EL LITIO YA NO ES DE LOS ARGENTINOS, SINO DEL MONOPOLIO LITÍFERO

(Lic Pablo Rutigliano Presidente & Fundador Cámara Latinoamericana del Litio) – La cruda y desgarradora realidad del litio en nuestro país no deja de asombrarnos y de provocar indignación. A medida que observamos cómo se han ido dando cada uno de los pasos, nos encontramos inexorablemente atrapados en la consolidación de un simple monopolio en la República Argentina. La historia de nuestro litio es un relato de oportunidades desaprovechadas y decisiones equivocadas, en el que todo parece haber madurado bajo teorías y conceptos impregnados de intereses personales y egoístas, con un escaso impacto en beneficio de todos los argentinos. Frente a niveles de pobreza alarmantes, que jamás ningún político ha logrado doblegar, este indicador tan sensible refleja un pueblo que observa con desesperanza y anhela un cambio significativo en su realidad, un cambio que beneficie a todos.
La situación es más que alarmante. A medida que las empresas extranjeras despliegan sus tentáculos en nuestras tierras, un gran potencial económico se ve amenazado por prácticas poco transparentes. En definitiva, lo mismo de siempre: funcionarios bien financiados que operan al margen del interés nacional, mientras, del otro lado, se encuentra un pueblo empobrecido al que le han amputado su futuro. A pesar de todo el vasto potencial económico que posee Argentina en relación a sus recursos mineros, especialmente el litio, la realidad nos muestra un panorama desolador.
Este gran potencial minero y la importancia del litio en Argentina han atravesado innumerables etapas, cada una de ellas marcada por decisiones políticas erráticas y la falta de un modelo sostenible que permita equilibrar este caudal. La historia de nuestra riqueza mineral ha sido mal administrada, y las oportunidades de desarrollo y prosperidad se han desvanecido. Es fundamental que las inversiones que se anuncian a bombo y platillo se capitalicen verdaderamente con empresas argentinas. Sin duda, estos son los procesos que la Secretaría de Minería de la Nación debería controlar, asegurándose de que las empresas litíferas cumplan con sus planes de inversión y que su capitalización se refleje en los estados contables de las compañías registradas en todo el territorio nacional.
Lamentablemente, debo informar que estas prácticas permisivas se han permitido sin ningún control sobre las empresas mineras. Muchas de ellas están constituidas con un capital social raquítico y poco comprometido, lo que plantea serias dudas sobre su capacidad de operar con responsabilidad y ética. Sus objetivos parecen limitarse a sostener el circo de inversiones que se arma alrededor de diferentes marketplaces operados por poderes extranjeros, principalmente China. La intervención de estos poderes ha distorsionado la realidad del litio en nuestro país, transformándolo en un recurso que beneficia a unos pocos en lugar de a la nación en su conjunto.
Mientras tanto, los señores feudales provinciales y entidades internacionales siguen una clara hoja de ruta para asociarse con empresas mineras, creando un espectáculo vacío y engañoso que no hace más que perpetuar el ciclo de dependencia y explotación. Eventos financiados por el propio monopolio, como dice el tango, donde el gato maula juega con el miserable ratón, se convierten en la norma, y distintos medios de comunicación, cumpliendo con la pauta, publican y anuncian inversiones de las cuales no se encuentran capitalizadas dentro de las compañías establecidas en Argentina. Es decir, que el dinero esté realmente ingresando al país se ha convertido en una ilusión.
De este modo, han disfrazado todos los planes de inversión que se encuentran desde afuera, sin que esa capitalización integre los estados contables. La falta de transparencia en estas operaciones es alarmante y plantea serias interrogantes sobre la verdadera naturaleza de estas inversiones. De esta manera, avivan y especulan los mercados internacionales sobre todas las compañías que cotizan en los diferentes mercados de capitales. Deberían ser multadas por estas prácticas de manipulación de inversión, especialmente en relación al precio de las acciones de esas empresas.
Por otro lado, cuando las provincias ricas en litio agitan con firmeza la protección de los recursos mineros, que según nuestra constitución pertenecen a las provincias, sería fundamental que asuman su responsabilidad en el control de estas prácticas. Estimados integrantes de la Mesa Nacional del Litio, ¿no deberían proteger con mayor rigor los recursos mineros y comenzar a considerar al litio como un commodity para que, de una vez por todas, se logre la transparencia y visibilidad de lo que verdaderamente genera la minería para un país federal y soberano?
