(Corresponsalía Buenos Aires) – Mientras la población argentina sufre el impacto de la peor recesión en 20 años, con una caída histórica en el consumo de alimentos básicos, el gobierno de Javier Milei impone en la agenda mediática un nuevo escándalo: la salida de Argentina de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La decisión, tomada sin consulta previa y con una frialdad implacable, fue repudiada por la oposición, que advierte sobre consecuencias devastadoras para la salud pública.
Legisladores de distintos espacios políticos coincidieron en que la medida debilita gravemente el acceso a insumos esenciales y pone en riesgo a millones de personas que dependen de políticas sanitarias coordinadas a nivel global. “Es un error gravísimo que nos va a costar vidas. Argentina recibe mucho más de la OMS de lo que aporta. Abandonarla en este contexto es un acto de cinismo sin precedentes”, advirtió el diputado nacional Pablo Yedlin (Unión por la Patria). También vinculó la medida con una estrategia de Milei para alinearse con el expresidente estadounidense Donald Trump y fortalecer su imagen ante sectores de ultraderecha.
“La OMS es clave en la prevención de pandemias y en la distribución de vacunas. Con esta decisión, el Gobierno condena a la población a la incertidumbre y al desamparo sanitario”, agregó Yedlin. En un país donde cada vez más familias no pueden costear ni lo básico, el retiro de Argentina de un organismo que garantiza asistencia en emergencias sanitarias es, para muchos, una muestra más de la indiferencia del oficialismo ante el sufrimiento popular.
El ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, también expresó su rechazo a la medida y destacó la necesidad de contar con estructuras internacionales de coordinación sanitaria. “No hemos escuchado cuál es la estrategia que reemplazará el rol de la OMS. Nos dejan sin paraguas en plena tormenta”, criticó.
Graciela Ocaña, legisladora porteña, puso el foco en las consecuencias económicas. “Argentina perderá la posibilidad de acceder a vacunas a precios más bajos y de vender las que produce. No hay ninguna ventaja en esta decisión”, afirmó. En un contexto donde la inflación y la caída del poder adquisitivo han pulverizado la calidad de vida de millones, el retiro de la OMS representa un golpe más contra la población más vulnerable.
Por su parte, el legislador del Partido Obrero Gabriel Solano fue aún más contundente: “Esto no es solo un error, es un crimen social. Es parte del plan de desmantelamiento de la salud pública. Primero destruyen el sistema sanitario, luego lo privatizan y después nos dejan sin organismos que puedan ayudar en una emergencia. ¿Cuál es el próximo paso? ¿Cerrar hospitales?”.
Mientras el Gobierno impone estos debates, las cifras de la crisis siguen escalando. El consumo de leche y carne ha caído a niveles históricos, los comercios cierran a diario y los despidos aumentan sin freno. Sin embargo, Milei parece decidido a que la agenda mediática se centre en decisiones provocadoras, mientras el pueblo sufre en silencio los efectos de su política de ajuste brutal.
El cinismo de la gestión libertaria queda en evidencia: en lugar de atender la emergencia económica y social, abre frentes de conflicto ideológico para desviar la atención. Pero la realidad es ineludible. La crisis golpea cada vez más fuerte, y las consecuencias de estas decisiones no tardarán en hacerse sentir en la vida cotidiana de los argentinos.