“Solo le bajé el pantalón”, dijo el depravado a la madre de una niña

Brenda es madre de una niña de 9 años quien el pasado fin de semana estaba en el umbral de la puerta de su casa jugando con una amiguita del barrio. En un momento dado, la progenitora, que estaba a pocos metros atendiendo un kiosco, escuchó gritos. Cuando se acercó vio que su hija estaba siendo manoseada.

“Mi hija me pidió jugar con su amiga en la vereda de casa, entonces le abrí la puerta. Tenían sillitas y una mesa y comenzaron a jugar al bingo. En eso tocaron el timbre del kiosco que tengo en el mismo inmueble y fui a atender. De un momento a otro escuché el grito de la amiga que dijo: ‘¡Señora, hay un loco! Corrí hasta la puerta y encontré a un muchacho sobre mi hija manoseándola. Ella tenía bajo su pantaloncito”, relató la mujer.

“Le agarré de los pelos. Lo saqué y comenzó a correr hacia avenida Cuba. Lo seguí mientras gritaba a los vecinos que me ayuden a detenerlo porque abusó de mi hija. Cuadras después lo encontré en un descampado. Estaba masturbándose. Le grité y lo comencé a golpear y me dijo: ‘¡Señora, perdón! ¡Solo le bajé los pantalones!”, contó.

“Llegaron vecinos que también lo empezaron a golpear y momentos después recién la Policía”, recordó Brenda, conmovida.

“Después supe que él bajó del colectivo y fue directo a las nenas. Se cruzó con esa intención de llevársela para hacerle más daño de lo que hizo, porque acá hay mucho descampado y casas abandonadas”, explicó por la zona en la que habita.

Brenda contó que el muchacho vestía una camiseta de fútbol, short y botines. Además, le hicieron saber que tendría alguna discapacidad y que se domiciliaría cerca de la delegación municipal del barrio.

“Ella no duerme, está asustada. Me dice ‘mamá, no te duermas’ y mira hacia la puerta. Le agarró fiebre, no quiere ir a la escuela ni salir de la casa”, aseguró la madre y señaló hizo la denuncia ante autoridades policiales de la Comisaría Vigésimo Primera.

Al no recibir respuestas ni ayuda por parte de la Policía ni de la Justicia, decidió hacer público el caso.

El adolescente está libre al tratarse de un menor, pero la inquietud de Brenda es saber qué pasará si ataca a otra niña. “El agresor tiene 14 años y por lo que me dijeron ya lo liberaron y está en su casa. Me da mucho miedo porque le puede pasar a cualquier otra criatura. Ese día este chico salió a buscar a su víctima y pudo haber hecho lo peor”, dijo la mujer.

“Vivimos con miedo”, agregó a la vez que pidió colaboración a las autoridades correspondientes para que su hija sea atendida y reciba contención psicológica.

Vecinos se mostraron preocupados por la situación y aseguraron que el chico no es habitué de la zona, no lo conocen.

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