Fotografiada para la tapa de la edición británica de la revista, reflexionó sobre su rol como madre y confesó los problemas de salud mental que atravesó después de dar a luz.
Empresaria de belleza, referente de moda, “hermana de”. Son muchos los títulos que recibe Kylie Jenner gracias a su influencia mediática y en las redes. Su faceta como mamá, en tanto, suele mantenerse más en privado. Pero ahora, la menor de clan Kardashian sorprendió al sincerarse sobre la maternidad en una reciente producción de moda para Vogue.
La influencer de 27 años se convirtió en la primera de su familia en aparecer en la tapa de la edición británica de la Biblia de la moda y lo hizo acompañada por sus herederos, ambos producto de su relación con su expareja, el rapero Travis Scott: Stormi Webster, de 6 años, y Aire Webster, de 2. Además de un glamouroso look de tapa -que incluyó un vestido off shoulder violeta de Prada– y de algunas postales junto a sus hijos, la it girl mostró su lado más vulnerable.
En la entrevista que concedió a la publicación, se refirió a la depresión posparto que sufrió luego del nacimiento de sus dos hijos. “La de Stormi duró un año y la Aire aproximadamente el mismo tiempo. Voy a cumplir 27 años y por fin me siento yo misma otra vez”.
Además, contó cómo los cambios físicos impactaron negativamente en su salud mental. “Mentalmente, es muy difícil. Hormonalmente, es muy difícil. No sabía vestirme”, agregó, luego de confesar que durante sus embarazos solo usaba pantalones deportivos.
Al mismo tiempo, la depresión luego del parto de su segundo hijo la llevó a una gran incertidumbre acerca de cómo llamarlo. “Hablaba por teléfono con mi mamá todo el día llorando histéricamente y diciendo: ‘No puedo descifrar su nombre’. Ahora mi consejo para todos mis amigos que tienen hijos es que elijan el nombre antes, porque cuando las hormonas atacan no puedes tomar decisiones”.
Así fue como, durante el primer año, llamó a su segundo hijo Knight Wolf. “Cuando lo conocí, era lo más hermoso para mí y no podía creer lo perfecto que era. Me sentí tan fracasada que no podía nombrarlo. Se merecía mucho más que eso”, contó sobre el tiempo que le llevó a decidirse finalmente por Aire.
También se sinceró sobre su vínculo con sus hijos y la maternidad en general. “Stormi no fue planeada. Sucedió, pero obviamente sabía que quería tenerla. Tenía tantas ganas de tener hijos”, confesó. “No importa lo que esté pasando o cómo luzco o lo que Internet escriba sobre mí ese día, llego a casa y mis hijos simplemente me aman incondicionalmente. Simplemente están obsesionados conmigo y eso me ha enseñado a caminar por la vida un poco más fácilmente”.
En la misma sintonía, reflexionó. “Tengo estos pequeños humanos en casa que me necesitan, me aman y piensan que soy la persona más perfecta del mundo, así que realmente no necesito la validación de fuentes externas”.
“La parte complicada es encontrar el equilibrio entre crecer con los hijos. Tengo que recordarles a mis amigos que no tienen hijos todo el tiempo, cuando dicen: ‘¡Hagamos esto por la mañana!’, que tengo hijos. Dejar ir tu egoísmo y tu libertad desde muy joven… No creo que nos demos cuenta de lo egoístas que somos como seres humanos hasta que tenemos hijos. Pero, ya sabes, esa también es la mayor ventaja”.