Los chequeos regulares ayudan a evitar patologías graves

El 28 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Acción por la Salud de las Mujeres, fecha que se propuso para trabajar en favor de su atención, prevención y tratamiento, además de abordar las múltiples causas de enfermedad y muerte que las afectan.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la sociedad actual, las mujeres y las niñas deben estar protegidas, ya que representan a la población más vulnerable en lo que a la salud se refiere y, por lo tanto, sus necesidades deben ser prioritarias en cualquier país del mundo.

Existen distintas patologías que suelen afectar solo a las mujeres, ya que transitan situaciones de salud únicas de su genitalidad, como el embarazo, menopausia y otras condiciones relacionadas a los órganos femeninos.

Dentro de ellas, las más habituales son las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de mortalidad entre las mujeres. Respecto a los cánceres: el de cuello uterino y el de mama son los más frecuentes, y el cáncer de colon y pulmonar, siendo este último la principal causa de defunción. Asimismo, pueden padecer síntomas de depresión, ansiedad, enfermedades de transmisión sexual, diabetes, osteoporosis, entre otras.

“Al haber patologías que únicamente pueden ocurrirle a las mujeres, es fundamental que ellas se realicen los controles adecuados y pruebas de detección para prevenir en etapas tempranas estas enfermedades. Esto permite un mejor abordaje y un tratamiento más efectivo”, explica Valeria El Haj, directora médica nacional de OSPEDYC.

Prevención de las enfermedades más frecuentes

Causado por algunos tipos de VPH (Virus de Papiloma Humano). La infección por VPH es muy común en mujeres sexualmente activas. Existen varias herramientas para su prevención, tales como: la vacuna contra el VPH, el test de VPH y el PAP.

A partir de los 21 años, las mujeres deberían realizarse el examen de Papanicolaou, conocido como PAP, un estudio sencillo que detecta lesiones en el cuello del útero, lo que permite tratarlas antes de que se conviertan en cáncer. Con este estudio, comprobaron que se puede reducir en un 80% la incidencia y mortalidad por esta enfermedad.

La vacuna del HPV fue incorporada al Calendario Nacional de Vacunación en el año 2011 para todas las niñas de 11 años nacidas a partir del año 2000, y desde el 2017 se amplía para todos los varones de 11 años nacidos a partir del año 2006. El esquema completo es de dos dosis, separadas por un intervalo mínimo de seis meses, con el propósito de disminuir la incidencia y mortalidad por cáncer cérvico-uterino (CCU).

Cáncer de mama: se puede prevenir trabajando sobre los factores de riesgo y con un diagnóstico temprano en estadios donde el cáncer en más del 90% de los casos es curable. Para ello, el método recomendado es la mamografía. A partir de los 40 años, lo aconsejable por la OMS es una mamografía por año.

Cáncer de colon: se puede prevenir, ya que primero se produce un pólipo que si es extirpado a tiempo, evita la aparición del cáncer. Todas las personas mayores de 50 años deben realizarse estudios de detección tales como: test de sangre oculta en materia fecal y/o colonoscopía.

Depresión-Ansiedad: no deben menospreciarse situaciones en las que la mujer se sienta desanimada, triste, abatida o haya perdido el interés o gusto por las cosas. Frente a esto, se recomienda realizar una consulta oportuna con un profesional de la salud mental, para identificar el problema y las posibles soluciones o tratamientos.

Diabetes: es una patología que suele ser más frecuente en mujeres. Esta enfermedad puede causar problemas en el corazón, el cerebro, los ojos, los pies, los riñones, los nervios y otras partes del cuerpo. Con laboratorios de sangre se puede detectar la presencia de azúcar alta en la sangre.

Infecciones de transmisión sexual: las infecciones de transmisión sexual pueden hacer difícil embarazarse, afectar al bebé y causar otros problemas de salud. Las mujeres sexualmente activas deben efectuarse pruebas de detección de infecciones por clamidia, gonorrea, HIV, sífilis, entre otras.

Osteoporosis: es una patología que adelgaza y debilita los huesos. Es el tipo más común de las enfermedades óseas, ocasionando fracturas de cadera, de muñeca o de vértebras en mujeres adultas mayores. Se podrá prevenir la misma con una nutrición adecuada: ingerir alimentos con calcio, como la leche y derivados lácteos. Evitar el consumo excesivo de tabaco o alcohol, realizando ejercicio físico y tomando sol en horarios en que no haya riesgo de exposición a rayos ultravioletas. Esto último mejora los niveles de vitamina D, que ayuda al cuerpo a absorber el calcio necesario para tener huesos fuertes. Un examen de densidad mineral ósea (Densitometría) es la mejor manera para controlar la salud de los huesos.

Enfermedad cerebro vascular: después de los 75 años, esta enfermedad es más frecuente en mujeres y la mortalidad es mucho mayor en ellas. Por este motivo, es necesario tomar conciencia sobre su importancia, brindando información actualizada, estimulando la prevención y la adopción de conductas saludables desde edades tempranas, contribuyendo a mejorar su diagnóstico, tratamiento y pronóstico.

Sobrepeso y obesidad: esto puede ocasionar diabetes y enfermedades cardiovasculares. La mejor manera de saber si se tiene sobrepeso u obesidad es conocer su índice de masa corporal (IMC). Las personas con un IMC de 30 o más pueden estar obesas, lo cual se debería consultar con un médico.

“Es fundamental que todas las mujeres tengan acceso y se realicen los estudios anuales, ya que muchas patologías pueden prevenirse si son detectadas a tiempo. El rol de los profesionales de la salud es fomentar la realización de esos chequeos y acompañar a las mujeres en todo el proceso. Es importante el compromiso y la optimización de las consultas para poder asegurar el bienestar integral de todas las pacientes”.

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