LA REALIDAD LE QUITA FUERZA A LA MOTOSIERRA LIBERTARIA DE MILEI

(Corresponsalía Buesnos Aires) – La realidad argentina comienza a desmantelar la fantasía libertaria que prometía el gobierno de Javier Milei. Desde su asunción, el panorama ha sido predominantemente negativo para la mayoría de los argentinos. Sin embargo, las recientes acciones del gobierno, especialmente en relación con la “Ley Ómnibus”, han llevado la insatisfacción a un nuevo nivel.

La crisis se desató después del intento del gobierno de avanzar con un mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y un proyecto de Ley Ómnibus que, según críticos, constituyen una reforma constitucional encubierta, ambos considerados anticonstitucionales. El ajuste económico, que afecta a la mayoría de los sectores sociales, ha generado malestar generalizado, excepto entre las corporaciones más poderosas.

El fracaso en las negociaciones con la “oposición colaboracionista” por la Ley Ómnibus, sumado a la retirada del capítulo fiscal del proyecto, ha desencadenado despidos ministeriales y una ola de incertidumbre sobre el futuro del país.

La respuesta más destacada llegó el miércoles 24, cuando cientos de miles de argentinos se unieron a la convocatoria de la Confederación General del Trabajo (CGT). Esta movilización, que reunió a más de medio millón de personas en el acto central y a decenas de miles en diversas ciudades del país, marcó un cambio radical.

La central obrera se puso al frente de una lucha que, lejos de ser partidaria, recupera el antiguo lema de los años 60 y 70: patria o colonia. Participantes diversos, desde jubilados hasta trabajadores formales e informales, empresarios pymes, jóvenes y aquellos afectados por el ajuste gubernamental, se unieron en una negativa plural y abarcadora.

No solo votantes de Unión por la Patria participaron, sino que también manifestantes de diferentes sectores sociales y políticos se sumaron, incluso aquellos que en el pasado respaldaron a Javier Milei en las urnas y ahora se sienten estafados en su buena fe.

A pesar de los intentos del gobierno de minimizar la movilización, las imágenes y expresiones de los participantes dejaron en evidencia la magnitud del descontento. Ni las declaraciones de funcionarios intentando restar importancia al evento ni las tácticas de desinformación de La Libertad Avanza pudieron opacar la contundencia de la manifestación.

Además, se sumó al fracaso gubernamental la incapacidad para llevar al recinto de Diputados el proyecto de Ley Ómnibus. Los cambios negociados con la oposición no se reflejaron en el dictamen de mayoría de comisiones, y la falta de consenso interno dejó en claro la fragilidad del gobierno en su intento por imponer sus políticas.

La convocatoria masiva y la incapacidad para garantizar la aprobación del texto original revelan la vulnerabilidad del gobierno de Milei. Las consecuencias políticas son inmediatas, con el surgimiento de liderazgos como el de Axel Kicillof y la importancia de figuras como Gildo Insfrán o Ricardo Quintela.

El miércoles 24 no fue un día común. Marcó el inicio de una nueva etapa para el campo popular y el consenso democrático argentino, mientras que para el gobierno representó un duro golpe a su intento de construir un modelo autoritario. Las repercusiones políticas están en marcha, y la sociedad argentina, más allá de sus diferencias políticas, parece haber despertado de su letargo, enfrentando un futuro incierto bajo las políticas actuales.

Comentarios de Facebook