Por todo esto, la denuncia presentada en la causa federal N° 3309/2023, relacionada con la subfacturación del precio del carbonato de litio y el impacto ambiental, es alarmante. Estamos hablando de pérdidas millonarias que afectan a Argentina, dólares que no posee ni la provincia ni la nación. La magnitud de estas pérdidas es devastadora, teniendo en cuenta que todos somos argentinos y luchamos por defender los intereses de nuestra nación. Sin embargo, todo esto ocurrió a raíz de la llegada del nuevo gobierno que eligió el pueblo argentino. Por el momento, no se ha cambiado nada. Lo más grave es que estas empresas, que fueron denunciadas anteriormente, siguen operando impunemente, y sus directores se pasean por distintos foros en complicidad con diferentes funcionarios, manifestando con arrogancia que el litio no es un commodity.
Es evidente que en esos tiempos (octubre de 2022), el carbonato de litio había alcanzado los USD 84,000 por tonelada, presentando un crecimiento descomunal. La especulación y las expectativas se dispararon, especialmente en las evaluaciones de inversiones de grandes fondos. Sin embargo, a partir de algunos cambios en el escenario, el precio del carbonato de litio comenzó una caída vertiginosa en marzo de 2023, y esta tendencia es difícil de revertir porque China ha comenzado a manipular el precio con diferentes órdenes de compra. La estrategia china ha sido clara: desinflar las valuaciones económicas de los activos mineros para volver a la carga, sosteniendo que el carbonato de litio sería transformado desde Asia.
En este contexto, los únicos capaces de comprar y monopolizar el litio son las empresas chinas, que actualmente dominan el mercado latinoamericano, disfrazándose para continuar con el proceso de expansión y crecimiento. Asegurándose de que las baterías de litio tengan un único lugar de producción: China. Esta dependencia del gigante asiático no solo compromete nuestra soberanía, sino que también pone en riesgo el futuro económico de Argentina.
Como información actual, el precio del carbonato de litio ha caído a niveles de 2019, alrededor de USD 10,000 por tonelada. Muchos de los que negaron la naturaleza del litio como commodity, es decir, aquellos que brindaron grandes discursos sobre su importancia estratégica, hoy se encuentran preocupados y atónitos, intentando explicar lo inexplicable. La verdad es que el litio ya no es más de los argentinos. Este es un momento crítico para reflexionar sobre cómo se ha jugado este mapa geopolítico y el escaso interés que parece tener para nuestras autoridades.
Volviendo al actual gobierno, que se dice defensor de ideas de libertad, creo que sería fundamental permitir la formación de un mercado de metales (MMARG) Proyecto de ley 2403/2023 para que los precios del carbonato de litio se establezcan desde Argentina y, sobre todo, desde Latinoamérica. Sin embargo, esto fue rechazado, y se permitió algo aún peor: que una de las empresas más grandes del mundo, Rio Tinto, adquiera todos los activos mineros, formando un claro monopolio en la industria litífera. La pregunta es: ¿dónde está el gobierno que promueve la libertad y ha permitido la formación de un monopolio violando lo establecido en la Constitución Nacional art 42 ?
Es fundamental que se pregunten al secretario de minería para que brinde explicaciones y responsabilidades. No podemos seguir permitiendo que nuestras riquezas sean gestionadas por entidades que no tienen el más mínimo compromiso con el bienestar de nuestra nación. La falta de rendición de cuentas y transparencia es inaceptable.
En fin, nadie se salva; el anterior gobierno no permitió la visibilidad ni la transparencia, y el actual no está promoviendo el desarrollo de la libertad que tanto se defiende. Quizás sea hora de mostrar la verdadera realidad de la minería. Las comunidades locales, que deberían ser las principales beneficiarias de la riqueza mineral, a menudo son las más afectadas por la explotación. La falta de una política minera integral que priorice el bienestar social y ambiental ha llevado a la desconfianza y el resentimiento entre la población.
Además, la necesidad de un marco regulatorio que garantice la sostenibilidad y la equidad en la explotación de los recursos naturales es más urgente que nunca. La gestión responsable del litio no solo podría significar un impulso económico para Argentina, sino también una oportunidad para liderar en la transición energética global. Sin embargo, para que esto ocurra, es imperativo que los intereses nacionales prevalezcan sobre los intereses foráneos.
Aquí dejo un fragmento de mi libro, escrito durante la pandemia, titulado “La revolución del litio”:
“La digitalización de los contratos en la industria minera puede contribuir a mejorar la transparencia en los acuerdos comerciales, permitiendo a las empresas mineras y a sus socios compartir información y documentación de manera más eficiente y confiable. Esto puede ayudar a reducir la posibilidad de errores o fraudes, así como a mejorar la seguridad de los datos y la gestión del riesgo en la cadena de suministro. La tecnología blockchain, por ejemplo, puede ser utilizada para registrar y verificar los contratos y transacciones

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