Camila tiene 12 años y fue diagnostica con hipoacusia a los 4. La falta de equipamiento compromete su aprendizaje y su conducta: “Se pone mal y se atrasa un montón en la escuela”, aseguró su mamá.
La familia Romero del barrio Ongay está desesperada porque su hija de 12 años sufre una importante deficiencia auditiva y necesita un procesador nuevo para seguir escuchando.
Su mamá, Aldana Romero, contó que hace tres años viene solicitando a la obra social Incluir Salud el equipamiento que necesita la niña pero que aún no obtuvo respuestas. “Inicié el expediente pero nunca me dieron una solución. Me dicen que no hay plata, que no llega ningún insumo y que tengo que seguir esperando”, manifestó.
“Necesita una batería recargable, cable bobina y la bobina. Cuando termine la batería del que ya tiene no va a poder escuchar más. Esto ya me pasó hace dos años y ella se pone muy mal”, señaló Aldana.,
La pequeña estudia y la falta de equipamiento compromete su aprendizaje y su conducta: “Se pone histérica, no le gusta nada y se atrasa un montón en la escuela”, aseguró.