La guerra de la media res: cómo es el conflicto que mantiene en vilo al sector de la carne

El Gobierno se dispone a implementar un nuevo sistema de comercialización de carne en trozos de 32 kilos, a partir de noviembre. Desde la exportación apoyan del cambio, mientras que los frigoríficos y matarifes que abastecen el mercado interno lo rechazan.

Una gran grieta se abrió en el sector cárnico argentino por el advenimiento de un nuevo sistema de comercialización minorista de la carne vacuna en base al troceo del producto en unidades que no pueden superar los 32 kilos, poniéndole fin a la media res a partir del 1ro de noviembre de este año. La medida que impulsa y ratifica el Gobierno nacional es apoyada por la exportación, mientras que las cámaras empresarias más abocadas al abastecimiento del mercado interno rechazan que la iniciativa se aplique en este momento por considerarla “inviable” en la actualidad.

Lo cierto es que de llevarse a cabo la medida en tiempo y forma, Argentina dejaría en una semana de comercializar la media res a las carnicerías, sistema que básicamente ya no se utiliza en el mundo, a excepción de Paraguay. Esta modalidad de venta implica una serie de cuestiones que son perjudiciales para el trabajador por el peso que debe soportar al descargar los camiones, pero también puede representar un riesgo sanitario por posible contaminación de la carne en el proceso de distribución, según afirman desde el Gobierno y la exportación.

Por esto es esencial saber cómo llega la carne a las carnicerías, cuestión que la medida busca cambiar. La denominada media res, es básicamente, el animal faenado cortado al medio, sin la cabeza ni las vísceras. Dependiendo del peso del bovino, cada mitad puede pesar entre 90 o 120 kilos. Una vez que que ya está preparada en los frigoríficos, comienza la distribución con camiones acondicionados para transportarlas, los cuales deben ser descargados por los trabajadores que llevan en su hombro y espalda el producto.

Es justamente esto lo que busca evitar la medida, sugerida por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y que fue anunciada en abril del año pasado en una resolución conjunta de las carteras de Trabajo, y los entonces ministerios de Producción y Agricultura, Ganadería y Pesca y prorrogada a principios de este y, por el momento, se niega a posponer nuevamente la puesta en marcha de la iniciativa e, incluso, está dispuesto a sancionar a aquellas empresas que no se adecuen.

Esta firmeza del Gobierno y el acercamiento de la entrada en vigencia de la medida comenzó a aumentar el nerviosismo en el sector, en especial, en aquellos matarifes y frigoríficos que vuelcan su producción al mercado interno. Estos aseguran que la normativa es “inviable”, quejándose de los costos que requiere la adaptación de las plantas, los tiempos para realizarlas y la supuesta falta de financiamiento para llevar a cabo las obras. Por estas cuestiones, proponen la utilización de medios mecánicos para bajar las medias reses de los camiones y evitar así el “hombreo” para su descarga como solución temporal.

En la otra vereda se encuentra el sector exportador, aglutinados por el Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC) quien asegura que estaban las condiciones dadas para llevar a cabo las adecuaciones de las plantas faenadoras y asevera que los costos que requiere poder hacerlas no es realmente representativo, criticando a aquellos actores que hoy denuncian que no es viable aplicar este nuevo sistema.

Lo cierto es que la medida, de aplicarse, resultará en un antes y un después para la industria y el comercio de carne vacuna, que no solo afectará a las plantas faenadoras, sino que también impactará en las carnicerías, que pasarán a trabajar con trozos más pequeño que la media res, al mismo tiempo que supondrà una mejora en las condiciones para los trabajadores. Tanto los matarifes como los exportadores coinciden en que la medida es necesaria, pero hasta el momento no existe un punto en común respecto a cuándo y cómo aplicarla y las acusaciones mutuas comienzan a tomar cada vez más volumen.

