva, el juez Jorge Antonio Carbone, presidente del Tribunal de Juicio de Goya (Corrientes), firmó el escrito judicial que oficializa la suspensión. “Visto que la nutrida agenda del tribunal no permite la fijación de debates en fecha próxima (…) y atento a que en la presente causa no existe persona detenida, por lo que prorrogar la fecha de audiencia, no ocasionaría gravamen relevante en el presente juicio: resuelvo suspender la audiencia señalada”, argumentó.

A más de una década de perder a su hijo, Eugenia Sánchez manifestó: “Me da mucha impotencia porque no hay ningún preso, pero sí un niño muerto y mucho dolor en la familia porque todavía no se puede tener justicia. Cuanto más se aleja el juicio, más se dilata nuestro dolor. No es fácil recordar nuevamente todo lo que pasó”. Otra de sus hijas, la hermana mayor de Kily, Antonella (16 años), falleció en 2021 de cáncer.

La enfermera del Hospital Garrahan, Meche Méndez, denuncia desde hace décadas los daños que ocasionan los agrotóxicos. Ella acompañó a la familia en el durísimo trance de la muerte del niño. También acompañó a Antonella durante su enfermedad.

Enterada de la suspensión del juicio, indignada, aseguró: “Esto es una muestra clara del desprecio que la ‘Justicia’ emana una vez más por la vida de los niños expuestos a los tóxicos utilizados en la agricultura y cuyo negocio mueve millones, dañando además seriamente la salud y el ambiente”.

 Y exhortó a visibilizar tanto el caso como el pedido de justicia: “Nos sobran experiencias para sospechar que si el tema no se visibiliza, si el juicio no se acompaña también de una condena social que exija justicia, existe serio riesgo de que el tribunal nuevamente imparta injusticia”.

“Hago un pedido hasta el nuevo llamado a juicio, a difundir, visibilizar, denunciar una vez más el caso de los niños de las tomateras de Lavalle, acompañando esta vez el reclamo de la familia de Kily para que los responsables de su muerte no queden impunes y para que nunca más haya niños que enfermen o mueran por la codicia y el desprecio de quienes se enriquecen a costa de sembrar enfermedad y muerte”, pidió Méndez.

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