El hecho ocurrió el año pasado en Berazategui. El magistrado del caso consideró que Leonor Herrera actuó en legítima defensa en medio de violencia de género. La fiscalía se opuso
Juan Manuel Lozada y Leonor Herrera en la casa del crimen
En la mañana de Navidad del año pasado, Leonor Herrera tomó una pala e hizo un pozo en el jardín delantero de su casa en Berazategui. La mujer de 39 años, feriante, consideró que cavar casi un metro de profundidad era suficiente. Luego, fue hasta el interior de su casa, cargó el cadáver de su marido al hombro y lo enterró. Antes de taparlo con tierra, le puso cal por encima, con la esperanza de que el cuerpo se desintegre. Cuando terminó, se juró a ella misma nunca decir lo que había pasado la noche anterior. Había apuñalado en el pecho a su pareja, Juan Manuel “Nino” Lozada, para luego ahorcarlo y matarlo. Quiso que sea su secreto. No lo logró.
Horas antes del 31 de diciembre de ese año, los familiares de Lozada hicieron la denuncia porque el hombre estaba desaparecido, a pesar de la resistencia de su esposa que aseguraba que “se fue, pero ya va a volver”. Cuando la Justicia allanó la casa, no hizo falta buscar mucho. Herrera se quebró en llanto y confesó. No sólo marcó el lugar donde había ocultado el cadáver, sino que hasta dio una justificación: “Lo hice para defenderme porque él quiso matarme. Siempre me pegaba”, dijo.
Ese argumento, el de la violencia de género, lo repitió durante 8 meses hasta que, finalmente, un juez de Garantías le creyó y la liberó por considerar que se había tratado de legitima defensa. Hoy Leonor Herrera camina por la calle sin ningún tipo de restricción. La fiscalía, encabezada por Silvia Borrone, se opuso pero igual quedó en libertad.
La línea cronológica de los hechos ayuda a entender la decisión del magistrado y también la oposición fiscal. Según cree la Justicia, Leonor y “Nino”, que también era feriante, festejaron Navidad los dos solos en su casa de Berazategui. Por cuestiones familiares, ambos optaron por pasar esa noche sin los hijos que cada uno tenía de parejas anteriores. De todos modos, recibieron llamados luego del brindis. “Quedó acreditado que después de las doce, los hijos de Nino llamaron a su padre y hablaron con él”, explican desde la investigación.
A la mañana siguiente, ya en plena Navidad, otra hija de Nino intentó llamarlo y su padre ya no respondió. Se cree que, al momento de ese llamado, Leonor estaba en pleno entierro de su marido.
El patio delantero de la casa de Berazategui con la tierra removida: aquí se enterró el cadáver
A raíz de que el hombre no respondía, sus hijos se presentaron en la casa y charlaron con Leonor, con quien no tenían una buena relación. El cadáver de su padre yacía a pocos centímetros de ellos, sin que lo supieran. Ante las preguntas, la mujer contestó con evasivas y se hizo la desentendida. “Se debe haber ido por ahí como siempre, ya va a volver”, les dijo. Le creyeron. Lozada era un hombre que solía irse de su casa y no siempre tenía el teléfono encima y tardaba días en responder, por lo que los hijos compraron esa historia.
Pero con el paso de los días, la angustia y preocupación creció. A pocas horas del Año Nuevo, un hermano de la víctima se acercó a la casa y notó, a través de la reja delantera, tierra removida en un sector donde había pasto. Se asustó y pensó lo peor. Rápidamente se presentó en la comisaría para hacer la denuncia de la desaparición y para aportar el dato que habían registrado sus ojos.
Ese mismo día, efectivos de la Bonaerense, comandados por la fiscal Borrone, se presentaron en la casa y hablaron con la mujer. Le dijeron que tenían que allanar. Leonor Herrera no logró contener las lágrimas y se quebró. Confesó todo y les indicó a los efectivos donde buscar. El cuerpo fue encontrado pocos minutos después y la mujer quedó detenida.
La autopsia fue clave. Los documentos que llegaron al despacho de la fiscal determinaron que la muerte se produjo por dos heridas de arma blanca a la altura del tórax que le perforaron los pulmones, lo que le generó un hemoneumotórax bilateral. Sin embargo, el análisis del cuerpo arrojó también que Lozada fue asfixiado con una soga y que ello colaboró con su muerte.
La víctima era feriante y tenía 47 años
A la hora de ser indagada, Leonor Herrera avisó que tenía mucho para contar, y así fue. Se explayó sobre la noche del homicidio y también sobre los años previos.
“La Nochebuena la pasamos nosotros dos solos. Mi mamá se murió hace poco y la verdad que no tenía ganas de festejar. Me fui a dormir temprano esa noche. Unas horas después, ya de madrugada me desperté y fui a la cocina comedor y él estaba ahí. Drogado y borracho. Es consumidor desde hace tiempo.”, contó Herrera, según logró reconstruir Infobae.
Luego explicó cómo se desencadenó, según su versión, una discusión que terminó en pelea: “En ese momento empezamos a discutir porque él quería salir a comprar más droga y yo le dije que no. Ahí me empezó a pegar. Primero me tiró al piso y me dio piñas y patadas. Además, había agarrado un cuchillo que tenía en la mano. Yo logré pararme, como pude y forcejeamos”.
Un dato sumamente importante que abona las palabras de la detenida es que su cuerpo efectivamente posee hematomas que, se estima, tienen como mucho una data de dos días. Están en sus brazos, pecho y piernas.
La mujer luego dio detalles del momento del asesinato: “En el medio de la pelea y el forcejeo se le cae al piso el cuchillo y yo logro agarrarlo. Lo apuñalé pero no sé cuentas veces. A partir de ahí no me acuerdo más nada. Solo flashes”.
Ante las preguntas de la fiscalía, Herrera dijo que ella no recuerda haberlo estrangulado con una soga como demostró la autopsia.
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Leonor Herrera había realizado denunicas de violencia de género desde el 2018
La Justicia corroboró que, efectivamente, la mujer tenía realizadas denuncias por violencia de género desde el año 2018. Presentaciones que, evidentemente, a nadie le importaron.
La fiscal Borrone la dejó detenida y su detención se convirtió en prisión preventiva. El argumento fue que, a pesar de que pudo haber sido agredida esa noche, luego de los cuchillazos, y con su marido disminuido y ya sin poder agredirla, optó por ahorcarlo hasta asegurarse la muerte. También se valoró que la mujer escondió el cuerpo en lugar de dar aviso a la policía y luego mintió una y otra vez.
Herrera estuvo detenida durante casi 8 meses. Sin embargo, a finales del mes de agosto de este año, su situación cambió radicalmente. A pedido de la defensa, se realizó una audiencia en la que el juez Diego Agüero decidió otorgarle la libertad por considerar que se había defendido de violencia de género. “Legítima defensa”, fue lo que dictaminó el magistrado y ordenó su inmediata liberación. Para tomar esa decisión, fueron fundamentales los golpes que Leonor tenía en su cuerpo. Si bien la fiscalía se opuso, al igual que la querella, prevaleció la opinión del juez y la mujer salió de Tribunales caminando.
Si bien falta alguna pericia psiquiátrica complementaria, todo hace indicar que la fiscalía elevará a juicio la causa, en un debate oral que podría realizarse recién en 2024.
Leonor Herrera, que llegará a esa instancia libre, podrá optar por un juicio por jurados.