A favor

La medida impulsada por el Gobierno nacional tiene dos apoyos concretos: el sector exportador y el sindicato que engloba a los trabajadores del sector. En el primer caso, es el Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC) quien empuja y promueve la iniciativa con una férrea defensa, ya que considera necesario un nuevo sistema de comercialización en el mercado interno, que si bien no es su principal destino, participa en el mismo y, de hecho, lo hace en programas acordados por el Gobierno.

En diálogo con Infobae, el presidente de ABC, Mario Ravettino, aseguró que la medida se tiene que “implementar porque tenemos un sistema arcaico y antiquísimo de distribución de las medias reses que atenta contra la salud del consumidor, contra el precios de la carne en el mostrador y contra la salud del trabajador que descarga al hombro un promedio de 100 medias reses por día de 120 kilos cada una, cuando por normativa y legislación de la OIT nadie puede llevar al hombro mas de 25 kilos”.

Ravettino confía en que no se dará vuelta atrás con la iniciativa y criticó a quienes no se adecuaron a la normativa, ya que “han tenido más que suficiente tiempo para hacerlo. La inversión en cuarteo es muy mínima: dos palcos, dos sierras automáticas, dos etiquetadoras y una balanza. Es una inversión de 1,8 millones de pesos. Si consideramos hoy que una jaula de hacienda sale 4 millones, el que no puede hacer esa inversión no podría estar en el negocio”.

Pero el dirigente empresario apunta más allá la razón por la cual existe un rechazo a que el troceo empiece en una semana. “Cuando escucho voces en contra, lo relaciono con la gran informalidad que hay en el sector, porque se empieza a trocear y trazar la carne con una etiqueta y todo lo que es evasión impositiva se empieza a encauzar. En una cadena que tiene una evasión de US$ 1.000 millones al año, cada vez que se intenta impulsar un proyecto que combata la informalidad, tenemos opiniones en contra”.

Por su parte, el presidente de la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne y sus Derivados, Alberto Fantini, se pronunció a favor de la implementación del troceo y sostuvo que están “empujando esta medida para que, de una buena vez, nuestros trabajadores dejen de llevar la media res al hombro”. Asimismo, el dirigente gremial subrayó que “es una buena medida para toda la población en general, porque Argentina es uno de los pocos países que siguen usando este sistema”, y detalló las consecuencias que tiene el sistema de la media res para los trabajadores, entre las que se cuentan afecciones físicas y la necesidad de jubilarse diez años antes.

En contra

Si bien los frigoríficos consumeros y los matarifes entienden que es necesario cambiar de sistema de comercialización, dándole fin a la media res, sostienen que hoy no están las condiciones dadas, que las plantas no pudieron adecuarse por los altos costos que esto conlleva y por la falta de financiamiento, al mismo tiempo que piden ser escuchados y que se forme una mesa de trabajo para poder consensuar el cuándo y el cómo de la medida.

Al comienzo de la semana la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA) convocó a otras entidades del sector para manifestar y darle volumen a su reclamo de suspender la implementación presentado ante la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, y su par de Economía, Sergio Massa. No obstante, hasta el momento no parecen que desde el Gobierno harán lugar al reclamo.

En la misiva en la cual realizan dicho pedido, las cámaras empresarias consideran que como el grueso de las plantas no se pudieron adecuar “deban cesar sus actividades más de 300 establecimientos con las consiguientes secuelas socio económicas y afectación de las fuentes de trabajo” y que “esta situación provocará concentración de la actividad en determinadas plantas afectando el libre juego de la oferta y demanda, encareciendo los servicios de faena, con impacto negativo en las dos puntas de la cadena, afectando a los productores por baja en el precio de la hacienda al mismo tiempo que se encarecerá el precio final de la carne en mostrador”.

Además, indicaron que, como sucede con la media res, tampoco comparten “la idea de que carguen del mismo modo inhumano y antihigiénico los cuartos de hasta 32 kilos, tal como lo propone la medida aludida, habiendo medios mecánicos sencillos y económicos de carga y descarga que podrían utilizarse para esta tarea. Y si los medios mecánicos son aptos para descargar cuartos también lo son para descargar medias reses, evitando el sacrificado esfuerzo de los trabajadores”.

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