El dramático relato de un testigo que asistió al hombre asesinado en Villa Urquiza: “Se estaba desangrando”

La escena dura unos pocos segundos. Juan Ignacio Graña (38) discute con un vecino, lo sostiene del brazo e intenta alejarlo. Allí sobreviene la masacre: el otro hombre saca un cuchillo de cocina y empieza a apuñalarlo. Todo ocurre en la esquina de Olazábal y Pacheco, en pleno barrio de Villa Urquiza, a las 21 de un jueves y en la puerta de una cervecería.

Graña murió en las primeras horas de este martes, luego de cinco días de agonía en el Hospital Pirovano, donde fue trasladado de urgencia tras el ataque. Tenía una profunda herida en la yugular, había perdido un riñón y tenía muy comprometido el bazo. El atacante, identificado como Pedro Brandán (42), está detenido. Una primera versión sostiene que se trata de un paciente psiquiátrico.

El crimen devino de una pelea que se originó porque la víctima había estacionado su camioneta Dodge RAM negra en la puerta de un garaje. Vivía en un edificio de esa misma cuadra, Olazábal al 4100. Allí se cruzó con Brandán, otro vecino, y comenzaron una discusión.

Graña le dijo que el lugar estaba deshabitado hace tiempo y, en un intento por convencerlo, le mostró los candados y las cadenas que cubrían el portón. Brandán, que no era el dueño de esa propiedad, lo siguió hasta la esquina y lo atacó.

“Intentaba hablarme, pero no podía, eran balbuceos”

“Empecé a escuchar gritos y ruidos. Me acerqué y vi a un hombre al que lo tenían maniatado y a otro en el piso, herido”, cuenta Juan Pablo Stal, testigo del hecho. “Lo primero que me dijeron fue que había sido un robo, que el muchacho (Graña) se resistió y por eso lo apuñalaron”, menciona.

Al ver a Graña tendido en un charco de sangre, Stal decidió asistirlo. “Tenía un corte en el cuello que lo habían contenido con una remera. Los de la cervecería de la esquina habían acercado un rollo de cocina y yo me quedé haciendo presión en la herida a la altura del riñón”, relata el testigo, que vive a tres cuadras de la escena del crimen.

“Ahí es cuando veo el cuchillo, que lo tuve que correr para poder arrodillarme y ayudar a Juan. Había mucha sangre, muchísima. A los 10 minutos vino la Policía. Él se estaba desangrando y la ambulancia no llegaba”, detalla.

Stal recuerda que Graña todavía estaba consciente. “Intentaba hablar, pero no podía. Eran balbuceos. En un momento sentí que se estaba apagando y yo trataba de mantenerlo despierto”, sitúa.

Con ayuda de otro vecino y una policía, Stal subió a Graña a una camioneta Peugeot Partner que lo trasladó al Pirovano. “Tuve que irme porque había dejado el auto con las ventanas bajas y las balizas puestas. Quedé con la ropa llena de sangre”, cierra.

Al cierre de esta nota, Brandán continuaba detenido en la Alcaidía 1 Bis de la Policía de la Ciudad por disposición del juez nacional en lo Criminal y Correccional 3, Martín Peluso, que ordenó el cambio de carátula a “homicidio”, delito que prevé una pena de entre 8 y 25 años de prisión.

Quién era Juan Ignacio Graña, el hombre asesinado a puñaladas en Villa Urquiza tras una discusión de tránsito

La víctima era empresario y piloto de aviones. Era cofundador y CEO de CruxJets, una compañía de vuelos privados. En su perfil de LinkedIn también se presentaba como “consultor de negocios” y egresado de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en las carreras de Administración en Gestión Aerocomercial, Gestión Aeroportuaria y Gestión de Empresas.

Hace menos de dos semanas, en una publicación de Facebook, había colocado su camioneta Dodge RAM a la venta.

La muerte del hombre fue informada por las redes sociales de “Somos Urquiza”, una agrupación vecinal con base en ese barrio porteño. “Esta mañana, después de tanto luchar, el cuerpo de Juan Ignacio Graña, no resistió más y murió”.

La publicación incluyó un mensaje con el testimonio de una hermana de la víctima. “Como familia queremos simplemente extender todo nuestro agradecimiento para quienes ayudaron a mi hermano ese día y se involucraron con tanto amor”, dijo.

La mujer también agradeció “a todo el hospital Pirovano, donde hacen tanto con tan poco”, y “a toda la gente que hizo cadena de oración, que nos ayudó con la difusión, que donaron sangre. Simplemente gracias”. Y concluyó: “Mi hermano, como buen piloto, salió a volar”.