Corresponsalía Buenos Aires) – La Corte Suprema de Justicia rechazó el pedido de licencia especial sin goce de sueldo solicitado por el juez federal Ariel Lijo, quien actualmente encabeza el Juzgado N°4 de Comodoro Py. Con esta decisión, el magistrado no podrá jurar como integrante del máximo tribunal, a diferencia de Manuel García Mansilla, quien ya asumió y participó de su primera resolución como ministro de la Corte.
El problema radica en que Lijo no puede integrar la Corte Suprema sin antes desvincularse de su cargo actual. Su intención era obtener una licencia hasta noviembre, lo que le permitiría sumarse al máximo tribunal sin renunciar a su juzgado. Sin embargo, los jueces del tribunal rechazaron la solicitud y dejaron en claro que, si quiere asumir, deberá renunciar y esperar la confirmación del Senado.
La votación fue de tres rechazos contra un único voto a favor. Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y el recién incorporado Manuel García Mansilla se opusieron, mientras que Ricardo Lorenzetti fue el único que avaló el pedido de Lijo.
Esta resolución pone al magistrado en una encrucijada: si renuncia a su juzgado para asumir en la Corte, corre el riesgo de quedarse sin ninguno de los dos cargos en caso de que su designación no prospere en el Senado.
EL SENADO DEFINE EL FUTURO DE LIJO
En paralelo, el Senado se prepara para convocar una sesión especial con el objetivo de tratar el pliego de Lijo, que ya cuenta con dictamen favorable de comisión desde el año pasado. Si la Cámara Alta aprueba su nombramiento, el juez ascenderá automáticamente a la Corte Suprema, dejando sin efecto la negativa del tribunal a concederle la licencia.
UN ANTECEDENTE QUE GENERA ALERTA
El caso de Ariel Lijo recuerda la situación de José Francisco Bidau en la década del ’70. En aquel entonces, el juez había sido designado como miembro de la Corte Suprema y solicitó una licencia especial para asumir, pero el máximo tribunal le exigió que renunciara a su cargo previo. Bidau tomó la decisión de hacerlo, pero cuando el Senado trató su pliego, lo rechazó, dejándolo sin su puesto en la Corte y sin su anterior cargo de camarista.
Ahora, Lijo enfrenta un escenario similar: si renuncia y el Senado no aprueba su pliego, podría quedarse sin ningún cargo. Con la negativa de la Corte a su licencia, el magistrado deberá decidir si asume el riesgo o si espera otra oportunidad.