(Corresponsalía Buenos Aires) – El reciente incendio en las instalaciones de la planta de tratamiento de residuos especiales de INDARSA, ubicada en Añelo, ha reavivado la preocupación sobre los riesgos asociados con la extracción de hidrocarburos no convencionales en la región de Vaca Muerta. La utilización de la técnica de fracking, que ha impulsado el mega proyecto energético en el sur argentino, sigue generando efectos ambientales y de salud alarmantes para las comunidades cercanas.
Según el análisis cartográfico realizado por el Observatorio de Sismicidad Inducida y compartido por la publicación especializada Vaca Muerta News, la localización de las plantas de tratamiento y disposición final de los residuos de fracking en zonas cercanas al ejido urbano de Añelo refleja una falta de planificación y control adecuado. El mapa muestra que las plantas INDARSA y TREATER están ubicadas dentro del ejido urbano, mientras que otras instalaciones de disposición final como SAN, SAP, COMARSA y TREATER se hallan a solo 5 km del límite municipal de Añelo. Este tipo de proximidad plantea serias preocupaciones sobre el impacto a largo plazo en la salud de la población local.
La normativa vigente, en particular el Decreto 2263/15, establece que las plantas de tratamiento y disposición final de residuos especiales deben estar ubicadas fuera de los límites municipales, a una distancia mínima de 8 kilómetros de áreas urbanizadas. Esta legislación también contempla una zona de exclusión de 5 kilómetros alrededor de las plantas, donde no deberían existir asentamientos poblacionales. Sin embargo, la ubicación de las instalaciones en la región de Vaca Muerta incumple estas normativas, lo que incrementa la vulnerabilidad de las comunidades vecinas.
El incendio ocurrido ayer a solo 4 km de los barrios más cercanos de Añelo, y a 7 km del colegio EPET 23, resalta aún más los riesgos de las instalaciones mal ubicadas. Aunque en esta ocasión el viento no dispersó partículas tóxicas hacia la población, el incidente subraya la gravedad de la situación y la exposición constante de los habitantes a posibles desastres ambientales.
Desde los organismos de monitoreo ambiental, se expresa con creciente preocupación que la escasa y desdibujada regulación estatal sobre la gestión de los residuos del fracking no hace más que perpetuar los peligros para la salud pública y el medio ambiente. Las autoridades siguen sin tomar medidas contundentes para garantizar que las normativas se cumplan y que la población de Añelo y otras localidades cercanas no quede expuesta a las consecuencias de una extracción petrolera irresponsable.
En este contexto, es urgente que tanto las autoridades nacionales como provinciales revisen y apliquen las regulaciones existentes, y que la ciudadanía sea informada sobre los riesgos inherentes al proceso de fracking y la gestión de sus residuos. La ubicación de las plantas de tratamiento y disposición de residuos debe ser reconsiderada para proteger la salud de los habitantes de Añelo y las futuras generaciones que habitarán la región. La tragedia evitada de ayer podría haber tenido consecuencias mucho más graves, lo que hace más evidente la necesidad de una intervención efectiva y responsable.