En distintos lugares linderos al cementerio San Juan Bautista, se dieron hace algunos años una serie de extrañas apariciones consideradas paranormales. Actualmente disminuyeron, pero cada tanto vuelven a manifestarse. Algunos vecinos del asentamiento lindero a la casa Pecarevich en el Barrio Virgen de los Dolores, contaron extrañas experiencias ocurridas en esos lugares.
La ciudad de Corrientes, con sus calles, sus barrios y lugares, encierra distintas historias, mitos y leyendas que se fueron transmitiendo de generación en generación y que fueron surgiendo del imaginario de los vecinos de esa zona, convirtiéndose en parte de su identidad. En una ciudad tan antigua, más que cuatricentenaria y llena de enigmas y misterios como Corrientes, no es novedad que surjan cualquier tipo de historias de fantasmas, aparecidos y entierros que pronto pasan a formar parte de las leyendas urbanas, algunas con agregados y otras no, pero todas con algún fundamento de realidad. El complejo habitacional del barrio Virgen de los Dolores, ubicado en las adyacencias del histórico cementerio San Juan Bautista, no es ajeno a las creencias sobre fenómenos paranormales o esotéricos. Y uno de los escenarios era la casa Pecarevich, sobre la que algunos vecinos manifestaron su temor debido a la presencia de fantasmas de niños y posiblemente la existencia de túneles que conectan con el histórico camposanto. En esta ocasión, a raíz de todos los fenómenos que ocurrían, El Litoral hizo un trabajo periodístico investigativo en toda la zona circundante y se descubrieron divergencias entre los miembros de la comunidad del barrio. Algunos antiguos vecinos descartaron los mitos en torno a la vieja construcción de la Casa Pecarevich y algunos encargados de obra descartaron la existencia de conexiones subterráneas con el cementerio capitalino aledaño.
Si bien el cementerio San Juan Bautista data de 1871, habitantes del barrio Virgen de los Dolores señalaron que la casa Pecarevich cuenta con aproximadamente 86 años actualmente y su construcción habría sido en las primeras décadas del siglo pasado. La proximidad con el camposanto y el relativo aislamiento en que la casa se encontraba con el casco céntrico histórico de la ciudad, sirvió para la formación de mitos y leyendas urbanas en torno a los antiguos campos de flores de la zona. Selva, una de las vecinas de la zona comentaba: “Yo no quiero ingresar a la casa Pecarevich porque desde chica escuché leyendas sobre fantasmas de niños que se perdieron en los campos de flores y que desaparecieron. También nuestros abuelos decían que los primeros dueños eran leprosos y que allí se hacían rituales de tipo desconocido. De solo pensar en entrar allí me pone la piel de gallina, no quiero imaginarme estar en esos lugares”. Otra habitante de esa barriada señaló que “algunos vecinos dicen haber visto fantasmas en esa casa y quieren que se demuela el edificio, pero estamos gestionando ante las autoridades para que sea remodelado y reutilizado con otros fines útiles para el barrio.”
Opiniones divergentes
Por otra parte un grupo de vecinos dicen desconocer los mitos que circulan en la barriada en torno a la casa y señalaron que podrían ser creencias relativamente nuevas. “Cuando éramos niños -señalan- jugábamos en los campos de flores y cultivos de la zona y nunca vimos nada. Incluso algunos entramos en la casa de los Pecarevich que tenía muebles lujosos y antiguos. Puede ser que los hechos que relatan hayan sucedido en otras épocas, pero nosotros no vimos ni sentimos nada.” Según consigna la arquitecta Marisol Maciel en su libro “El barrio Virgen de los Dolores”, los primeros asentamientos en torno al cementerio San Juan Bautista fueron recién en la década de los 60 en el siglo pasado. En tanto la casa Pecarevich habría sido ocupada informalmente hace unas cuatro décadas aproximadamente. Otra de las creencias que existen sobre esta construcción es la existencia de un túnel que conecta con el cementerio, ubicado a unos 200 metros. Hay vecinos que creen en la existencia de un túnel que comunicaba con el cementerio y lo relacionaron con la aparición de presuntos fantasmas en la zona. Sin embarg,o desde el Instituto de Vivienda de Corrientes señalaron que no existen los mentados túneles y que a pesar de su estado ruinoso, el edificio estuvo siendo habitado por dos familias, usurpado, que posteriormente lo abandonaron no se sabe en qué circunstancias.
En concreto, el cementerio San Juan Bautista y sus adyacencias, desde su instalación en esa zona, fue siempre en mayor o menor medida, centro de comentarios de apariciones fantasmales, o bien dentro del camposanto o en los lugares cercanos. Siempre hubo alguna leyenda o comentario sobre apariciones, por lo cual los vecinos de la zona ya están acostumbrados a este tipo de comentarios y no le dan mayor importancia, sean o no hechos verídicos.
En otras palabras, están acostumbrados a convivir con lo sobrenatural o paranormal. Se dice por ejemplo, entre los tantos casos comentados, que hay una aparición fantasmal que se la ve en pasillo central del cementerio, un caballero ataviado con ropas del siglo XIX, que camina lentamente y se detiene en la Cruz Mayor, donde desaparece. Otro caso es el de una monja que se la ve caminando entre los nichos y tumbas en los pasillos laterales donde finalmente desaparece. Casos sorprendentes que a más de uno le ponen la piel de gallina. Un caso impactante es el sucedido hace poco, un mes y medio atrás aproximadamente. Contó un hombre, un vecino, que le fue a llevar flores a su madre, fallecida recientemente y cuando iba por el segundo pasillo lateral, al pasar le llamó la atención una señora que estaba sentada en un banco frente a un panteón, tenía ropa oscura y su rostro cubierto por una mantilla, de las que se usaban antes para ir a misa. Parecía estar sollozando, por lo que este hombre volvió sobre sus pasos para preguntarle si le pasaba algo, o si le habían querido robar. Pero para su sorpresa, en ese momento la mujer se levantó y caminó lentamente, hacia el panteón, atravesando las rejas que la separaban del pasillo, y allí desapareció. Es de imaginar como quedó el hombre, asustado y shockeado. Otra de las tantas historias que circulan en los cementerios y muchas de ellas recientes. El más allá siempre será un misterio, como la muerte.