(Corresponsalía Buenos Aires) No es novedad que tengamos que volver a hablar del arbitraje o del VAR en el marco de nuestro campeonato.
Tras otro lunes de fútbol, nuevamente se produjeron situaciones oscuras que continúan dejando muy mal parado al arbitraje argentino.
Luego de la derrota ante Banfield en el sur por 2 a 0 los jugadores de Godoy Cruz emitieron un comunicado muy duro (Foto) poniendo en tela de juicio los manejos de Darío Herrera. No solo poniendo el foco en las polémicas decisiones del árbitro, sino también criticando duramente su conducta y su proceder hacia con los jugadores. “Pedila ahora que vas perdiendo”, “no hables que tenés dos partidos en primera”, “ahora no te voy a cobrar nada”, son algunas de las frases que el colegiado habría dirigido hacia los futbolistas del equipo mendocino y que constan en dicho comunicado.
Al polémico arbitraje de Herrera se sumó una situación mínimamente llamativa en el encuentro entre Vélez y Unión en Liniers. El equipo santafesino, que pocas fechas atrás había sido privado por el VAR de un triunfo ante Boca, se vió otra vez perjudicado, en este caso por Fernando Rapallini, que omitió un claro penal a favor del tatengue tras una clara mano de Lautaro Giannetti, quien levantó y acomodó la pelota en el área cuando el arquero Burian se disponía a sacar desde su meta.
Es una realidad que los resultados quedan cada vez más en segundo plano cuando los partidos se desarrollan con tantos condicionamientos. Sea en Santa Fe, en Córdoba, en Buenos Aires o en Mendoza, la influencia negativa de los arbitrajes y el VAR es cada vez más notoria.
Si quien tiene que tomar cartas en el asunto no lo hace rápidamente, entraremos en un torneo en el cual la gran mayoría de los encuentros se decidirán más por la voluntad de un árbitro o por la de tres personas detrás de un monitor que por lo que los propios futbolistas con sus defectos y virtudes puedan ejecutar en el verde césped.
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