Se trata de personas que ya tienen trabajo, formal o informal, pero buscan activamente una segunda fuente de ingresos.
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del tercer trimestre del 2022 confirmó una mejora en los índices de empleo, actividad y desocupación en el país, pero dejó un resultado preocupante en la medición de los “ocupados demandantes de empleo”. Según el informe extendido (total urbano) publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), hay 3.108.000 personas en la Argentina que tienen empleo, pero están activamente buscando una segunda fuente de ingresos.
De acuerdo a los especialistas esto puede significar dos cosas: o que sus ingresos son insuficientes para cubrir sus necesidades mensuales, o que las condiciones de trabajo son muy malas. Fácilmente se pueden encontrar datos que respaldan cualquiera de las dos situaciones.
Por un lado, las estadísticas demostraron que en 2022 la Canasta Básica Total (CBT) -valor que representa el total de gastos que debe hacer una familia para cubrir sus necesidades durante un mes- subió a mayor ritmo que los salarios, lo que da a entender que muchas familias pueden estar siendo “empujadas” debajo de la línea de la pobreza y de pronto sientan la necesidad de buscar nuevas fuentes de ingresos.
En detalle, los datos oficiales revelaron que la CBT avanzó 100,3% entre enero y diciembre del año pasado, mientras que los sueldos tuvieron un ajuste nominal anual del 90,4%. Es decir que hubo una diferencia de 9,9 puntos porcentuales en ese período. La diferencia fue aún mayor con la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que se encareció 103,8% durante el 2022 (13,4 puntos por arriba de los sueldos).
Los precios de los insumos de primera necesidad crecieron a mayor ritmo que los salarios en 2022. EFE
Por otra parte, los datos más recientes publicados por el Indec señalan que en el país hay 3,5 millones de asalariados (37,4% del total) que trabajan en la informalidad. Al ser trabajos no registrados, es normal que se den condiciones de precariedad laboral.
Además, los empleados informales tienden a ser los que mayor pérdida de poder adquisitivo sufren en períodos de alta inflación. De hecho, durante el 2022 los sueldos de los trabajadores en negro se ajustaron apenas un 65,4%, quedando extremadamente lejos de la inflación (94,8%) y de las canastas básicas que ajustan en base a ella.
Un problema constante
Durante el último año abundaron las buenas noticias en relación al mercado laboral. Con el correr de los meses fue creciendo la tasa de empleo, bajando la desocupación y mejorando la tasa de actividad. Además, la Argentina superó por primera vez en la historia la barrera de los 13 millones de trabajadores formales.
Pese a esto, el problema de los “ocupados demandantes” se mantuvo siempre presente. Si bien la tasa bajó levemente entre el tercer trimestre de 2021 e igual período de 2022 (de 16,5% a 15,8%), la cantidad de trabajadores en búsqueda de un segundo ingreso siguió siendo alta.
De hecho, si se mira un poco más atrás, se observa que en 2020 la tasa de ocupados demandantes era un poco menor (15,4%) y con una “tasa de empleo” considerablemente más baja (37,4%), en un escenario de economía debilitada, a causa de la llegada de la pandemia del Covid-19.
De ahí, se puede concluir que, sin importar lo que pase con la tasa de empleo e incluso con la desocupación, siempre hay una proporción alta de argentinos que buscan una segunda fuente de ingresos. Tal es así, que el problema tiende a agravarse con el tiempo.
Lo preocupante, más allá de lo que implica que haya más de 3 millones de trabajadores insatisfechos con su empleo, es que el mercado laboral no da abasto para tanta demanda. Hay que tener en cuenta que, además de los “ocupados demandantes”, hay también 1,3 millones de desocupados en el país. Es decir que en total hay más de 4,3 millones de personas en Argentina que compiten entre sí para conseguir trabajo.
Sin excepciones
Si se analizan los resultados por provincia, se ve claramente que el problema de los “ocupados demandantes” es una aparece en todo el territorio nacional. Solo cuatro jurisdicciones tienen una tasa de un dígito en ese factor de medición. Se trata de Misiones (8,7%), Formosa (9,5%), Chubut (9,7%) y Río Negro (9,9%).
En CABA, la tasa de “ocupados demandantes” es de 10,4%, una de las más bajas del país.
El resto de las provincias tienen una proporción de trabajadores demandantes de un segundo empleo mucho más alta. Algunas incluso llegan a superar el 20%. Las que peor se encuentran en este sentido son Tucumán (29,2%), Jujuy (23,7%) y Mendoza (23,1%).
Por su parte, Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y Buenos Aires, las dos jurisdicciones con mayor cantidad de población en el país, tienen tasas de “ocupados demandantes” del 10,4% y 15,7% respectivamente.