(Pablo Roma, Gremiales) – La postura inflexible del gobierno encabezado por Javier Milei quebró el espíritu de los gremios aeronáuticos, que este jueves decidieron suspender las medidas de fuerza en Aerolíneas Argentinas tras lo que algunos califican como una ofensiva sin precedentes contra sus derechos y reclamos históricos. Amenazas de cierre de la empresa y despidos masivos en Intercargo hicieron mella en la resistencia de los sindicatos, que ahora buscan retomar el diálogo, aunque debilitados y bajo presión.
En una maniobra que muchos ven como una muestra más de extorsión y abuso de poder, el oficialismo avanzó en denunciar a los líderes gremiales de “privación ilegítima de la libertad” por haber realizado bloqueos que afectaron a pasajeros en Aeroparque. Estas acciones han sido interpretadas por los sindicatos como un intento de Milei de amedrentar cualquier voz disidente que se interponga en su plan de privatización y ajuste en el sector aeronáutico. El mensaje fue claro: la administración no tolerará paros ni protestas, y está dispuesta a recurrir a estrategias judiciales y de despido para silenciar a los gremios.
Bajo esta presión, los líderes de APLA, APA y AAA decidieron retomar las negociaciones con la empresa en un clima de aparente apertura, pero conscientes de que la amenaza de cierre total de Aerolíneas Argentinas sigue latente. Esta línea de bandera, que durante años ha representado el trabajo de miles de empleados y una conexión esencial para el país, ahora parece pender de un hilo debido a la postura extrema de la administración de Milei, que no sólo insiste en privatizar la compañía sino en reformar los convenios laborales para eliminar cualquier vestigio de intervención sindical.
A pesar de la tregua, las concesiones arrancadas al gremio no fueron resultado de un acuerdo genuino, sino de una coerción. “Es el fin de Intercargo tal como lo conocemos”, afirmó Manuel Adorni, vocero presidencial, en referencia a los despidos masivos y a la desregulación del servicio de rampa que afectará de manera directa a cientos de trabajadores. La medida permitirá la entrada de empresas privadas en el manejo del servicio, consolidando así la política de desmantelamiento de Aerolíneas y sus servicios asociados, algo que para los sindicatos es un ataque directo a la seguridad y estabilidad de sus fuentes de trabajo.
Los gremios, por su parte, emitieron un comunicado donde, sin mencionarlo directamente, dejaron entrever su incomodidad ante las maniobras del gobierno. Expresaron que “fueron escuchados” y que se logró una suspensión temporal de las medidas “en el marco de la buena fe”. No obstante, sindicalistas como Rubén Fernández (UPSA), Juan Pablo Brey (AAA) y Pablo Biró (APLA) no ocultaron su frustración ante lo que consideran un chantaje a gran escala. “Si el gobierno quiere cerrar Aerolíneas, que lo diga claramente y lo discuta con nosotros. No puede simplemente usar amenazas de despido y procesos judiciales para lograrlo”, expresó uno de los dirigentes.
El resultado de las negociaciones aún está en suspenso, pero lo cierto es que Milei parece dispuesto a avanzar sin miramientos en su objetivo de transformar a Aerolíneas Argentinas en una empresa privada, incluso si eso implica erosionar derechos sindicales y realizar despidos sin miramientos. Mientras tanto, los gremios aeronáuticos han quedado debilitados y divididos, con pocas herramientas para resistir ante una administración que ha demostrado estar dispuesta a arrasar con cualquier tipo de obstáculo en su camino.