Horacio Ramón Baéz este viernes fue condenado a perpetua. Las hermanas de Lorena Quilogran quieren recuperar a sus sobrinos, quienes actualmente viven con la familia del femicida.
El 5 de mayo de 2020, el cuerpo de Lorena Quilogran fue encontrado enterrado en su casa de Ascensión, provincia de Buenos Aires. Allí vivía con su pareja, Horacio Ramón Baéz, quien en aquel entonces fue detenido. Tras más de un mes de juicio, este viernes el agresor fue condenado a prisión perpetua.
La decisión fue tomada por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Junín, que lo encontró responsable del delito de “homicidio triplemente calificado por haber existido una relación de pareja, por haber mediado violencia de género y por ensañamiento”.
Durante el proceso que se inició el 29 de septiembre, Báez confesó haber atacado con un hacha a Quilogran y, al creerla fallecida, enterró su cuerpo en el patio de la vivienda.
Cinthia, una de las hermanas de la víctima, se mostró conforme con el fallo y dijo que finalmente “se hizo justicia”. La mujer detalló que escucharon la sentencia vía Zoom y que una sola vez se cruzaron con el asesino. En esa oportunidad, Baéz se mostró arrepentido.
La pareja tiene dos hijos de 6 y 12 años, quienes quedaron a cargo de la familia del acusado en la localidad de Rojas. “Nosotros queremos traerlos a Río Negro donde vivimos. Pero depende de la decisión de la jueza que está llevando adelante esta causa. Mis sobrinos ya me dijeron que quieren venir con nosotros”, detalló.
Si bien Lorena no había realizado denuncias por violencia contra su pareja, Cinthia recordó que su hermana le había dicho que Baéz la celaba. “Mi hermana viajó a Río Negro en 2019 y cuando la vino a buscar, estaba celoso de un amigo de nuestra familia. Cuando volvieron a Ascensión, la mató”, sostuvo.
La mujer recordó que con Lorena y Baéz vivía un hijo del agresor, quien actualmente es mayor de edad. “El chico le espiaba a mi hermana el teléfono y las redes sociales, y después le contaba todo al padre. Por eso yo le pedí a la fiscal que lo investigara porque para mí tiene algo que ver”, concluyó.
El caso
Lorena Quilogran tenía 37 años. Su pareja y padre de sus dos hijos más chicos, Horacio Ramón Báez, la asesinó de un hachazo en la cabeza y después intentó simular una desaparición. En mayo de 2020 la policía encontró el cuerpo de la víctima enterrado en la casa donde vivían, en Ascensión, provincia de Buenos Aires. Los resultados de la autopsia dibujaron un escenario todavía más violento y macabro: Lorena fue enterrada cuando todavía estaba viva.
Después de denunciar la desaparición de su mujer, Báez volvió a la vivienda con total impunidad. Allí lo encontraron los policías cuando allanaron su domicilio y descubrieron el asesinato.
En la autopsia se confirmó que las heridas mortales fueron los hachazos que Quilogran presentaba en la cabeza. También tenía golpes en la cara.
De igual modo, los médicos forenses encontraron restos de tierra en los pulmones, por lo que concluyeron que aún estaba con vida cuando la enterraron.
La víctima estaba en un sector tapado con leñas dentro de la propiedad, por lo que Báez (que no tenía denuncias previas por violencia de género) fue inmediatamente detenido.