(Juan Pablo Peralta, Globatium) – Después del virulento cierre de listas de la semana pasada, cuando a último momento Alberto Fernández y Cristina Kirchner negociaron bajar su precandidatura presidencial, Daniel Scioli se encontró, con una gran puesta en escena, con el denominado «candidato de la unidad», Sergio Massa.
La reunión se dio en el Ministerio de Economía, donde premeditadamente se montó un show en la entrada para que el periodismo, convocado previamente, pudiera transmitir la llegada del embajador argentino en Brasil (que está más tiempo en el país que en el socio del MerCoSur) y estrecharse en un forzado abrazo que intentó borrar algo difícil de ocultar: Que el ex Frente de Todos está más dividido que nunca. De hecho, va a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias con otro precandidato interno, Juan Grabois, con la pretensión de evitar el drenaje que puede producir en las urnas el rechazo al massismo que tiene la militancia kirchnerista más dura.
La excusa oficial que se comunicó como justificativo que permitiera el acting callejero, fue que se tratarían temas vinculados a la relación bilateral que mantienen Argentina y Brasil.
El ex gobernador bonaerense y su entorno infirieron lo que es un secreto a voces, la traición fue instigada por el Presidente en conciliábulo con su Vice (no por amor, sino unidos por el espanto a una derrota histórica) y tras las prerrogativas que beneficiaron a Massa. De todos modos, el protagonista mantuvo el silencio público, aunque su hija Lorena denunció lo ocurrido en sus redes, y a la vez, uno de sus colaboradores más cercanos, Carlos Gianella, invitó a pelear a el canciller Santiago Cafiero en la esquina de Segurola y Habana, aquel lugar inmortalizado por Diego Maradona cuando tuvo un enfrentamiento mediática.
El ministro de Asuntos Exteriores desmintió haberle robado en lugar en la lista del oficialismo al ex motonauta. Un lugar en la boleta de UxP, que según circuló, le habría ofrecido -a través de terceros- la propia senadora Kirchner, pero que nunca le fue comunicado. Cafiero aseguró que es amigo de Scioli y negó cualquier discusión al respecto.
Antes del cónclave con Massa, Scioli se reunió con CFK en el Senado. «Hablamos mucho, con sinceridad y con el respeto de siempre. Me transmitió que su vocación es ayudar y colaborar como un compañero más», fue parte del mensaje que compartió la vicepresidenta sobre el encuentro. «A seguir trabajando, que es lo que hay que hacer», expresó el embajador que le apuntó la jefa política de una franja del peronismo.
El titular del Palacio de Hacienda y el ex vicepresidente de Néstor Kirchner mantienen una difícil relación personal, especialmente desde que la esposa de Massa, Malena Galmarini (hoy titular de Aguas y Saneamientos Argentinos- AySA) le respondió un saludo a Scioli -al encontrarse hace años en un set televisivo- con un violento «Con vos, para el orto. ¿Cómo voy a estar, pedazo de forro!?». La mujer lo acusaba de haber minimizado un robo que sufrió el matrimonio con su familia en un elegante country de la localidad bonaerense de Tigre, que es el centro neurálgico de la política massista.
Finalizada la entrevista entre «Sergio y Daniel», desde sus equipos indicaron que la agenda «estuvo centrada en los ejes de comercio y energía, orientada a la financiación para las exportaciones de electricidad, de exportaciones para la construcción del Gasoducto, y con respecto al mecanismo de financiación a fijar en la exportación de bienes brasileños». Recordemos que Fernández y Massa fracasaron al promover el intercambio de algunos bienes y servicios entre los países limítrofes en reales, con la finalidad de proteger las flacas reservas del Banco Central de la Argentina.
Se dijo además que «hubo conversaciones sobre el régimen de alerta de importación ante eventuales situaciones de problemas sanitarios en la frontera y el proyecto del Puente Santo Tomé – São Borja».
La sobreactuación de los integrantes de la coalición gobernante, que tuvo una fallida administración durante casi cuatro años, se han potenciado en el transcurso de su mandato, y han rebalsado sus tensiones con los conjuros y deslealtades a la hora de querer tener continuidad ante un escenario económico, político y social cada vez más complejo.
Cuando termine el ruido de la campaña, las PASO del 13 de agosto sacarán a relucir las diferencias que por poco más de un mes estarán en estado de tregua virtual, pero que retornarán con un panorama electoral muy complejo para el peronismo a nivel nacional.
Juan Pablo Peralta, periodista acreditado permanente en Casa Rosada y el Parlamento de la República Argentina.