La bailarina además contó que está en una “crisis” y que ser madre hace cuatro años fue un antes y un después en su vida, que le hizo resignificar muchas cosas
“Este año tengo una crisis profunda, como de vida”, contó Adabel Guerrero en una charla a fondo con Agustina Kämpfer en la que además habló de cómo la maternidad la modificó, y también recordó su dura historia familiar.
“Tener a Lola fue un antes y un después, y también haber cumplido 40 años porque me replanteé cómo sigo mi carrera, hasta cuándo me va a dar el cuerpo, o qué voy a hacer después. También me mudé a un lugar distanciado de la ciudad, me alejé de las personas que me ayudaban y me sentí muy sola”, dijo en Algo que contar por IP.
Debido a la mencionada crisis es que este año decidió bajar un poco el ritmo de trabajo para disfrutar de su carrera, su hija y su casa nueva, aunque no es fácil: “Mi marido sigue trabajando de 8 de la mañana a 8 de la noche como siempre, y yo no soy una mujer que pueda dejar a trabajar, porque con Martín pagamos todo a medias; él no es una persona adinerada. Decidí hacer menos cosas siempre y cuando pueda pagar las cosas todos los meses”.
Para la actriz y bailarina, luego de esta crisis habrá un antes y un después: “Cuando una tiene un cambio tan profundo, ontológico, no vuelve atrás. Es como aprender a leer. Estoy recibiendo ayuda por parte de mi coach, Samual Stamateas, y haciendo terapia cognitivo-conductual. También estoy escribiendo un libro, una autobiografía acerca de lo que me ayudó a salir adelante y qué herramientas usaría hoy, habiendo estudiado”.
En abril del 2018 luego de una extensa lucha, con su pareja Martín Lamela, se convirtieron en padres de Lola. A partir de eso, asegura que pudo “resignificar” muchas cosas, sobre todo de lo que vivió durante su infancia y adolescencia: “Mi mamá se quedó sola con dos hijos y se llevaba muy mal con mis abuelos; mi abuelo paterno era golpeador. Mi mamá era docente y cuando tuvo problemas con el alcohol y la depresión, la pasaron a tareas pasivas, a la biblioteca. Después la jubilaron por incapacidad”.
“En casa había muy poco de lo que te puedas imaginar. Pero yo, cuando estoy mal, pido ayuda, porque el bienestar de mi hija es mi prioridad. Mi mamá no pudo consigo misma, sus hijos no fueron suficiente para que ella hiciera todo lo posible. Ese es mi dolor”, dijo emocionada y contó sobre su padre: “Nunca voy a saber por qué se fue. Mi mamá decía una cosa y mi papá dice otra. A él no le voy a perdonar que se haya distanciado de sus hijos, al margen de los problemas que pudo haber tenido con mi madre. Él tendría que haber luchado por nosotros, pero se fue a vivir a Estados Unidos y nos veía solo dos días al año. Hace un tiempo le pedí un acercamiento, porque quería que mi hija tuviera un abuelo, pero no hubo interés de su parte”.
Hace un tiempo en Seres Libres, contó: “Mi mamá sufrió depresión toda su vida y fue alcohólica, y murió siendo alcohólica; además tenía cirrosis. Yo tenía 17 años cuando la encontré muerta al volver de un ensayo”.
Su hermano, dejó a los 14 el hogar familiar y desde hace un tiempo, no tienen vínculo. “Es adicto y hoy no se donde está, porque me cansé de seguirlo, primero en institutos de menores, después también estuvo en la cárcel, y en el hospital, porque lo molían a palos porque se metía en todas las peleas habidas y por haber. Un día sentí que ya no era mi hermano, el que me defendía, el que me acompañaba desde chica, y ahí corté relación. Un día me encontré con una persona que lo único que quería era sacarme plata y beneficios y usaba mi lazo de sangre para usarme”.